La lectura de algunos epitafios evoca no tanto el pasado, aquello que fue, sino que imagina un futuro que rasga y rompe esa urdimbre de afrenta y opresión tejida durante un inacabable periodo de mal tiempo. Escribe a su estilo Camilo José Cela un epitafio dedicado a un poeta: Pasó como el huracán; sopló, devastó, arruinó, se hizo casero y murió. Y sus versos, ¿dónde están? que yo, honrando al maestro literato, traslado escarneciendo a esos arribistas de la política al uso y esos oportunistas en nómina de medios de comunicación a la caza y captura de audiencias insustanciales, a quienes señalo y acuso. Que el lector identifique con fisonomías y por actos a los aludidos sin nombrar.
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