Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de noviembre, 2009

Las cintas de mi capa

Qué hermosa es la nostalgia si evoca un tiempo feliz. El otoño, dicen las voces que así lo sienten, es la estación del recuerdo. En esta época, como en cualquier otra de buscarlos, acuden a la memoria activa esos episodios que describen el paisaje y las personas entre sones bien conocidos, muy queridos, siempre presentes; con sus respectivas letras, con sus respectivas imágenes que a fuerza de voluntad permanecen imborrables.     Cuando imponderables como el tiempo transcurrido y la distancia física, también la ausencia de los protagonistas en sus diferentes grados, dejan únicamente lugar a la evocación, es precisamente entonces, y con ansia enamorada, momento de escuchar los sonidos de la vida; momento de reproducir lo que fue y jamás ha de perderse mientras acompañe la intención y el deseo por vencer a la desidia, a la imposición, a la falacia, al sibilino mercantilismo, a las espurias inercias que acaban hasta con la fragancia de las flores, hasta con esos detalles, entrañables

Esto es lo que hay, en tres versiones

Lo vemos y lo oímos: Esto es lo que hay . Aunque no queramos mirar ni escuchar: Esto es lo que hay .     Es lo que hay y, aún peor, lo que abunda y lo que más cunde.     Finalizado el preámbulo podría concluir el artículo habiendo dejado escrito, en apenas un párrafo, en dos frases sentenciosas, todo lo que me he dispuesto a contar.     Esto es lo que hay.    No obstante, hay más. Sí, hay mucho más contenido en tan estricto y excluyente envoltorio.     La entonación, por ejemplo. Cambia sustancialmente, expresado o leído, un: ¡Esto es lo que hay!, del: ¿Esto es lo que hay?; o, ausentes los signos de puntuación, al modo aséptico, en tono comedido pero muy, muy intencionado, una octava menos que grave, carraspeando el hablante, tendiendo a lo cavernoso, pincelado de autoridad morbosa, de siniestro egotismo, actuando con gesto estudiado, la boca hacia lo fruncido, en un susurro que cala: Es lo que hay.     Carece de trascendencia el delimitar el énfasis, la agudeza oral, el