La vida no es una ni igual para todas las criaturas que pueblan el planeta Tierra y su acogedora atmósfera. Hay vidas de varias clases cuya enumeración resultaría prolija y, a buen seguro, redundante para las conciencias y los intelectos que así puedan considerarse y no mero producto de la adición a la silueta antropomorfa. No obstante, pemítaseme el atrevimiento, clasificaré en dos los tipos de vida, o, y es equivalente, los tipos que viven una y otra vida: las (los) que tienden a la plenitud y las (los) que tienden a la vacuidad. Cuál de ambas es más frecuente salta a la vista del que quiere ver y mirar. Quedándome en el concepto de vida, que integra el de los seres vivos-vivientes-vividores, decido que la primera, esa que tiende a la plenitud, escasea; mientras que la segunda, esa que tiende a la vaciedad, abunda. Sin incurrir en presupuestos filosóficos, que a veces más que explicar complican el entendimiento, opino que la vida considerada en sí misma, exenta de sens
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