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Credo de La Legión

El espíritu de El Tercio

José Millán-Astray, Francisco Franco y Rafael Valenzuela



El Credo legionario es la base espiritual de El Tercio, primera denominación, posteriormente La Legión Española. Promulgado en 1923.
Emana del estricto sentimiento legionario, considerando primordialmente el amor a la Patria, el espíritu militar y el de sacrificio. El Credo rinde culto al Honor y al Valor eludiendo el temor a la muerte.
Es a su vez el código de conducta propio e inherente de esta unidad tan significada del Ejército Español. Estímulo y deber para sus integrantes.

1.º El Espíritu del legionario: Es único y sin igual, de ciega y feroz acometividad, de buscar siempre acortar la distancia con el enemigo y llegar a la bayoneta.
2.º El Espíritu de compañerismo: Con el sagrado juramento de no abandonar jamás a un hombre en el campo hasta perecer todos.
3.º El Espíritu de amistad: De juramento entre cada dos hombres.
4.º El Espíritu de unión y socorro: A la voz de ¡A mí La Legión!, sea donde sea, acudirán todos y, con razón o sin ella, defenderán al legionario que pida auxilio.
5.º El Espíritu de marcha: Jamás un legionario dirá que está cansado, hasta caer reventado. Será el cuerpo más veloz y resistente.
6.º El Espíritu de sufrimiento y dureza: No se quejará de fatiga, ni de dolor, ni de hambre, ni de sed, ni de sueño, hará todos los trabajos, cavará, arrastrará cañones, carros; estará destacado, hará convoyes, trabajará en lo que le manden.
7.º El Espíritu de acudir al fuego: La Legión desde el hombre solo hasta La Legión entera, acudirá siempre donde oiga fuego, de día, de noche, siempre, siempre, aunque no tenga orden para ello.
8.º El Espíritu de disciplina: Cumplirá su deber, obedecerá hasta morir.
9.º El Espíritu de combate: La Legión pedirá siempre, siempre, combatir, sin turno, sin contar los días, ni los meses, ni los años.
10.º El Espíritu de la muerte: El morir en el combate es el mayor honor. No se muere más que una vez. La muerte llega sin dolor y el morir no es tan horrible como parece. Lo más horrible es vivir siendo un cobarde.
11.º La Bandera de La Legión: Es la más gloriosa porque está teñida con la sangre de sus legionarios.
12.º Todos los hombres legionarios son bravos: Cada Nación tiene fama de bravura; aquí es preciso demostrar qué pueblo es el más valiente.



Teniente coronel José Millán Astray y comandante Francisco Franco

El insigne historiador militar, General de Caballería Rafael Casas de la Vega, redunda expositivamente en el trascendental aspecto del espíritu. El fundador de la Legión, el entonces Teniente coronel José Millán-Astray Terreros, concibe la Unidad como una manifestación sublime de amor a España, y al mismo tiempo como una profesión de fe en los más humildes, en los más desarraigados, en los despreciados por la sociedad.
El Tercio se crea (año 1920) para romper el molde podrido de unos soldados que no sirven para la ofensiva. El espíritu legionario era acometividad, impulso salvaje para llegar, fuerza para atreverse a todo y romperlo todo. Por eso su espíritu es único y sin igual.
La Legión era el apoyo mutuo, la seguridad en el de al lado y en el otro y en el otro. Pero no basta con el compañerismo, que crea unidad militar, ni con la amistad, que crea solidaridad humana; hay que llegar más allá por el compañero, por el amigo que pide auxilio. El Legionario no es un juez o un fiscal. El Legionario no enjuicia, ayuda a los suyos siempre porque son suyos; de la misma manera que ama a la Patria o a su madre, sin más razones, ni más juicios.
Frente a la abulia, frente a la pereza de los hartos, la llamada a rebato de los capaces de sacrificio. La llamada a la más profunda hombría, que sabe superarse y amoldarse y aguantarse, con la actitud ascética que conviene a aquella guerra y a cualquier guerra.
La disciplina tiene que tener ese toque extremado y violento: hasta morir.
En una entrega total, como pide el amor, no cabe turnar con nadie; nadie puede hacer lo que la Legión hace; nadie puede sustituirla porque nadie puede despreciar el cansancio, el dolor, la angustia. Nadie como un Legionario está en condiciones de situarse fuera del tiempo, del dolor, frente a la muerte aceptada con humildad, abnegación y gallardía.
Este es el espíritu legionario; famoso porque ha sido capaz de vencer en todas las batallas.

José Millán-Astray Terreros, primer Jefe de La Legión.

Imagen de lalegion.es

Rafael Valenzuela Urzáiz, segundo Jefe de La Legión.

Imagen de todocoleccion.net

Francisco Franco Bahamonde, tercer Jefe de La Legión.

Imagen de lalegion.es


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