Ir al contenido principal

Los villancicos del padre Antonio Soler Ramos

Musicólogo, compositor y organista



Compositor y organista, Antonio (o Antón) Soler Ramos es una de las figuras del panorama musical español y europeo de la segunda mitad del siglo XVIII. Fue un notabilísimo teórico musical y un fecundo creador al que se atribuyen más de 400 obras, destacando sus:
más de 200 sonatas para teclado,
6 quintetos para cuarteto de cuerdas y órgano,
6 conciertos para dos órganos,
6 Conciertos para dos violines, viola y clave,
9 misas,
25 himnos religiosos,
5 réquiem,
60 salmos,
13 Magnificat,
21 obras para los servicios fúnebres,
5 motetes,
12 Benedicamus y
132 villancicos.

Antonio Soler Ramos nació en Olot, provincia de Gerona, el 3 de diciembre de 1729. A los seis años ingresó en la escolanía del monasterio de Montserrat, contando entre sus maestros a los músicos Josep Elies, Benet Esteve y Benet Valls.
En 1750 se convirtió en el maestro de capilla de la catedral de Lérida y en 1752 fue ordenado subdiácono.
Ese mismo año de 1752 viajó a Castilla para unirse a la comunidad de monjes del monasterio de El Escorial, donde tomó el hábito, profesando doce meses después. En este monasterio desempeñó la tarea de organista y maestro de capilla, sustituyendo a Gabriel de Moratalla, hasta su fallecimiento acaecido el 20 de diciembre de 1783. En El Escorial se conserva el primer villancico que compuso, en 1753, a ocho voces.
En Madrid estudió con los maestros José de Nebra y Domenico Scarlatti. El propio Nebra junto a los maestros músicos Conforte y Casellas, escribieron las recomendaciones impresas en el principio de la obra maestra teórica de Antonio Soler titulada Llave de la modulación, de 272 páginas y fechada en 1762.
Las actas capitulares del El Escorial hablan de Antonio Soler como un hombre cultivado y activo, profundo conocedor del latín, hábil organista y esmerado compositor, de conducta intachable e infatigable en su dedicación a la música. Avales que influyeron para que la familia real de Fernando VI y Bárbara de Braganza, primero, le manifestara su predilección en las tardes musicales de estío en El Escorial, y posteriormente el sucesor de Fernando VI, su hermano Carlos III y su esposa María Amalia de Sajonia, designaran al monje músico como profesor de clave de su hijo, el infante Gabriel de Borbón, para quien compuso una buena muestra de música de cámara.
En 1765 eran ya cuatro los libros de sonatas para teclado que había compuesto, además de cuantiosos proyectos de obras eruditas.
Entusiasta de las matemáticas y maestro en la construcción de órganos, Antonio Soler creó un instrumento llamado afinador o templante, de tecla y cuerda, con el propósito de demostrar la división matemática del tono musical.
Antonio Soler distribuyó sus sonatas en tres cuatro movimientos y una fuga final, innovando las tradicionales sonatas compuestas de un solo movimiento. En las sonatas introdujo frecuentemente los ritmos de danzas españolas como la jota, el bolero y el polo.
Sus piezas litúrgicas para órgano, tituladas: IntentoPaso o Verso, ponen aún más de manifiesto la tradición española y son muy significativas en el conjunto de su producción instrumental.
Sus composiciones vocales son también notables y han trascendido al tiempo de su configuración. Estas piezas escritas en español y no en latín (misas, letanías, cantatas, himnos, salmos, etc.), han despertado el mayor interés en el público, destacando los villancicos acompañados con instrumentos tales como A Belén a ver (1753), Dos gitanas y un gitano (1765), Con garbo, muchachos (1772), los villancicos escritos a cinco, seis, siete u ocho partes con acompañamiento instrumental de violines con aditamento ocasional de flautas o de trompas o de gaita y salterio, entre ellos: Ciego y Lazarillo (1762), Ángel (1768), Dos maestros de capilla (1764), Ángel, San José y Nuestra Señora (1769), Antón y Gila (1769), Niños (1769) y Cazadores (1772); y las 21 piezas dramáticas catalogadas en autos sacramentales para Pedro Calderón de la Barca, entremeses, sainetes, tonadillas, etc.
Por su música y su didáctica, se considera a Antonio Soler Ramos el maestro por excelencia de la escuela de clave español.


Antonio Soler Ramos

Entradas populares de este blog

Las tres vías místicas. San Juan de la Cruz

Siglo de Oro: La mística de san Juan de la Cruz Juan de Yepes y Álvarez, religioso y poeta español, nacido en Fontiveros, provincia de Ávila, el año 1542, estudió con los jesuitas, trabajó como camillero en el hospital de Medina del Campo, e ingresó a los diecinueve años como novicio en el colegio de los carmelitas con el nombre de fray Juan de Santo Matía. Prosiguió sus estudios en Salamanca y en 1567 fue ordenado sacerdote. Regresó entonces a Medina del Campo, donde conoció a santa Teresa de Jesús, quien acababa de fundar el primer convento reformado de la orden carmelita y que tanto le había de influir en el futuro. San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús Imagen de stj500.com Juan de la Cruz se hallaba animado de los mismos deseos reformadores de la santa, y había conseguido el permiso de sus superiores para mantenerse en la vieja y austera devoción de su orden.; desde ese momento tomó el nombre de fray Juan de la Cruz y comenzó la reforma del Carmelo masculin

Descubridor del Eritronio-Vanadio. Andrés Manuel del Río

Mineralogista y químico, el madrileño Andrés Manuel del Río Fernández, nacido en 1764, es el descubridor del elemento químico Vanadio. Andrés Manuel del Río Imagen de omnia.ie En su infancia escolar destacó en el aprendizaje de latín y griego, posteriormente se graduó de Bachiller en Teología en la Universidad de Alcalá de Henares, y en 1781 inició sus estudios de física con el profesor José Solana.     Andrés Manuel del Río fue un alumno modélico en Física y Matemática. El ministro José de Gálvez en 1782 lo incorporó en calidad de pensionado en la Real Academia de Minas de Almadén, para que se instruyera en las materias de mineralogía y geometría subterránea con los maestros internacionales elegidos para el desarrollo científico e industrial de España. En Almadén dio inició su largo periplo por instituciones científicas de prestigio, forjando la actividad profesional que le caracterizaría. El propósito de la Corona por favorecer el desarrollo de la minería y la metalurgia en España y