Ir al contenido principal

Adicto a la pesquisa


Mi afán investigador es vocacional. Se mire por donde se mire, es un magnífico propósito que sólo admite una interpretación.
Aspiro a descubrir la otra parte de todo aquello que preside los actos humanos, la cara oculta de una realidad tangible aunque a posta velada. Dedico el esfuerzo que puedo, mis posibilidades como humano son limitadas, a resolver los enigmas sucesivos que, de modo intuitivo, conducen de lo pequeño a lo grande, de la tendencia al magisterio y de la sospecha a la certidumbre. Es una tarea edificante.

André Masson: El laberinto, 1938. Colección particular, Roma.


Y un desafío.
El de nadar contracorriente y el de sumergirse en aguas profundas, agitadas y oscuras, sin otra ayuda que la del libre albedrío, el más valioso y propio de los guías, y el convencimiento de actuar con los cinco sentidos a pleno rendimiento para escapar de la faramalla y la farfolla.
La necesidad obliga.
Llegará al grado de insoportable la presión, está al caer primero el anuncio, un tanto edulcorado, y después la sentencia, cumpliendo fases exentas de indulto.
No hay nada improbable ni ajeno al descuido o a la confianza ciega en la redención de las conductas. En el laboratorio de la unicidad y el igualitarismo la ideología modela los objetivos y a éstos no los varía nada, salvo su afortunada destrucción por un error de cálculo, a veces pasa, o por una determinación a prueba de miedo. Estas lacras tendentes a la devastación de la esencia y la trascendencia, al igual que las catástrofes naturales, son cíclicas y se ceban en regiones del planeta donde el caldo de cultivo borbotea en su caldero.
Males evitables pero incombustibles. El pulso no cede, la razón avisa: el terreno está abonado y una vez hecha la siembra el tiempo de la cosecha es un puro trámite, con entrada y salida por la misma boca riente, el acceso al paraíso mortal.

Entradas populares de este blog

Las tres vías místicas. San Juan de la Cruz

Siglo de Oro: La mística de san Juan de la Cruz Juan de Yepes y Álvarez, religioso y poeta español, nacido en Fontiveros, provincia de Ávila, el año 1542, estudió con los jesuitas, trabajó como camillero en el hospital de Medina del Campo, e ingresó a los diecinueve años como novicio en el colegio de los carmelitas con el nombre de fray Juan de Santo Matía. Prosiguió sus estudios en Salamanca y en 1567 fue ordenado sacerdote. Regresó entonces a Medina del Campo, donde conoció a santa Teresa de Jesús, quien acababa de fundar el primer convento reformado de la orden carmelita y que tanto le había de influir en el futuro. San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús Imagen de stj500.com Juan de la Cruz se hallaba animado de los mismos deseos reformadores de la santa, y había conseguido el permiso de sus superiores para mantenerse en la vieja y austera devoción de su orden.; desde ese momento tomó el nombre de fray Juan de la Cruz y comenzó la reforma del Carmelo masculin

Antropología de la esperanza. Pedro Laín Entralgo

Médico, antropólogo, filósofo y ensayista, Pedro Laín Entralgo, nacido en la turolense localidad de Urrea de Gaén el año 1908, estudió medicina y química y fue profesor de Historia de la Medicina en la Universidad Complutense hasta 1978, año en que se jubiló de la docencia presencial, fundador de las revistas  Cuadernos Hispanoamericanos ,  Archivos Iberoamericanos de Historia de la Medicina  y  Asclepio  y miembro y presidente de la Real Academia Española, de la de Medicina y de la de Historia. Ha publicado numerosos trabajos de investigación en el campo médico, por ejemplo  Medicina e Historia , de 1941;  Estudios de historia de la medicina y antropología médica , de 1943;  Mysterium doloris: Hacia una teología cristiana de la enfermedad , de 1955;  La relación médico-enfermo: historia y teoría , de 1964,  El médico y el enfermo , de 1969;  Ciencia y vida , de 1970;  La medicina actual , de 1973; y  Ciencia, técnica y medicina , de 1986. Ha estudiado y trabajado cuestiones propias de