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El significado y su traslación práctica


Ni sí ni no sino todo lo contrario y depende.


A las palabras habladas se las lleva el viento, las escritas sucumben al fuego, y tanto a una como a la otra las elimina el tiempo. Son tres maneras de indicar la fragilidad de lo dicho y registrado cuando su valor de antaño en el presente ha fenecido.
    Pero hay otros modos de distorsión y supresión de aquello otrora ampulosamente dicho y solemnemente registrado. La conveniencia manda y a su son bailan las palabras una danza invisible, y si te he visto no me acuerdo.
    Se impone la utilidad, el utilitarismo, doctrina que adopta lo útil como criterio de la acción y, generalizando, como principio de los valores morales.
    Con uve inicial de valor también se escribe verdad y vacío; a la uve de verdad se adhiere el concepto de virtud y se opone el de vacío; un vacío de carácter transaccional superable por el simple deseo, pero lo que fácilmente puede llenarse, acabando con el vacío, fácilmente puede mantenerse metafóricamente dibujado de frontera, un límite a la materia, por ejemplo legislativa, que mantenga expedito de regulación un camino de salida, una vía de servicio, una senda de escape. A la verdad la solapa la uve de versión.
    Parece una divagación, aunque en realidad es una vaguedad absolutamente intencionada. La vaguedad del símbolo, por ejemplo el judicial, la justicia en sentido lato, se caracteriza por la existencia de referentes, objetos de referencia, a los cuales es intrínsecamente imposible decir si el símbolo es o no aplicable. Divagación, vacío legal, farfolla. A la uve de vaguedad, las vaguedades semánticas, se acopla la variación, las variaciones en la aplicación del término por los que usan en su provecho el lenguaje. Un concepto vago, un significado vago, son un concepto o un significado que no tienen aristas bien definidas y perfiladas, que no están bien circunscritos; que es lo que en ocasiones se pretende. A veces ocurre que parte del concepto o del significado, o del significado del concepto, coincide con una parte de otro concepto o significado, o de otro significado de un concepto; maraña técnico-legal que agota el entendimiento y la paciencia produciendo aberraciones como las grabadas por el sueño de la razón desvaída.
    Enredo artificioso, causa probable de nulidad y vuelta de hoja. Resoluciones ambiguas que ni resuelven ni acotan ni satisfacen a la parte perjudicada, a la víctima que también escribe su desazón con uve de virtualidad.
    El temible sí pero no elevado al parlamento.
    La oprobiosa ambigüedad traída a colación por el infractor irredento: es así pero así no es. Todo se fía a la interpretación. Interpreta el juez la voluntad del legislador; interpreta el legislador la voluntad popular; interpreta el ejecutivo por decisión colegiada la voluntad del momento de una sociedad indefinida por sus representantes. La interpretación preside el tribunal de las propiciaciones y el cuarto poder asume la tarea de justificación y no pocas veces la de influir para decantar el fiel de la balanza al lado que más calienta. Léase componenda, vieja praxis en el mundo nuevo de la composición sobre la marcha.
    La componenda es ambigua, le falta claridad en la expresión, o le sobra borrosidad. La expresión de ambigüedad alude imprecisión, duda, desconfianza y también su antónimo posibilidad; una palabra dada y un comportamiento hecho son ambiguos si el protagonista de la acción y la dación no define a las claras sus actitudes y opiniones. En cuanto al lenguaje ambiguo, su incidencia en el receptor es variable por lo que le motiva incertidumbre y confusión.
    Y pese a parecerlo, lo que ni siquiera admite la atenuante de ambigüedad es la diferente aplicación de la ley según el sexo del acusado o demandante, lo que la califica de discriminatoria y a su aplicador de discrecional; en definitiva: no somos iguales ante la ley cuando el ordenamiento jurídico se supedita a un mandato de oportunidad política.

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