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Mostrando entradas de febrero, 2017

Opinión solicitada

Doy mi opinión si me la piden, ya sabes. No hace falta que extienda argumentos para justificar una conducta lógica, de sentido común. Hay que prever los acontecimientos con suficiente distancia y medios intelectuales para evitar que las andanadas de la decepción o la envidia, muy parejas ellas, salpiquen o acierten en la diana. Sólo doy mi opinión si me la pide alguien que a mi juicio merece la entrega de lo que me solicita. Es un criterio de racionalidad.     Te vi aquellos días, pero como si no te hubiera visto. Los dos andábamos ocupados con asuntos personales, eso dijimos y era cierto en ambos casos. Cruzamos unas palabras y unos gestos sin fecha concreta, casi deprisa, concertamos un encuentro posterior, en algún momento propicio, y poco más. Ese fue el marco.     El escenario no difería del periplo itinerante en el que nos ejercitamos. Tú a lo tuyo, metida en el papel de la reivindicación; el tiempo pasado a rastras. Los episodios anteriores circulando en paralelo a las ganas

Hay mucho que saber y es poco el vivir, y no se vive si no se sabe. Baltasar Gracián

Máximas Escritor español del Siglo de Oro, Baltasar Gracián y Morales es, junto a Francisco de Quevedo, el máximo representante del conceptismo. Como buen conceptista, Gracián fue un enemigo declarado del culteranismo, la otra gran corriente literaria del barroco español. Maestro y defensor de la concisión, opuso a la ampulosidad expresiva culterana una prosa de frases cortas y descarnadas, un estilo lleno de paradojas, agudezas, sentencias, chistes y juegos de palabras, en el que predomina la formulación de ideas y conceptos. “Lo breve, si bueno, dos veces bueno”, escribió en una máxima célebre. Su obra magna es  El Criticón , una novela que presenta su particular visión del desengaño humano. En el orden literario, Baltasar Gracián es el autor de  Agudeza y arte de ingenio , la obra que mejor define la estética conceptista. Baltasar Gracián Imagen de luisgre.wordpress.com Nacido en 1601, de familia culta y acomodada, ingresó como novicio en la Compañía de Jesús. Cur

Cambio de actitud

¿Y si los que podemos optamos por la perspectiva heroica?     Harto de poner la otra mejilla, el personaje central de una historia moralizante, con su comportamiento ejemplar a cuestas, planta sus reales, muestra sus poderes y pone fin al contubernio habitual en los relatos al amor de la lumbre. ¡Hasta aquí hemos llegado!     ¡Ahora es mi turno!     Juega y gana.     La virtud acompaña a los decididos en la defensa de las causas justas de ámbito universal. En otras palabras: nadie de los presentes es mejor que yo ni nadie entre los ausentes, pero con vigencia en el registro de los vivos y colendo, dicta los capítulos de mi historia.     A veces, casi como un acontecimiento que se aloja en el olvido alimentado con la segunda embestida de meteoro, algunas veces sin que sirva de precedente, faltaría más, cambian las tornas y, mira tú por donde, el arrastrado se rebela, endereza el rumbo, voltea el cuadro y de víctima pasa a justiciero, de empujado a coloso y del sacrificio a l

El control del Pacífico septentrional. Esteban José Martínez

El Imperio en América del Norte: Ocasión propicia para un banquete y salvas de honor Fuerte de San Miguel de la Isla de los Cedros Junio de 1789 en El surgidero de San Lorenzo (Ensenada de Nutka) El sevillano Esteban José Martínez Fernández y Martínez de la Sierra, nacido en 1742, tuvo su bautismo de mar en calidad de grumete en 1759, embarcado en el navío  Príncipe Lorenzo  que surcaba en descubierta las aguas del Mar del Sur, periodo que duró un año. La siguiente salida fue en 1762, a bordo del navío  El Fénix , de la Real Armada española, ya como marinero; y al tercer embarque, en la misma nave, manifestó su deseo, y puede que aptitud, para incorporarse a las tareas marineras como segundo piloto sin que le concediera el mando tal privilegio. Hubo de pasar tiempo y Esteban José Martínez de cambiar de continente, llegado al Nuevo Mundo, para que su aspiración culminara en hecho; el virrey Antonio María de Bucareli y Ursúa lo nombró segundo piloto del apostadero de San Blas,