Con el tiempo aún a favor de solazarse a la intemperie, las calles brindan un ambiente hospitalario al viajero curioso o en tránsito, y los vecinos, con más o menos años de residencia en su haber, una educada disposición a dejarse preguntar y a compartir la oferta de lo propio. Los matizados semblantes de los unos y los otros confluyen en la hora del asueto donde cualquiera puede verlos, bien sea para inscribirse en la memoria que luego recuerda, mera anécdota a veces, bien para sentir intensamente el hormigueo de una similitud preservada en una actuación a la recíproca. Un veterano par de ojos mira así, queriendo encontrar desde hace mucho un destello de evocación en el mundo en torno. A este hombre al que no se atribuye historia que suscite el interés ajeno, la vida se le dibuja con poco lustre y con escaso mérito siendo benevolente el juicio; es cosa admitida y no va más allá. Pero un día de los que anticipa el otoño, sin otro aviso que la continuada espera de que eso fuera
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