El Imperio en Asia: las misiones y crónicas del agustino Martín de Rada
Al misionero agustino, embajador, tratadista y cartógrafo Martín de Rada Cruzat, nacido en la capital navarra, Pamplona, el año 1533, se le considera el primer sinólogo (especialista en las lenguas y culturas de China) de la historia.
Siendo un adolescente, sus padres lo enviaron junto a su hermano Juan a la Universidad de París para estudiar griego y ciencias exactas, físicas y naturales, disciplinas a las que Martín agregó la matemática, geografía y astronomía. Finalizado el periplo parisino, continuó su aprendizaje en la Universidad de Salamanca. En esta época de intensa actividad intelectual le llegó la vocación religiosa, a la que satisfizo ingresando en la Orden de los Agustinos el año 1554; en la universidad salmantina inició los estudios teológicos, prosiguiéndolos en Toledo.
En 1560 Martín de Rada eligió la práctica misionera en el Nuevo Mundo, embarcándose e la nao Trinidad que en mayo de 1561 zarpó de Sanlúcar de Barrameda, y al cabo de tres meses puso pie en México. Enseguida le orló una merecida fama de hombre ingenioso, políglota culto (confesando en lenguas nativas), buen teólogo y eminente matemático y astrólogo. Una trayectoria ejemplar que varió su rumbo en 1564 al integrarse en la expedición a las Islas de Poniente que salió del Puerto de la Navidad el 21 de noviembre de 1564, arribando a la isla de Tandaya, en el archipiélago filipino, el 13 de febrero de 1565.
Instalado en el convento del Santo Niño de Cebú, fue pionero en la evangelización de Filipinas, se comunicó con los nativos en la lengua de Cebú, redactando un vocabulario, además de incidir en el apoyo a todos los niveles de los soldados españoles destacados en la región. También su labor diplomática, elevada a la categoría de tratadista en materia de geografía y astronomía, supuso un auxilio decisivo en los conflictos por los límites surgidos entonces con los portugueses. Martín de Rada demostró la pertenencia de Cebú a la Corona española, probando a la vez que los archipiélagos de Japón, Filipinas y las Molucas también quedaban incluidos dentro de los límites correspondientes a España. El litigió terminó en 1611 con la intervención de Andrés García Céspedes, cosmógrafo mayor de Castilla, validando la argumentación esgrimida por el agustino.
Antes de esta conclusión, en 1569 Martín de Rada había descrito y expresado pormenorizadamente la riqueza de la isla de Luzón. Transcurrido un trienio de actividad incesante, Martín de Rada acompañó al gobernador y capitán general Miguel López de Legazpi en la fundación de Cebú. Ese mismo año fue trasladado a Manila para ser nombrado prior provincial, y desde tal responsabilidad estableció las reglas de la Orden en Filipinas y puso en marcha la reducción a pueblos de los nativos dispersos por el territorio; tarea de los misioneros ayudados por los encomenderos y los soldados.
Corría el año 1574 cuando hizo acto de presencia en la isla de Mariveles y en Manila el corsario chino Limahón. Martín de Rada contribuyó a la defensa de las plazas distribuyendo a los misioneros disponibles. Pasado un año, Martín de Rada estaba en Pangasinán con las tropas españolas que combatían a Limahón y fue testigo de la llegada del capitán chino Wang Wang-kao con la misión de establecer contacto amistoso con el gobernador Guido de Lavezares, recoger noticias del corsario que también había provocado daños en China y para trasladar algunos religiosos a su tierra. Él y Jerónimo Marín fueron los agustinos destinados a ese viaje, dos encomenderos y una escolta militar. El 12 de junio de 1575 partieron de Manila en un velero, desembarcando el 5 de julio en el puerto de Tiong-tso-so con buen recibimiento. Visitaron placenteramente las ciudades de Ton-Goa, Chin-cheu y Oc-kiu durante un mes, transcurrido el cual se produjo el retorno a Filipinas.
Corresponde a Martín de Rada el mérito de haber sido el primer europeo que identificó China con el Catay citado por Marco Polo y en describir China en sus provincias, términos, cultos, riquezas, administración, vigilancia y costumbres habiendo estudiado las publicaciones chinas al respecto. Esta completa relación fue impresa en Europa por los agustinos Jerónimo Román y Juan González de Mendoza, consiguiendo este último hacer de su Historia de las cosas más notables, ritos y costumbres del gran Reyno de la China (1586) una obra de gran difusión.
El segundo viaje de Martín de Rada a China en 1576 no cosechó un resultado positivo. A su vuelta a Manila escribió al rey de España dándole cuenta de la peripecia, y a vuelta de correo, dos años más tarde, Felipe II agradecía su esfuerzo de propagación de la fe católica y le animaba a seguir con el empeño.
El último viaje de Martín de Rada sucedió en marzo de 1578. Había embarcado en la expedición a Borneo organizada por el gobernador Francisco de Sande para tomar partido en la contienda fratricida por el trono de la isla. Conseguido el objetivo los españoles regresaron a Manila, pero el fraile agustino falleció antes de llegar.
Escribió un Arte y vocabulario de la lengua cebuana y un Arte y vocabulario de la lengua china, la obra titulada De latitudine et longitudine locorum invenienda, Relación del viaje que se hizo a la tierra de la China, de 1575, reproducida en varias posteriores, más una veintena de cartas y memoriales.