Sentencias canallas. Hay fechas que no se olvidan, entre otros motivos porque no existe el deseo de arrojarlas fuera de la memoria a causa de un desahucio pactado, legítimo y oportuno, o de una renuncia a conservar vigentes y didácticos ciertos episodios que en poco o en nada sirven al propósito de vivir. — ¿Para qué cargar con lastres innecesarios? — Es verdad, qué tontería eso de acumular desechos, rémoras que coartan el paso y las ideas. — Lo que yo digo. En cambio, otras fechas cuentan y mucho sobre lo que pasó y lo que dejó de ser. Aunque, quizá, habría que decir que esas fechas controvertidas, silenciadas o difuminadas en ámbitos de decisión manifiesta y, contra viento y marea, reivindicadas por un grupo humano fluctuante, valeroso y desconcertado, al margen de la oficialidad institucionalizada, lo que enseñan es el punto exacto desde el que dio inicio una nueva etapa y se puso fin a una etapa que para los propósitos ulteriores y bien trazados de los que puede
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