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Morir por la Patria es nacer para la Gloria. Luis Noval

Campañas de Marruecos en el siglo XX: Posición Zoco el Had de Beni Sicar

28 de septiembre de 1909




Luis Noval Ferrao, Cabo del Regimiento del Príncipe núm. 3
Condecorado con la Cruz Laureada de San Fernando por su defensa del Campamento (Posición) del Zoco el Had de Beni Sicar, el 28 de septiembre de 1909 (Campañas de Marruecos).
Cruz Laureada de San Fernando del Cabo Luis Noval Ferrao

Estando encargado en la noche del 27 al 28 de septiembre de 1909 de recorrer el servicio de vigilancia establecido entre los atrincheramientos que constituían el flanco derecho del campamento, fueron atacados los centinelas por numerosos enemigos que les obligaron a retirarse hacia las posiciones fortificadas.
Al retirarse el cabo Noval, se defendió de un grupo de enemigos hasta llegar a una de las alambradas, donde encontró otro numeroso grupo de moros que diciendo ser españoles: “¡Alto el fuego, que somos españoles!“, había conseguido que suspendieran el fuego las fuerzas que defendían las posiciones.
El cabo Noval gritó para advertir que eran enemigos los que se acercaban y excitó a sus compañeros para que disparasen: “¡Tirar, que vengo entre moros! ¡Fuego! ¡Viva España!“, como así lo hicieron, encontrándose al amanecer su cadáver con el fusil fuertemente sujeto entre sus brazos, el cuchillo-bayoneta ensangrentado y junto a él los cadáveres de dos moros.
* * *
El corresponsal del diario El Carbayón, de Oviedo, destacado en Melilla, describe la participación que el Regimiento del Príncipe tuvo en el combate del día 28 de septiembre en Beni Sicar (o Benisicar), en los siguientes términos:
“Cuando mayor era el fuego, en la avanzada donde se batían las fuerzas mandadas por el coronel don Álvaro González y que habíanse adelantado a realizar una descubierta, faltaron las municiones. En cuanto lo advirtió el comandante salió a buscarlas, tornando a los pocos minutos con una caja de cartuchos.
“Agotáronse éstos y otra vez volvió el heroico jefe al campamento, conduciendo a la trinchera otra caja. Cuando en la línea de fuego la entregaba a los soldados, recibió un balazo que le privó de la vida.
“Muy cerca del señor González hallábase el capitán Arias Fariñas que voló en auxilio de su jefe. A los pocos momentos recibía el bravo capitán un balazo en la parte superior del brazo izquierdo. Hubo que retirarlo con ese motivo de la trinchera. En Melilla, durante las primeras horas, dióse por muerto al capitán Fariñas.
“A las seis de la mañana, después de la descubierta aludida y de un pequeño intervalo de tranquilidad, los moros, que en el primer ataque no pasaban de 500, atacaron de nuevo con furor más grande y en mayor número, pues ahora pasaban de dos mil, según cálculos aproximados. Ante este nuevo ataque, y ya de día, generalizóse el fuego y entraron en el combate todos los del Príncipe y la artillería, que no había podido funcionar por la noche, y que rompió un fuego terrible contra los moros atacantes.
“Estos resistieron bravamente, pero cedieron pronto ante el empuje de nuestros soldados, y después de sufrir unas cien bajas entre muertos y heridos, corriéronse a la derecha, yendo a parapetarse en el mismo punto donde acampó el general Tovar el día 22.
“El peso del combate fue sostenido casi en absoluto por el Regimiento del Príncipe, cuyos soldados y jefes, según todas mis referencias muy fidedignas, se batieron con bravura inmensa. El Príncipe aumentó en esta gloriosa jornada sus laureles.
“A las once cesó el fuego, con la retirada de los moros, cuyas pérdidas fueron considerables. Después se reanudó nuevamente el tiroteo, aunque ya sin importancia. A dicha hora organizóse el convoy para traer a la plaza a los muertos y heridos, después de haber sido éstos curados de primera intención en el zoco.
“La columna protectora del convoy estaba compuesta por una compañía del Regimiento de Burgos, al mando del teniente don Julio Suárez. Para auxiliar a los heridos durante el trayecto venía con ellos el médico segundo de Sanidad Militar don Alberto Blanco, el cual me facilitó el poder incorporarme al convoy, así como ver a los heridos.
“Conversé con éstos, que vienen animadísimos y entusiasmados, muy satisfechos de haber derramado su sangre de tan gloriosa manera. Al decirles que era el corresponsal de El Carbayón demostraron íntima alegría y estuvieron deferentísimos conmigo.
“Me suplicaron aquellos valerosos muchachos que en ese periódico procurara quitar importancia a sus heridas y omitir sus nombres, para no alarmar a sus familias. ¡Aquellos simpáticos jóvenes se olvidaban por completo de sí para no pensar más que en sus deudos y en sus camaradas, más afortunados, que continúan en el campamento en disposición de seguir peleando contra los moros!
“Aun cuando hoy mismo pude enviar por el cable los nombres de casi todos esos héroes, cumplí mi palabra de no enviarlos, como ya les adelanté en un telegrama, para no disgustar a sus familias. Hoy envío por carta los nombres que conozco para que El Carbayón proceda como su prudencia le dicte. El digno coronel del Príncipe, señor Molo, me prometió darme la lista completa; pero a la hora en que trazo estos apuntes no he podido conocer más que los siguientes muertos: Comandante don Álvaro González, sargento Pedro Biseca, cabo Luis Noval y soldado Cándido castro. Me faltan los nombres de tres más, pues los muertos son siete. Heridos: Capitán don Antonio Arias Fariñas, sargento Manuel Díaz Mingolea, soldados Fernando Folgado, Bernardino Martín, Giordano Suárez, Rosendo Golies, Francisco Villanueva y Juan Martínez. Ingenieros: Cabo Andrés Gallego y soldado Agustín Villacumbre.
“Los heridos ingresaron en el hospital, donde son atendidos con todo esmero. Los graves percibirán 100 pesetas, y los leves 40, de la suscripción de la Junta de Damas que preside la Reina.
“Cuando veníamos del campamento para Melilla, cerca ya el convoy de Río de Oro, sentimos dos disparos de fusil hechos a corta distancia. El teniente, señor Suárez, formó las fuerzas que llevaba, disponiéndose a la defensa del convoy si, como se presumía, le atacaba el enemigo. Afortunadamente no fue así, y continuamos la marcha sin el menor contratiempo. En una de las primeras artalas (camillas) del convoy venía un moro herido que falleció en el trayecto.
“Hablé también por el camino con el capitán Fariñas, de cuya amabilidad para con el representante de El Carbayón quedé sumamente agradecido. Hízome grandes elogios de la bravura de los soldados del Príncipe, y refiriéndose al comandante don Álvaro deshízose en elogios de su valor, demostrado en el combate donde perdió la vida. También el capitán Fariñas tuvo entusiastas frases de elogio para el coronel del Regimiento, señor Molo, que recorrió las trincheras sin reparar en los peligros, arengando a los soldados.
“Un cabo, encontrándose herido, estuvo a punto de caer en poder de los moros; varios soldados acudieron precipitadamente en su auxilio, ahuyentando al enemigo y recogiendo al compañero, que falleció poco después rodeado de los suyos”.
* * *
El cabo Luis Noval nació en Oviedo en 1887, ingresando en filas el 4 de marzo de 1909 como soldado del regimiento del Príncipe, de guarnición en Oviedo. Seis días después partió hacia Melilla, y al desembarcar el día 14 marchó con su compañía al campamento de Cabrerizas Altas.
Campamento de Cabrerizas Altas

El día 20 asistió al combate de Taxdirt y el 22 a la toma del Zoco el Had de Beni Sicar, en donde acampó con su Regimiento.
El fusil de este heroico infante (núm. 1115, serie A) fue entregado con toda solemnidad al Museo de la Infantería el 20 de junio de 1910 por el Regimiento del Príncipe, siendo posteriormente trasladado al Museo del Ejército.
En 1910 se inauguró una lápida en honor de Luis Noval en el Regimiento de Mahón, que rezaba:
“Morir por la Patria es nacer para la Gloria”
El 24 de octubre de 1910 se inauguró en el local de Academias del Regimiento n.º 63, en Barcelona, una lápida conmemorativa en su honor con la siguiente inscripción:
“Soldados, aprended a morir por la Patria”.
En 1911 el Ayuntamiento de Sevilla le dedicó una calle en la que se colocó una lápida de mármol blanco orlada con franja de mármol jaspeado en color gris y dos columnas figuradas a los costados, con la siguiente inscripción:
“A la memoria del heroico Luis Noval Terrós, Cabo del Regimiento del Príncipe núm. 3, muerto gloriosamente en la campaña de Melilla el 27 de septiembre de 1909.
La Colonia asturiana, para perpetuar la patriótica y sublime acción del Cabo Noval, le dedica este recuerdo. Año MCMXI”
Inicialmente fue sepultado en la fosa común, junto a un sargento y cuatro soldados del Regimiento del Príncipe, en la que figuraba una pequeña placa con el siguiente texto:
“Diste tu vida por la Patria escribiendo hermosa imagen de Gloria en la Historia del invicto Ejército Español como buen hijo y mejor Patricio ¡Cabo Noval en África!”
Los restos fueron exhumados el 21 de junio de 1915, depositándose en el Panteón de las víctimas de la campaña del Rif, de Melilla; el 3 de octubre de 1916 embarcaron en dicha plaza y el 25 llegaron a Gijón, siendo en ese mismo día trasladados a Oviedo en un tren especial.

El mausoleo que guarda sus cenizas fue costeado por el Ayuntamiento de Oviedo y se encuentra en el cementerio de San Salvador. Consiste en una basa de piedra de cantería de 16 metros cuadrados; cuatro flameros adornan sus esquinas; del centro arranca el pedestal, de piedra y mármol, con elementos decorativos formados por artísticos bajorrelieves. En la cara que da frente a la puerta de entrada al Cementerio se lee, bajo el emblema del Arma y la real corona:
“Al Cabo Noval”
La cara opuesta lleva la Cruz de Malta con esta leyenda:
“Descanse en paz”
En la cara de la derecha, por debajo del escudo de Oviedo, dice:
“El Excmo. Ayuntamiento al Cabo Noval. Año 1916”
Sobre la cara de la izquierda se ostenta una cruz y en su parte inferior dice:
“Luis Noval Terrós. Nació en Oviedo el 15 de noviembre de 1887. Falleció en Melilla el 28 de septiembre de 1909. R.I.P”

En la Plaza de Oriente de Madrid se erigió un monumento en su recuerdo, obra de Mariano Benlliure, que fue inaugurado el 8 de junio de 1912, con la asistencia de los Reyes y de los Infantes. El pedestal se alza sobre tres gradas de granito. Una de las caras ostenta, entre una palma y una rama de roble, esta inscripción:
“Iniciado por mujeres españolas, se eleva este monumento a la gloria del soldado Luis Noval. ¡Patria, no olvides nunca a los que por ti mueren!”
En altorrelieve se reproduce la heroica escena de su muerte. Sobre la cara opuesta está escrito:
“Gratitud a la cooperación de los españoles en ambos continentes, en nombre de la Junta de Señoras. Presidenta honoraria, S. M. la Reina Victoria Eugenia. Presidente, Duquesa viuda de Bailén. Duquesa de Zaragoza. Generala Marina. Ignacia B. de S. Pidal. Marquesa de Comillas. Marquesa de Polavieja. Marquesa de Vadillo. Condesa de Peñalver. Secretaria, Condesa de Pardo Bazán. VIII de junio de MCMXII”

Monumento al cabo Luis Noval en la plaza de Oriente de Madrid

En el acuartelamiento del Regimiento del Príncipe existe un busto al cabo Noval con la siguiente leyenda:
“CABO D. LUIS NOVAL FERRAO. Prisionero de los moros el 28 de septiembre de 1909, antes de traicionar a los suyos ofrendó su vida por la Patria, salvando con su heroísmo la Posición del Zoco el Had de Beni Sicar. Melilla”
(De la obra Caballeros de la Real y Militar Orden de San Fernando. Infantería, Ministerios de Defensa, Madrid, 2001).
* * *
El correo de Melilla trae numerosos testimonios del entusiasmo de los soldados aragoneses que forman parte del Ejército de Operaciones.
Un oficial zaragozano escribe a un hermano suyo una carta, de la que el historiador militar Augusto Riera copia un párrafo en su obra España en Marruecos 1909:
“Al retirar a los soldados heridos en el combate de Beni Sicar (o Benisicar), en vez de los lamentos propios de estos casos, no se escuchaban más que los himnos de los respectivos Cuerpos, cantados por los soldados, llenando esto de asombro a cuantos presenciaban la serena calma y el entusiasmo patriótico de los heridos.
“Un oficial que se retiraba al hospital de sangre, herido de dos balazos, al contemplar qué reinaba en la estancia, exclamó:
¿Pero aquí no se grita viva España?
“Los soldados, al oír esto, se incorporaron, y el patriótico viva fue repetido por todos varias veces.
“Los médicos, en vez de ayes de dolor, no escucharon más que aclamaciones a la Patria.
“Todos estos datos, y mil más que podría referirte si esperara el correo, te demostrarán el valor de que dan prueba los soldados y el entusiasmo frenético que se respira en el ambiente”.
Un soldado del Regimiento de Alfonso XII cuenta Augusto Riera en la citada obra que está destacado en la segunda caseta, escribe al alcalde de esta capital, lo siguiente:
“Enterado por la prensa de la feliz iniciativa de obsequiar el día de la Patrona de la noble región aragonesa a cuantos aragoneses tenemos la honra de defender el honor de nuestra querida Patria, yo, como aragonés, de lo cual me siento orgulloso, en nombre de cuantos hijos de esa noble tierra nos encontramos en este campamento de la segunda caseta (Zoco el Had de Beni Sicar), doy a usted las gracias por el modo con que quiere que celebremos tan señalado día todos los baturricos, que estamos dispuestos, del mismo modo que hace cien años nuestros antepasados, a derramar nuestra sangre al amparo siempre del pabellón rojo y gualdo”.
* * *

Himno del Regimiento del Príncipe
Orgullosa está la Infantería
porque orna en su escudo el laurel
y de gozo vibra el alma mía
pues es mío ese escudo también.
Soy soldado que anhela victorias,
descendiente del Cabo Noval;
quiero dar a mi Patria más gloria
jalonando con lauros la Historia
de mi Madre, la España Inmortal
Regimiento Príncipe,
las rosas rojas de tu primavera
trenzadas están en verde laurel.
Por España y su Bandera
Gozosos la vida dieran
los Soldados del Príncipe
¡Por la Patria y su Bandera!
¡Regimiento Príncipe!
Al combate voy con alegría
es mi lema luchar con valor
y en los hechos de aquel Lombardía
se forjaron mi temple y honor.
Si en la Lucha la muerte viniera
mi deseo, sería al morir,
que el sudario que el cuerpo cubriera
La Bandera rojo y gualda fuera
pues morir por la Patria es vivir.
Regimiento Príncipe,
las rosas rojas de tu primavera
trenzadas están en verde laurel.
Por España y su Bandera
Gozosos la vida dieran
los Soldados del Príncipe
¡Por la Patria y su Bandera!
¡Regimiento Príncipe!


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