El Imperio en Las Grandes Llanuras de Norteamérica
En 1719, con el estallido de la Guerra de la Cuádruple Alianza en Europa, el territorio español de Nuevo México sito en el norte del virreinato de Nueva España, sintió la amenaza de ocupación de los franceses establecidos en las orillas del río Misisipi (Mississippi).
Al puesto español de Taos, el más septentrional en Nuevo México, llegaron noticias de los inminentes ataques de una tribu nativa muy beligerante, los kohmats, que los españoles denominaron comanches, desplazada desde las Montañas Rocosas hacia el Este y el Sur, ya habiendo alcanzado Kansas y Texas. Los nativos (indios) pueblo y apaches dieron la alerta de este avance de los comanches, pero que circulaba unido al apoyo de hombres blancos que les proporcionaban armas de fuego modernas, además de pertrechos y provisiones varias. Los comerciantes franceses se habían adentrado mucho en las montañas del Oeste estableciendo contactos con las tribus comanches, apaches, utes y jicarillas.
Los españoles debían controlar pronto esa expansión.
El gobernador de Nuevo México, Antonio Valverde y Cossío, encabezó una columna de tropas españolas y auxiliares nativos en dirección Noroeste para castigar a las tribus utes y comanches. Al llegar a orillas del río Arkansas, al sur del actual Estado de Colorado, los apaches instalados en el puesto de El Cuartelejo (un pequeño grupo asentado en las lejanas tierras del actual Estado de Kansas, junto a un grupo de indios pueblo que lo fundaron en 1664, designado Sitio Histórico Nacional en 1964), informaron a la columna de Valverde de la presencia de franceses en las planicies, y que éstos habían armado a los comanches y animado a entrar en el territorio español.
A la par de la marcha de la columna, el coronel Juan Felipe de Orozco y Molina, ministro delegado del virrey de Nueva España, Baltasar de Zúñiga Guzmán Sotomayor y Mendoza, marqués de Valero, y temporalmente gobernador del territorio de Nueva Vizcaya, comunicó el 9 de enero de 1719 a las autoridades locales que debían reparar en la penetración de los franceses y a continuación desalojarlos. De regreso en Santa Fe, territorio de Nuevo México donde pasaba el Camino Real de Tierra Adentro trazado por Juan de Oñate, el gobernador Valverde remitió un informe al virrey Valero con el plan de acción de los franceses. En vista del peligro, el 10 de enero de 1720 el virrey ordenó al gobernador Valverde que estableciera un presidio en el asentamiento apache de El Cuartelejo y lanzara otra expedición en busca de los asentamientos franceses entre la tribu pawnee. El teniente general Pedro de Villasur, a su vez vicegobernador de Nuevo México, fue designado para mandar la expedición que expulsaría a los franceses y a sus aliados comanches de las Grandes Llanuras en los actuales Estados de Kansas, Nebraska y Colorado.
Imagen de Revista Ejército n.º 836
La columna de Villasur, formada por 45 soldados españoles, el guía zambo José Naranjo (hijo de negro africano e india hopi, a quien el virrey Valero concedió el título de capitán de guerra), el intérprete de lenguas nativas Jean L’Archevêque, un francés al servicio de España. y 60 indios pueblo auxiliares, marchó decidida a cumplir la orden; los soldados constituían una tropa experimentada y aguerrida de dragones de la frontera, o de cuera, dotada de buen y versátil armamento, caballos de refresco, gran cantidad de municiones, alimentos, impedimenta y útiles de fortificación.
Partió la reducida columna de Santa Fe, en Nuevo México, el 16 de junio de 1720. Varias semanas de marcha después por las llanuras, recorriendo 800 kilómetros que atravesaron tierras de Colorado, Kansas y Nebraska, la columna llegó a territorio pawnee en agosto, acampando a la orilla del río Platte alrededor de Grand Island. Tras cruzar los ríos Platte y Lobo, hubo contacto con las tribus pawnee y ute, cuyos poblados se levantaban al sur del Platte cerca de las actuales ciudades de Bellwood y Linwood, en el Estado de Nebraska.
Pedro de Villasur apreció el carácter hostil de los numerosos indios, por lo que ordenó la vuelta al río Lobo y su repaso, acampando en un prado cercano a la actual ciudad de Columbus: los españoles y sus aliados pueblo habían alcanzado el centro geográfico de los actuales Estados Unidos; y el final de la expedición militar de Pedro de Villasur que hasta entonces era la que más al norte del virreinato de Nueva España se había incursionado.
Al amanecer del 14 de agosto de 1720, los pawnee acompañados de soldados franceses atacaron a los españoles (los campamentos de los soldados españoles y de los nativos auxiliares eran distintos y estaban separados). Habiendo pillado desprevenidos y en trance de sueño a los españoles, el ataque fue mortífero; los pocos supervivientes al feroz embate formaron precipitadamente un círculo de resistencia y defensa que de inmediato sufrió el cerco de los atacantes. Quisieron romperlo los guardias de los caballos, pero sólo tres soldados cargaron contra los indios en un intento desesperado por abrir hueco en la terrible presión hipomóvil.
Al cabo, transcurridos unos minutos desde la sorpresa, treinta y cinco españoles habían muerto; entre ellos el propio Pedro de Villasur, el capellán Juan Mínguez, el guía José Naranjo y el traductor Jean L’Archevêque. Únicamente siete soldados lograron escapar y dar cuenta del incidente.
Los indios auxiliares también sufrieron el ataque, muriendo once. Sobrevivieron cuarenta y cinco indios pueblo y todos los apaches; junto con los siete españoles llegaron a Santa Fe el 6 de septiembre.
Esta derrota impidió la edificación del presidio en El Cuartelejo y la de puestos avanzados en Nebraska y Kansas para evitar los avances franceses por el Noroeste. No obstante, la firma de la paz en Europa y la alianza estable con Francia, que incorporó a la Corona española el inmenso territorio de Luisiana, las décadas siguientes, procuró una época de tranquilidad en el virreinato de Nueva España.