Dice, oigo: “Estoy aquí”. Con voz incierta, oscilante, que apenas llega desaparece.
Le pregunto dónde está. Le pregunto qué hace. Me pregunto si me oye. Me pregunto qué hago y dónde estoy.
No me asiste la certeza.
Aun así miro, hablo y pretendo escuchar la voz que va y viene desde una figura que baja o sube o mira o espera.
“Soy yo, estoy aquí”, dice, oigo. “Ven”, pide.
Todavía no entro o salgo ni estoy aquí o allá: arriba, abajo, fuera, dentro.
Digo: “No quiero”. Me voy. Digo: ” Adiós”.