Un hombre veterano y además sabio me ha dicho que el conocimiento se ha de difundir, se ha de hacer público para que alcance los sentidos de los despiertos y de todos los intelectualmente inquietos.
Jan Vermeer de Delft: El astrónomo (1668).
Entre afición y descubrimientos, de constataciones anotadas y de hipótesis aventuradas, el observador se une al experimentador y suma respuestas a las preguntas y deducciones a las intuiciones.
Jan Vermeer de Delft: El geógrafo (1668-1669).
Un día, aún por registrar en el libro de la Historia, la noticia de un descubrimiento asombroso recorrerá el mundo de la ciencia, primero, el de la curiosidad, después; y por último, el vasto mundo de los mortales que atienden en segunda instancia los cambios que no afectan la cotidianidad.