Pensativo el genio.
Albrecht Durero: Melancolía I (1513-1514).
Sin duda, meditaciones trascendentes polemizan en el fértil territorio de un intelecto activo. Ellas, tan asiduas a dejar posos de curiosidad, a incitar la continuación del camino hacia el infinito, laboran en armonía con el recuerdo y el proyecto.
La inspiración traza la ruta para que deducciones e intuiciones perfeccionen la de por sí mágica geometría de las revelaciones.
Los descubrimientos suman logros al desafío por alcanzar el siguiente estadio, nunca el último, siempre atrayente, izado a la expectativa, paciente si la espera merece la pena.
Entonces, con todo alrededor hasta donde la memoria alcanza, que es mucho, cabe preguntar a la mirada inquisitiva qué echa de menos, qué añora, respecto a qué languidece unos momentos. Puede que el gran peso de llegar más lejos, de conocer más, abrume a la eximia figura al sobrevolar el horizonte.