Respira de este aire fragante, escucha su prístina voz.
Has llegado al lugar de los ensalmos, un anhelo cumplido.
Cree lo que ves, acepta lo que sientes. Enfrente y alrededor el mundo sintoniza con la vida, es un regalo, la dádiva de un sueño alcanzado.
Por breve que sea el momento disfruta, poco importa su duración si la memoria en adelante guarda la hechicera unión de los placeres.
Una relación íntima de actores excelsos.
Santiago Rusiñol: La música (1895). Museo Cau Ferrat, Sitges, España.
Saluda el prodigio, cede un ápice de fantasía al ensueño.
Es como lo había imaginado, pues solo ella, omnipotente dadora, obsequia al devoto con un cuadro de ambición completa.
Escucha la música; acaricia el ingenio, la aventura y la experiencia; admira los matices de la obra natural; firma.
Ahora es tuyo lo que antaño especulaba la inteligencia, tuyo y de su autor.
Entonces parecía posible.