Ir al contenido principal

Sin intermediarios


Pese a ser la línea recta la distancia más corta entre el punto emisor y el punto receptor, en ocasiones es aconsejable dar un rodeo, observar detenidamente el alrededor, pasear las inmediaciones y un tanto más allá del campo visual propio. Porque junto a o cerca de ese lugar que momentáneamente el cuerpo y no pocas veces la mente ocupa aparece un mundo nuevo, con sus aspectos positivos y negativos, un mundo que es vida, una vida que atrae, siquiera por la curiosidad que despierta, y repele, dado que lo incógnito no siempre recibe el beneplácito de la instructiva averiguación.
Expuestas las ventajas del camino en torno, saludable por lo didáctico como ya se ha dicho, procede manifestar los inconvenientes. En realidad uno, sólo uno, que basta y sobra para tomar la decisión de enfilar el deseo por la vía franca en vez de andarse por las ramas, aunque exuberantes y floreadas ellas. De este modo, guiada la voluntad por una fuerza extraordinaria, también anhelante y subyugadora, de origen indescriptible, llega antes al juicio del invocado la petición así como la ofrenda, la pleitesía, el relato personal de los hechos y el reconocimiento a su figura suprema.

Gianlorenzo Bernini: El éxtasis de Santa Teresa (1647-52). Iglesia de Santa Maria della Vittoria, Roma.


Gianlorenzo Bernini: El éxtasis de la beata Ludovica Albertoni (1671-74). Iglesia de San Francesco a Ripa, Roma.


La posterior narración del suceso lo enmarca de prodigio, escrito o referido de viva voz con fe y arrobo: creo en Ti, por Ti soy capaz, a Ti me debo; y da pábulo a una interpretación artística de las que conmueven, de las que ensalzan la imagen grandiosa de quien alcanza lo sublime, la más alta aspiración que pensar cabe, desde la modestia, la sencillez y el fervor con su amor declarado.

Entradas populares de este blog

Las tres vías místicas. San Juan de la Cruz

Siglo de Oro: La mística de san Juan de la Cruz Juan de Yepes y Álvarez, religioso y poeta español, nacido en Fontiveros, provincia de Ávila, el año 1542, estudió con los jesuitas, trabajó como camillero en el hospital de Medina del Campo, e ingresó a los diecinueve años como novicio en el colegio de los carmelitas con el nombre de fray Juan de Santo Matía. Prosiguió sus estudios en Salamanca y en 1567 fue ordenado sacerdote. Regresó entonces a Medina del Campo, donde conoció a santa Teresa de Jesús, quien acababa de fundar el primer convento reformado de la orden carmelita y que tanto le había de influir en el futuro. San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús Imagen de stj500.com Juan de la Cruz se hallaba animado de los mismos deseos reformadores de la santa, y había conseguido el permiso de sus superiores para mantenerse en la vieja y austera devoción de su orden.; desde ese momento tomó el nombre de fray Juan de la Cruz y comenzó la reforma del Carmelo masculin

Descubridor del Eritronio-Vanadio. Andrés Manuel del Río

Mineralogista y químico, el madrileño Andrés Manuel del Río Fernández, nacido en 1764, es el descubridor del elemento químico Vanadio. Andrés Manuel del Río Imagen de omnia.ie En su infancia escolar destacó en el aprendizaje de latín y griego, posteriormente se graduó de Bachiller en Teología en la Universidad de Alcalá de Henares, y en 1781 inició sus estudios de física con el profesor José Solana.     Andrés Manuel del Río fue un alumno modélico en Física y Matemática. El ministro José de Gálvez en 1782 lo incorporó en calidad de pensionado en la Real Academia de Minas de Almadén, para que se instruyera en las materias de mineralogía y geometría subterránea con los maestros internacionales elegidos para el desarrollo científico e industrial de España. En Almadén dio inició su largo periplo por instituciones científicas de prestigio, forjando la actividad profesional que le caracterizaría. El propósito de la Corona por favorecer el desarrollo de la minería y la metalurgia en España y

El Camino Real de Tierra Adentro. Juan de Oñate

El imperio en América del Norte: La ruta hacia Nuevo México El Camino Real de Tierra Adentro era la ruta que llevaba desde la ciudad de México hasta la de Santa Fe de Nuevo México, actualmente capital del Estado homónimo integrado en los Estados Unidos; y durante más de dos siglos fue el cordón umbilical que mantuvo ligada a esta remota provincia del septentrión de la Nueva España. Cada tres años partía la llamara ‘conducta’, una caravana que trasladaba ganados, aperos y gentes, para mantener la colonización española en aquellas tierras. A través del Camino Real de Tierra Adentro penetró la cultura hispana en el Suroeste de Estados Unidos, ejerciendo aquí un papel semejante al del Camino de Santiago en España. El Camino Real de Tierra Adentro Cuando la corona española decide no abandonar la provincia de Nuevo México, ruinosa en todos los sentidos, sino mantenerla por razones de no desamparar a los indios ya cristianizados, el virreinato de Nueva España organiza un sistema