Solamente quería decir
Lo que percutirá en los oídos una vez soltada la frase puede ser breve o extenso, un compendio, una apostilla o la remozada versión de lo que habiéndose comunicado, por si surgen dudas en las mentes inquisitivas, por si sobrevuelan interpretaciones adscritas a los huecos del espíritu y la letra, por si menudea la bruma donde debiera lucir un potente foco de clarividencia, todo ello colegido al trasluz de las expresiones, requiere a juicio del orador su definitiva sentencia.
Cordelia Urueta: La voz (1958). Museo de Arte contemporáneo de Aguascalientes, México.
Ya lo decía yo
Frase tan dicha como pensada, que fluctúa entre el telón de fondo, pesada y ruidosamente descendido en la divisoria del pasado y el presente, y la corriente de aire con carga de culpa, responsabilidad, inconsciencia, dolo, negligencia o error inexcusable; en los demás, claro, segundas o terceras personas del singular y plural. Encaramado al sitial de los augures, “dije y digo”, dice aquel que supo en su día lo que ahora y siempre terciará picajoso, zumbador y reiterativo; incluso puede que con razón.