Dentro de mi cabeza late, sentimental y viajera, la música del corazón.
Me acompaña.
Parpadeo.
La lluvia caída en el crepúsculo ha espejado las losas y dado lustre a la piedra antigua. Huele a fresco, se respira limpio.
Parpadeo.
Luna de arraigado empeño fuerza el desalojo de la tormenta. Brilla en su apogeo la dama nocturna, pendiente de los detalles, y a los jirones de la tupida capa de nubes oscuras que su delicado soplo esparce dispensa sombra para envolver el regalo.
Parpadeo.
¿Sueño? ¿Vivo? ¿Recuerdo?
Es una la composición.
John Aykinson Grimshaw: Noche con luna (1880). Colección Thyssen.
Parpadeo.
Es otra la composición.
John Atkinson Grimshaw: Silvery Moonlight (1882). Colección particular.
Yo también pendiente de los detalles aprecio la ausencia, reparo en la variada intensidad lumínica y en el relieve del agua posada en el suelo blando, su tacto en los murales y en el pavimento. Distingo lo que falta.
Parpadeo.
Rotundo, consciente, declara un recuerdo adorado.
Parpadeo.
Dentro de mí permanece.
Miro. En la escena busco y no parpadeo.