Ir al contenido principal

Procedimiento rudimentario y rutinario

 La sofisticación ha consumado su ciclo, quizá para bien, y retorna al rudimento, tal vez para mal.

    No solo tiende la sociedad avanzada, la de la posverdad-poshistoria-posraciocinio-posmodernidad, a reducir la capacidad de comprensión del individuo al límite de la sumisa aceptación y a restringir el desarrollo libre y personal del intelecto a extremo de adorar el sometimiento, sino que también aspira a una comunicación primaria: de signos violentos y gritería imperativa o signos imperativos, amenazadores, y gritería violenta, coactiva. La sociedad del progreso y del materialismo dialéctico e histórico, devuelve la civilización al balbuceo del lenguaje bestial.

    En resumen: tanto “pos” abisma en la “pre”.


Max Ernst: La horda (1927). Colección de J. B. Urvater.

El volumen disparado elimina el diálogo y la reflexión, así como el parecer y el intercambio de sentimientos y experiencias, de conocimientos y percepciones con fundamento científico. Claro que si la idea-propósito-finalidad es la de imponer, amedrentar y encubrir desde la mediocridad, la bilis y el desespero por evidenciar el complejo de inferioridad, no hay mejor castigo para los que engrosan la turbamulta en la escenificación de brutalidad.

    El ruido es el vehículo de comunicación para dar rienda suelta a la envidia, el odio, los bajos instintos y el negocio que algunos, vocingleros y vociferantes pero listos y oportunistas, extienden sobre el pequeño mundo para abrazarlo hasta la asfixia.


Max Ernst: La ninfa Eco (1936). Museun of Modern Art, Nueva York.

Venga la propaganda y vaya la agitación que se va haciendo tarde y golpea el frío.

    Suba el tono de la percusión y alcáncese la catarsis.

    Mírese por donde se mire, todo se reduce al esquema más simple: el control de la masa por el miedo y el hambre.

Entradas populares de este blog

Las tres vías místicas. San Juan de la Cruz

Siglo de Oro: La mística de san Juan de la Cruz Juan de Yepes y Álvarez, religioso y poeta español, nacido en Fontiveros, provincia de Ávila, el año 1542, estudió con los jesuitas, trabajó como camillero en el hospital de Medina del Campo, e ingresó a los diecinueve años como novicio en el colegio de los carmelitas con el nombre de fray Juan de Santo Matía. Prosiguió sus estudios en Salamanca y en 1567 fue ordenado sacerdote. Regresó entonces a Medina del Campo, donde conoció a santa Teresa de Jesús, quien acababa de fundar el primer convento reformado de la orden carmelita y que tanto le había de influir en el futuro. San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús Imagen de stj500.com Juan de la Cruz se hallaba animado de los mismos deseos reformadores de la santa, y había conseguido el permiso de sus superiores para mantenerse en la vieja y austera devoción de su orden.; desde ese momento tomó el nombre de fray Juan de la Cruz y comenzó la reforma del Carmelo masculin

Antropología de la esperanza. Pedro Laín Entralgo

Médico, antropólogo, filósofo y ensayista, Pedro Laín Entralgo, nacido en la turolense localidad de Urrea de Gaén el año 1908, estudió medicina y química y fue profesor de Historia de la Medicina en la Universidad Complutense hasta 1978, año en que se jubiló de la docencia presencial, fundador de las revistas  Cuadernos Hispanoamericanos ,  Archivos Iberoamericanos de Historia de la Medicina  y  Asclepio  y miembro y presidente de la Real Academia Española, de la de Medicina y de la de Historia. Ha publicado numerosos trabajos de investigación en el campo médico, por ejemplo  Medicina e Historia , de 1941;  Estudios de historia de la medicina y antropología médica , de 1943;  Mysterium doloris: Hacia una teología cristiana de la enfermedad , de 1955;  La relación médico-enfermo: historia y teoría , de 1964,  El médico y el enfermo , de 1969;  Ciencia y vida , de 1970;  La medicina actual , de 1973; y  Ciencia, técnica y medicina , de 1986. Ha estudiado y trabajado cuestiones propias de