Recordemos aquello que fue y por qué sucedió. Esta entrega culmina la serie de cuatro dedicada a los sucesos de mayo de 1937 en Barcelona, y en parte de Cataluña, a la caída y sustitución de Francisco Largo Caballero por Juan Negrín en la presidencia del Gobierno del Frente Popular de la República, controlado y dirigido por los comunistas soviéticos, y a la destrucción del P.O.U.M. y sus dirigentes políticos.
Tras la caída de Largo Caballero arreció la campaña comunista contra el Partido de Unificación Marxista, POUM, tildado de trotskista y por ello enemigo del tirano soviético Stalin. Hicieron causa común en el exterminio del POUM todas las organizaciones integradas en el Frente Popular, a excepción hecha de los anarcosindicalistas, que habiendo recibido un gran castigo en los sucesos de mayo de 1937, continuarían presionados hasta disolverlos en una entidad política a merced de los comunistas.
Al respecto de la represalia y exterminio del P.O.U.M. y al asesinato de su líder Andrés Nin, merecen destacarse las siguientes obras: La revolución española en la práctica. Documentos del P.O.U.M. y El marxismo en Cataluña 1919-1939 de Víctor Alba, El proceso de Moscú en Barcelona de Julián Gorkin, seudónimo de Julián Gómez García, El proceso contra el P.O.U.M. de Andrés Suárez y El partido comunista de España de Ángel Ruiz Ayúcar.
La maniobra definitiva, léase pretexto, para la destrucción del P.O.U.M. surgió, intencionadamente, el 22 de julio de 1937 con la noticia, en la zona dominada por el Frente Popular, de que se había descubierto una gran red de espionaje en favor de la causa nacional, “la España de Franco”. Suspendida e incautada a finales de mayo el órgano de comunicación poumista La Batalla, a finales de julio se procedió a la detención del Comité Ejecutivo del Partido. Andrés Nin, su figura principal, fue detenido en el domicilio del Partido, igual que otros compañeros, mientras se extendían las detenciones de miembros del P.O.U.M. en sus domicilios particulares y en el frente de guerra. Pero al no encontrarse a dirigentes de importancia como Juan Andrade y Julián Gorkin se detuvo a sus esposas.
Expone José Manuel Martínez Bande en Monografías de la Guerra de España n.º 5: “Los presos [del POUM] cayeron bajo los Tribunales Populares, y en rigor de las checas soviéticas regidas por una tupida red de agentes secretos”.
Menciona a estos agentes soviéticos el comunista Jesús Hernández en Yo, ministro de Stalin en España, señalando a Ovseenko y Stashevski como los principales. Pierre Broué y Emile Témime en La revolución y la guerra de España citan destacadamente a un militar ruso, el capitán León Narvitch, que se hizo pasar por trotskista, habiendo estado en contacto con Andrés Nin y Juan Andrade, y que sería luego asesinado en Barcelona. Julián Gorkin en El proceso de Moscú en Barcelona habla de Aleksandr Sklutski como el agente soviético de mayor categoría. Pero el agente ruso principal era Alexander Orlov, jefe de la NKVD soviética, que se movía por todas partes sin dar cuenta a nadie en España.
Pocos dirigentes del POUM sobrevivieron a la persecución y represalia. Andrés Nin, el cabecilla, fue torturado y asesinado. Según Robert Brasillach y Maurice Bardèche en Historia de la Guerra de España, aparecieron pistas del paso de Nin por varias casas de Valencia, del paseo madrileño de la Castellana, de las madrileñas checas de Atocha, El Pardo y en Alcalá de Henares, aquí en una vivienda próxima al aeródromo; después se perdió el rastro. Jesús Hernández cuenta profusamente la aplicación de torturas a Nin, y también lo explicita Félix Llaugé en El terror estaliniano en la España republicana. El resto de los dirigentes y militantes del POUM, incluidos los extranjeros, fueron quedaron eliminados por diferentes procedimientos hasta aniquilar la organización.
La única protesta contra esta acción eliminadora del POUM en el conglomerado político del Frente Popular tuvo su expresión en el otrora aliado anarcosindicalista, con su secretario general Mariano Rodríguez Vázquez en la voz cantante. Sobre este aspecto reproduce José Manuel Martínez Bande un texto presente en los libros de José Peirats, Los anarquistas en la crisis política española y La CNT en la Revolución española: “Se encontraba al frente del Ministerio de Justicia don Manuel de Irujo, afiliado al Partido Nacionalista Vasco [la cuota del PNV en el gobierno frentepopulista], el cual, al hacerse cargo de su cartera, tras la constitución del Gabinete Negrín, dijo que ‘la retaguardia republicana ha presenciado numerosos asesinatos. Los bordes de las carreteras, las tapias de los cementerios, las prisiones y otros lugares se han llenado de cadáveres. Hombres representativos de la opresión y caballeros de ideal sucumbieron juntos y están mezclados en monstruoso montón. Mujeres, sacerdotes, obreros, comerciantes, intelectuales, profesionales liberales y parias de la sociedad han caído víctimas del paseo, nombre con que el argot popular encubre el más apropiado y castizo de asesinato. Levanto mi voz para oponerme al sistema y afirmar que se han acabado los paseos. La defensa y el enjuiciamiento de los ciudadanos está confiada al Estado y éste no cumpliría su deber sin reaccionar con toda la fuerza de su poder contra quien intente tomarse la justicia por su mano, cualquiera que sea su nombre y color. Hubo días en el Gobierno no fue dueño de los resortes del Poder. Se encontraba impotente para oponerse a los desmanes sociales. Aquellos momentos han sido superados”. Por su parte, A. de Lizarra en Los vascos y la República española, describe la situación represiva en la zona del Frente Popular desde el ambiente originado por las denuncias de tormentos aplicados a los presos y las desapariciones misteriosas, ambiente que pasó a la calle y llegó a trascender a toda Europa, lo que explicaba entonces la serie de telegramas y comisiones extranjeras venidas de muchos lugares: “La República comenzaba a ser tachada, en el mundo exterior, de régimen de opresión y terror. Infinidad de artículos aparecieron en distintas capitales del viejo mundo”.