Tú dame que yo te apoyo.
Venga, rápido que la ocasión vuela y hay lista de espera para los candidatos a dar y recibir.
David Alfaro Siqueiros: Nuestra imagen actual (1947). Museum of Modern Art, Nueva York.
A manos tendidas en actitud de exigente recepción, no sea que mañana sea tarde, y boca llena de contrapartida pasada y presente, los inscritos en el censo del lo tuyo por lo mío, que no se te olvide, piden el cumplimiento del pacto bajo cuerda, del acuerdo no escrito, de lo que no está en los escritos, al contado y en efectivo.
Fórmulas para validar el esto por lo otro las hay sin necesidad de recurrir a la imaginación. Para qué ocultar lo que es una práctica que de vieja se cae por su propio peso.
Tú dame que yo estiro y aflojo cuando proceda y lo mande el que paga, suscribe, cede, entrega y contrata, en tiempo y forma según los cánones del mutuo provecho y el auspicio de los medios de difusión al servicio de la causa.
Así es la vida en el aprisco sin rebeldes. Mejor dentro, en el encierro, que fuera, en la libertad a la intemperie: reza la leyenda colgada en la recepción de candidatos a la miseria organizada y a la envidia encauzada.
El cronista termina aquí su labor didáctica y, hastiado con un cometido denunciador realizado a conciencia y con espíritu de victoria, que resulta día tras día ineficaz y burlado, se dirige al vomitorio facilitando el tránsito de las arcadas.