Recordemos aquello que fue y por qué sucedió. Esta entrega resume la organización, misiones y destino de las Brigadas Internacionales que actuaron en España por mandato de la Internacional comunista que dirigía Stalin desde la Unión Soviética.
Las Brigadas Internacionales fueron un conjunto de unidades de choque creadas por la Internacional Comunista (Comintern), organización que iniciada por Lenin continuó expandiéndola Stalin para la consecución de los objetivos soviéticos. El periodo en que se reclutaron, enviaron a España y mantuvieron en ella los brigadistas supuso el de las grandes purgas que afectaron a comunistas en la Unión Soviética igual que a los comunistas en España, de dentro y fuera, participando en la guerra.
La decisión de reclutar y enviar brigadistas para luchar en España fue tomada por Stalin y, subsidiariamente, por la Comintern el mes de julio de 1936, recién estallada la guerra. Entre agosto y septiembre de 1936, centenares de brigadistas afluyendo exentos de concierto todavía desde los partidos comunistas en todo el mundo se unieron en España a los que ya estaban traídos por la Olimpiada Popular en Barcelona, concentración organizada por la Internacional Comunista en oposición a los Juegos Olímpicos celebrados en Berlín ese mismo año. La recluta formal y masiva la realizaron esas delegaciones de la Comintern bajo la supervisión de la central soviética de propaganda para Occidente sita en París, dirigida por Willi Muenzerberg. Las primeras expediciones organizadas por esta central de propaganda entraron en la España del Frente Popular por vía marítima y por la frontera francesa los primeros días de octubre de 1936, llegando a la base de las Brigadas Internacionales en Albacete a mediados de dicho mes. Inmediatamente dio inicio la preparación bélica de los brigadistas a las órdenes de un Estado Mayor dirigido por el comunista francés André Marty, secretario general de la Comintern, apodado por sus hombres el carnicero de Albacete. Marty impuso la disciplina a los brigadistas mediante la práctica del terror, fusilando a centenares de ellos como ejemplo y castigo, medida aplicada también contra la población española que no consideraba afecta a la causa comunista.
La cifra aproximada de brigadistas actuando en España según la documentación al respecto que obra en poder de los historiadores fue de cien mil; de los cuales alrededor de treinta mil estuvieron simultáneamente en acciones de guerra. Resultando una fuerza soviética en España bajo la jefatura de Stalin que había delegado en Marty la ejecución material.
Fueron siete las Brigadas Internacionales. Numeradas las cinco primeras XI, XII, XIII, XIV y XV; posteriormente se crearon las 129 y 150. El proyecto de Stalin con las Brigadas Internacionales en España era el de formar un Ejército Internacional con mando autónomo, artillería, aviación y cuadros propios, dependientes de la Comintern, organización satélite al servicio de Stalin. Aunque tal propósito no resultó estrictamente factible pues el gobierno frentepopulista en España, presidido por el socialista Francisco Largo Caballero (opuesto a los comunistas pese a su alianza con ellos), habiendo aceptado la presencia de los brigadistas, de los asesores soviéticos de Stalin (verdaderos mandos de la represión y las estrategias militares) y del armamento enviado por la Unión Soviética, y, asimismo, habiendo pagado con el oro del Banco de España tales recursos humanos y materiales, propuso que las Brigadas Internacionales se incorporaran a las unidades del Ejército Popular formándose desde septiembre de 1936. La unidad militar que se concibió tomando de unos y de otros fue la denominada Brigada Mixta, de tradición militar española, combinación de armas y servicios. La primera Brigada Internacional que combatió en el frente de batalla fue la XI, posicionada el 8 de noviembre de 1936 en torno a la Casa de Campo y la Ciudad Universitaria de Madrid; coincidiendo con las sacas criminales de presos en las cárceles madrileñas.
Por ser una fuerza soviética en España, las Brigadas Internacionales estaban formadas por comunistas de variada procedencia e ideario común. Los jefes eran militares comunistas de esas mismas procedencias, con relevancia los destinados desde la Unión Soviética, experimentados en la I Guerra Mundial, la llamada Gran Guerra, actuando en España como tropas de choque. A lo largo de la guerra murieron diez mil brigadistas, que es un número elevado.
El idealismo, real o supuesto, que movilizó a los brigadistas fue truncándose a partir de diciembre de 1936 al conocer directamente o por noticia fidedigna las atrocidades cometidas sobre muchos de ellos con la intención de purgar a quienes Stalin iba considerando sus enemigos en la ortodoxia comunista que había decretado.
El objetivo único de las Brigadas Internacionales era ganar la guerra para ofrecer el triunfo a los comunistas y por ende su acceso al poder en la España del Frente Popular de la República. Perdida la guerra antes del último parte de guerra, lastrados por actitudes díscolas e ineficaces en el campo de batalla no pocas veces y por los actos violentos cometidos sobre la población civil, además de perdida la influencia y el control social y político donde aún gobernaban tras el golpe de Estado de los socialistas Julián Besteiro y Segismundo Casado, los comunistas de toda laya desaparecieron del mapa para desde los asesores soviéticos a dirigentes políticos y mandos brigadistas compartir en la Unión Soviética la represalia de Stalin: purgas, deportaciones, esclavitud y asesinatos escribieron el epílogo de la presencia comunista en España durante los mil días de guerra.