Madrileño de Ciempozuelos, nacido en 1717, el arquitecto Ventura Rodríguez fue evolucionando del estilo barroco al neoclasicismo.
Su carrera tuvo inicio en las obras del Real Sitio de Aranjuez, en calidad de delineante a las órdenes de Pedro Caro Idrogo. En 1734, el arquitecto Filippo Juvara lo acogió como delineante para trabajar en la construcción del Palacio Real de Madrid, y tras la muerte de Juvara al cabo de dos años fue el arquitecto Giovanni Sachetti quien continuó las obras del Palacio Real manteniendo en su puesto a Ventura Rodríguez.
El reconocimiento a su labor arquitectónica llegó a Ventura Rodríguez en 1741, fecha en la que Felipe V le nombró Aparejador Mayor de Palacio. Otros nombramientos jalonaron su trayectoria, entre los que descuellan el de socio de mérito de la Academia de San Lucas de Roma, en 1747, por los diseños que realizó de San Francisco el Grande; el de Arquitecto Delineador Mayor del Palacio Real, en 1749; el de Director de Arquitectura de la Real Academia de San Fernando, en 1752; el de Maestro Mayor de obras y fuentes del Ayuntamiento de Madrid, en 1764; el de Supervisor de planos del Consejo de Castilla, en 1766; el de Director de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en 1766 y 1775; y Arquitecto de Su Alteza Real, en 1781.
La Santa Capilla de la basílica de El Pilar de Zaragoza (1750-1765)
Hasta 1760 el estilo de Ventura Rodríguez es barroco de inspiración romana. Diseñó plantas y cúpulas elípticas e hizo uso del orden gigante y del bronce dorado. Las obras más destacables de estos años son de carácter religioso.
Capilla del Palacio Real de Madrid (1750-1759), de planta elíptica con dieciséis columnas de mármol de una sola pieza con capitel de estuco dorado.
Remodelación y terminación de la Basílica de El Pilar de Zaragoza (1750-1765), cubierta por una cúpula elíptica izada sobre columnas corintias y un entablamento; el dorado se utilizó con profusión para decorar la cúpula. Obra que le fue adjudicada por Fernando VI a instancias del Cabildo de la Seo zaragozana.
Transparente de la catedral de Cuenca (1752)
Transparente de la catedral de Cuenca (1752), que contiene el Altar Mayor y el sepulcro de san Julián. Se utilizó jaspe, mármol y bronce dorado; aparecen arcos truncados coronados con las imágenes de la Esperanza y la Caridad y altorrelieves con escenas de la vida de san Julián.
Iglesia de San Marcos de Madrid (1753), que presenta una fachada cóncava, pilastras de orden gigante y capitel compuesto, dos frontones, uno curvo y otro triangular, y cinco naves y otras tantas bóvedas elípticas.
Fachada de la iglesia de San Marcos de Madrid (1753)
Decoración del interior de la Iglesia del Real Monasterio de la Encarnación de Madrid (1755-1767), combinando el jaspe, el mármol y el bronce dorado.
Desde 1760 el estilo de Ventura Rodríguez es neoclásico.
Sustituyó las formas forzadas y los excesos decorativos del Barroco por elementos de la arquitectura clásica tales como las columnas jónicas, las pilastras toscanas, los arcos de medio punto y los frontones triangulares. En los años posteriores a 1760 destacan sus edificios civiles palaciegos y religiosos.
Palacio del infante don Luis (1765)
Convento de los Agustinos Filipinos de Valladolid (1760), de planta rectangular dividida en dos cuadrados ocupados por el claustro y la iglesia. El claustro consta de cuatro crujías de dos pisos con arcadas de medio punto entre pilastras toscanas, en el primer piso, y jónicas en el segundo. La iglesia es de planta central con un profundo presbiterio, coro conventual detrás del altar y cúpula con óculos y linterna. La cúpula se sostiene en ocho machones con pilastras toscanas adosadas. La fachada principal cuenta con un pórtico tetrástilo de orden toscano, cornisa y torres campanario.
Colegio de Cirugía de Barcelona (1761), que presenta una fachada de dos cuerpos con pilastras entre las que se abren ventanales rectangulares que refuerzan el ritmo horizontal. En el centro del cuerpo superior de la fachada un ventanal rematado en arco de medio punto rompe la cornisa y ocupa parte del frontón que corona la fachada.
Intervención en el proyecto de reforma de la Basílica de Covadonga.
Palacio del infante don Luis en Boadilla del Monte (1765), de planta rectangular, cuenta tres cuerpos principales de tres alturas, dos secundarios de una altura y torreones en los extremos, de planta cuadrangular y con vanos ovalados que rompen la linealidad del trazado general. Las fachadas principales son lisas, excepto en portadas, frontones y cornisa, que cuenta con un antepecho que oculta la cubierta. La parte central está enmarcada con columnas toscanas, cuenta con un balcón en el que las columnas son jónicas, frontón semicircular y lápida conmemorativa. Las demás portadas están coronadas con frontones triangulares. Los elementos ornamentales se limitan a la parte superior y son jarrones y dos escudos de armas de Felipe V.
Palacio de Liria (1779)
Palacio de Liria en Madrid (1779), de planta rectangular. Las dos fachadas principales corresponden a los lados largos. La planta baja hace las veces de zócalo del edificio y presenta sillar almohadillado; la planta noble cuenta con un piso de balcones y otro de ventanas; una hilera de ventanas encubre el tejado. La fachada principal cuenta con cinco cuerpos verticales: el central es tetrástilo, coronado con una espadaña heráldica, y marca el eje de simetría de la fachada; lo flanquean dos cuerpos de balcones y ventanas entre pilastras de orden gigante; otros dos cuerpos en los extremos están recorridos por dobles pilastras. En la fachada posterior la espadaña ha sido sustituida por cuatro esculturas. Las fachadas laterales tienen una planta soterrada y conectan con jardines mediante escalinatas.
Fachada de la catedral de Pamplona (1783), que presenta un pórtico soportado de cuatro pares de columnas que sostienen un frontón triangular y en los extremos dos torres cuadradas, macizas hasta la altura de la nave central y con ventanas entre columnas corintias en la parte alta.
Otras realizaciones
Presentes:
Sagrario de la catedral de Jaén (1764).
Reforma del interior de la Colegiata de San Isidoro de Madrid (1769).
Diseño de las fuentes de Apolo, Cibeles y Neptuno para el Salón del Prado de Madrid (1780).
Acueducto de Noáin (1782).
Desaparecidas:
Iglesia del Convento de los Padres Premonstratenses de Madrid.
Puerta de Atocha.