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Memoria recobrada (1931-1939) LXXIX

Recordemos aquello que fue y por qué sucedió. Esta entrega informa de la práctica del terror ambulante llevada a cabo por socialistas y anarcosindicalistas organizados en bandas, con la anuencia y protección de las facciones de izquierda englobadas en el Frente Popular.

La Brigada de García Atadell

Al declararse la guerra, en Madrid fue creada la Brigada de las Milicias Populares de Investigación, un remedo ideológico y sectario de la Brigada de Investigación Criminal que puso en práctica el gobierno del Frente Popular dando satisfacción a los afanes de saqueos, violencias y asesinatos en retaguardia de las varias organizaciones que lo conformaban.

    Al poco, aquellas iniciales bandas violentas, aquellas partidas represoras de funcionamiento anárquico, se agruparon para organizar escuadras o brigadas ampliamente armadas, con edificios a su disposición previamente incautados, vehículos de paseo y carga también producto de las requisas, fondos contantes y sonantes, elementos prestos a cometer las acciones criminales ordenadas o particularmente deseadas y la anuencia y protección del gobierno.

Célebre por su crueldad y omnipresencia fue la indistintamente denominada Escuadrilla del amanecerBrigada del amanecerCheca socialista de García Atadell o Brigada de García Atadell; pues su principal responsable era Agapito García Atadell, en tiempos comunista del PCE y posteriormente socialista del PSOE, cuyo comité ejecutivo recomendó nombrarlo jefe de las Milicias Populares de Investigación, un grupo especial dentro de la Brigada de Investigación Criminal de la Policía que teóricamente actuaba a las órdenes de Antonio Lino, jefe de la Brigada Criminal.

    Documenta la Causa General que “en el mes de agosto de 1936 el Gobierno del Frente Popular hizo numerosos nombramientos de agentes de Policía, que recayeron casi exclusivamente en antiguos afiliados al Partido Socialista, como elementos de confianza para el régimen. Un numeroso grupo de estos improvisados agentes de la Autoridad fue agregado a la Brigada de Investigación Criminal, funcionando dentro de ella de manera autónoma, bajo el mando del antiguo militante socialista Agapito García Atadell, tipógrafo, personalmente adicto a Indalecio Prieto. Este grupo socialista de nuevos agentes de Policía, bien pronto se desligó de su nominal relación de dependencia respecto de la Brigada de Investigación Criminal, y se trasladó a un palacio incautado a los condes del Rincón en la calle Martínez de la Rosa, número 1, asumiendo la denominación de Milicias Populares de Investigación de García Atadell. El personal de la checa se componía de cuarenta y ocho agentes, todos ellos de nuevo nombramiento, actuando como segundo jefe Ángel Pedrero García, y como jefes del Grupo, Luis Ortuño y Antonio Albiach Giral”.

    Si bien esta unidad dependía teóricamente de la Policía gubernamental, enseguida se había independizado en sus operaciones. La Brigada de García Atadell estuvo asistida por afiliados de la Agrupación Socialista Madrileña, parlamentarios del PSOE y el ministro socialista Anastasio de Gracia. Tal llegó a ser la influencia de García Atadell que incluso los diplomáticos extranjeros acudían a él para solicitar información sobre los detenidos, su libertad o clemencia. Así publicaban los periódicos: “El embajador de Rumania, el de los Países Bajos, el de Inglaterra, y el encargado de la Embajada de Francia, se reunieron a merendar con García Atadell, para solicitar del mismo la libertad de un detenido”, ilustrando con fotografías la noticia.

    La Brigada de García Atadell recibía continuos avisos de la organización sindical socialista de los porteros de Madrid, cuyos informes acerca de la ideología, costumbres y medios de los residentes en las fincas eran recogidos a diario en la checa por un comité de selección. Alrededor de ochocientas personas fueron detenidas, torturadas, robadas y paseadas por la brigada; las víctimas eran conducidas en automóvil por los ‘agentes’ a la Ciudad Universitaria y otros lugares en las afueras de Madrid para asesinarlas. No obstante, manifestando la vinculación con el gobierno, la mayoría de detenidos por la Brigada García Atadell eran puestos a disposición de la Dirección General de Seguridad, al igual que las armas o los objetos de valor requisados. En paralelo a esta actividad represiva, la brigada colaboró en contra de la Quinta Columna o de aquellos señalados como “quintacolumnistas”.

    Asimismo, Agapito García Atadell formaba parte del arbitrario tribunal de la checa socialista de Bellas Artes, cuyos veredictos eran inapelables y de ejecución inmediata. Esta checa contabilizó dos mil asesinatos y un botín, recuento d ellos sustraído a la fuerza, de muy difícil cuantificación.

    Pasados unos meses de fervor represivo, la Brigada Atadell empezó a incomodar al gobierno del Frente Popular debido a las denuncias en el extranjero de sus actividades. Esta mala imagen creciente desde octubre de 1936 la achacó García Atadell a los anarquistas y comunistas, lavándose las manos de cuantos crímenes y desmanes se le acusaba.

    La Brigada del amanecer dirigida por Agapito García Atadell actuó en Madrid desde los primeros días de agosto hasta principios de noviembre de 1936, momento en el que huyó de Madrid con cuantos bienes requisados pudo cargar.

    Pudo ser detenido, juzgado y sentenciado a muerte. Antes de morir confesó su arrepentimiento, pidió perdón a las víctimas y a la sociedad por sus crímenes, y se convirtió al catolicismo: “Dejo de ser socialista para ser católico”.

La motorizada de Prieto

La motorizada fue un grupo armado de miembros de las Juventudes Socialistas en labores de escolta de dirigentes del PSOE, que se desplazaban en moto para cumplir las órdenes recibidas; algunas motos eran las famosas Harley-Davidson. Los elementos de la también conocida como La motorizada de Prieto actuaban protegiendo a los principales políticos socialistas y asesinando a los rivales políticos que les eran señalados.

    En la misma línea de matonismo, los de la motorizada dirimieron a tiros las diferencias entre los afines a Indalecio Prieto y los partidarios de Francisco largo Caballero, con resultado de muerte.

    El grupo de pistoleros quedó formado en marzo de 1936, con la eclosión del Frente Popular. Los elegidos eran afiliados a las Juventudes Socialistas reacios a la fusión con las Juventudes comunistas que había dado lugar a las Juventudes Socialistas Unificadas (JSU), dirigidas por el otrora secretario general de las Juventudes Socialistas Santiago Carrillo Solares, captado por los comunistas para atraer a sus filas a los socialistas.

    Para disimular en principio su verdadera vocación, la motorizada nació con la imagen de un club deportivo llamado Júpiter Sporting Madrileño que componían afiliados de la Juventud Socialista Madrileña y del Sindicato de Artes Blancas de la Unión General de Trabajadores, con las siglas JSM. Enseguida se conoció al grupo como los de la motorizada, llevando a cabo tareas de seguridad en los mítines del PSOE y subsidiariamente de matonismo armado. Aunque su campo de actuación fue Madrid, hubo desplazamientos a otras provincias.

    Los cabecillas de la motorizada fueron: el lucense y fundador del grupo Enrique Puente Abuin; el jienense, guardia de asalto e instructor de milicias José del Castillo Sáenz de Tejada; el pontevedrés, guardia civil e instructor de milicias Fernando Condés Romero, partícipe en el secuestro y asesinato de José Calvo Sotelo; el madrileño Santiago Garcés Arroyo, partícipe en el secuestro y asesinato de José Calvo Sotelo; el madrileño Ángel Santamaría Torremocha; el coruñés Luis Cuenca Estevas, autor de los disparos que asesinaron a José Calvo Sotelo; el zaragozano Francisco Tello Tortajada; el madrileño Ángel José Tejera Lorenzo; y Felipe Gómez Rey.

    El más notorio crimen de la motorizada fue el del político y diputado José Calvo Sotelo, ocurrido el 13 de julio de 1936, desencadenante de una guerra civil que tuvo su verdadero inicio con los sucesos revolucionarios de 1934 protagonizados por socialistas del PSOE y separatistas catalanes de ERC.

En los primeros compases de la guerra la motorizada se dedicó a la defensa de la sede socialista de Madrid capital y a destinar efectivos de combate a la sierra madrileña. En octubre de 1936, la motorizada como tal fue disuelta e incorporada al Instituto de Carabineros denominándose Batallón n.º 20, registrando acciones en la provincia madrileña.

Los Linces de la República

Los Linces de la República, organización criminal de ideología anarcosindicalista también denominada como Escuadrilla de los Linces de la República y Brigada de los Linces de la República, compitió en vileza y crueldad con su semejante la Brigada del Amanecer, también denominada Escuadrilla del Amanecer, dirigida por el socialista y antes comunista Agapito García Atadell, desde julio de 1936.

    Los linces de la República disponían de una checa dirigida por Juan Tomás Estelrich y Emilio Losada; en ese establecimiento de detención, vejaciones, tortura, paseo y asesinato por lo general en la Casa de Campo, se aniquilaba a los considerados “enemigos del pueblo”, “desafectos a la causa frentepopulista”, y asimismo a las víctimas elegidas por el rencor, la envidia y el odio. Los componentes de la brigada-escuadrilla practicante del terror y sus jefes dependían en principio del director general de Seguridad, de Izquierda Republicana y el PSOE sucesivamente, y después, mediado septiembre de 1936, del cuartel del teniente coronel Mangada.

    Al comenzar el mes de agosto de 1936, la Dirección General de Seguridad a cargo de Manuel Muñoz Martínez, de Izquierda Republicana, el partido de Manuel Azaña y Diego Martínez Barrio, ordenó la incorporación de personal de Seguridad y Asalto que obedecería a la secretaría particular del citado para el desempeño de tareas de registro, detenciones y otros servicios decididos sobre la marcha por la Inspección de Guardia o la Secretaría particular. En el grupo seleccionado ejercían el mando el teniente del Ejército Juan Tomás Estelrich y el capitán de Milicias Emilio Losada, socialista y empleado temporero de la Sección de Estadística del Ayuntamiento de Madrid, con sus lugartenientes el suboficial Felipe Marcos García Redondo y Virgilio Llorente.

    La última noticia de la actividad criminal que se tiene de Los Linces de la República corresponde a diciembre de 1936, época de su disolución.

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