Concluido victoriosamente el cerco de Amberes en agosto de 1585 y salvados los españoles aislados en la isla de Bommel —episodio del milagro de Empel—, la reina Isabel de Inglaterra incrementó su apoyo a los rebeldes holandeses con siete mil soldados, a cambio de los puertos cercanos a las islas británicas como el de Flesinga. El comandante de la expedición inglesa fue Robert Dudley, conde de Leicester, amante de la reina. Que se vio investido como gobernador y capitán general de los Estados.
Respondió el gobernador de Flandes, Alejandro Farnesio, mandando al conde de Mansfeld, Pedro Ernesto de Mansfeld (posteriormente gobernador de Flandes entre 1592 y 1594) a cercar la todavía rebelde villa de Grave, plaza sobre el río Mosa. La importancia de este episodio es que acudió el conde de Leicester a defender la villa y Alejandro Farnesio a enfrentarse con el inglés. El 7 de junio de 1586 se rindió la plaza de Grave a los españoles; y a continuación vivieron las rendiciones de las rebeldes Mega y Battemburg.
Alejandro Farnesio decidió el asedio a la plaza de Venloo logrando una pronta rendición de la misma. También decidió socorrer a Francisco Verdugo que mandaba la resistencia en la villa de Zutphen y atacar con triunfo de nuevo al conde de Leicester que pretendía tomar esta plaza.
En noviembre de 1586 Alejandro Farnesio se dirigió a Bruselas.
Toma de La Esclusa
La Asamblea de los Estados eligió como su gobernador en febrero de 1587, sustituyendo al conde de Leicester, a Mauricio de Nassau.
Quedaban aún en las provincias de Flandes dominadas por los rebeldes las importantes plazas de Ostende y La Esclusa. Alejandro Farnesio decidió poner cerco a esta plaza con tan buenas defensas naturales y artificiales en mayo de 1587. Por su parte, repitió la reina de Inglaterra con el de Leicester el apoyo a La Esclusa y los soldados de Mauricio de Nassau. Enviaron esos aliados tropas a La Esclusa desde Ostende, Flesinga, Inglaterra, y las provincias de Holanda y Zelanda, fracasando ante los cinco mil españoles de Farnesio que tomaron La Esclusa.
En auxilio de París
Felipe II encomendó al veterano y debilitado en su salud Alejandro Farnesio que salvara París de sus enemigos. Partió Farnesio hacia Francia a primeros de agosto de 1590 para enfrentarse a su homólogo militar Enrique de Borbón, conde de Béarn.
Contaba Farnesio con catorce mil infantes, entre españoles, valones, alemanes e italianos, y tres mil caballos. Al llegar a la villa de Meos el 23 de agosto, salieron a recibirle los doce mil soldados del contingente francés aliado de España, al mando del duque de Umena; pero Alejandro distaba de fiarse de aquellos aliados. El ejército de Enrique de Borbón sumaba veinte mil infantes y seis mil caballos, apostados en Celes. Acuciada por el hombre, la ciudad de París estaba pronta a caer.
Empezó la batalla en las cercanías de la capital francesa, los unos para socorrerla, los otros para evitar el socorro y entrar victoriosos en ella. Tras la toma de Lagny por los Tercios, un revés decisivo para el conde de Béarn, las vituallas comenzaron a entrar regularmente en París. Después fueron aseguradas las cercanías de París y sus vías fluviales, por lo que Farnesio pudo regresar a Flandes. Pero momentáneamente, con el grave perjuicio que ello ocasionaba y la enorme facilidad que obtenían los rebeldes para ir ganando lo perdido con Alejandro Farnesio allí.
Felipe II le ordenaba volver a Francia para ayudar nuevamente a la Liga Católica, de la que desconfiaba Farnesio. Pudo recuperarse para los católicos toda la región de Umala, lo que posibilitaba el acercamiento a la cercada plaza fuerte de Rouen. Consiguió Alejandro aflojar el cerco, que pretendía matar de hambre a sus defensores, y dejar que la Liga Católica prosiguiera la liberación. Él quería regresar a Flandes desde donde llegaban malas noticias. Pero su salud se quebró por completo y entre Flandes y Francia falleció el gran general.
Artículos complementarios
El regreso a Flandes de los Tercios
Desembarcos españoles en Gran Bretaña e Irlanda