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Travesía (25)

La pausa sentimental

Apenado y conmemorativo, andante, el memorioso Felio niega con la cabeza y los párpados en gesto suave; para sí el tenue movimiento en tan significados lugares, seguro es y espontáneo, puede que también intencionada su visibilidad para el mundo en torno. La reivindicación ha de llegar lejos si viene de lejos, se dice.

    La exigencia lo demanda y por lo tanto mejor subrayar en el papel propio que nunca hay que convertir en normal la anomalía. Repítase hasta la saciedad que una desviación de la esencia jamás puede sentar cátedra ni debiera escribir norma superior. Como quien oye llover es la realidad.

    Gesto acompasado aunque firme de negación en la nube de recuerdo, con una voz queda en homenaje a las voces sabias, y por ello humildes aun en su vibrante magisterio, en tributo a las voces de clara dicción contrapuestas a la soberbia del necio. Son voces limpias aquellas de maestros que hablan en todas direcciones, que se dirigen al conjunto de ámbitos, que comunican directamente con la inteligencia y el espíritu. Son voces celebradas, además, las que han dejado de sonar en los pabellones ajenos aunque, no obstante, gracias a la conciencia, el recuerdo y la tecnología son escuchadas si se quiere escuchar. Voces que han sido, y serán, ilusión, consuelo y didáctica, motivo de interés constante, desafío intelectual, código ético y moral heredada; excusa válida que incita a descubrir dentro y fuera nuevas vocaciones en los antiguos propósitos.

    Felio rinde homenaje a la compañía ausente, valga el oxímoron, paradoja elegíaca tomada al vuelo. Es grande el dolor por la pérdida, que lo es al fin y al cabo, por esa desaparición física, material que anuncia el vencimiento de una época por ende irrepetible. Es acuciante el sentimiento de vacío; es serena la respuesta al quebranto. Es pesada la carga del tiempo pasado; es patente la noción, adquirida por la fuerza de los hechos y el ímpetu de las circunstancias, de que la muerte llama muchas veces antes de proceder con su encomienda personal.     Nostalgia de lo que fue y siempre pertenecerá. Ahora el paisaje es otro y sin duda irá cambiando en adelante. De los protagonistas de entonces queda la felicidad de haberlos vivido a plena intensidad y con ellos haber edificado una historia trascendente. El legado siguiente. 

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