La copla, también denominada canción española, es música, letra e interpretación, un conjunto artístico netamente español surgido en la segunda mitad del siglo XVIII con la aparición de la llamada tonadilla escénica. La tonadilla de entonces era una composición métrica acompañada de música inserta en los intermedios musicales de las comedias, un complemento o acompañamiento breve de la obra mayor; hasta convertirse en género propio al ir evolucionando.
Heredera de los romances antiguos en el gusto popular, la copla narra en pocos minutos historias sentimentales, denuncias, picardías, costumbres, venturas y desventuras y acontecimientos a veces felices, otras veces de hondo pesar.
La Guerra de la Independencia fomentó el patriotismo en las tonadillas, transmitiendo mensajes de esperanza, reivindicación y victoria. Estas tonadillas ya integradas en el acervo hispano, a lo largo de la segunda mitad del siglo XIX alternaron cartel con el flamenco, también de firme implantación, en los cafés cantantes más famosos de la época, como el Novedades en Sevilla o el Café de Naranjeros en Madrid. La combinación de los espectáculos teatrales de principios del siglo XX y la tonadilla otorgaron un papel preponderante a la copla.
En los años veinte del siglo XX la copla tomó carta de naturaleza en la expresión artística. Sonaba personal y autóctona en el malagueño Café de Chinitas, lugar de referencia en las letras, y en los madrileños Café de Levante y Torras Bermejas, avalada por los intelectuales señeros del momento: Manuel Machado, Mariano Benlliure, Ramón María del Valle Inclán, Joaquín Sorolla, Santiago Rusiñol, César González-Ruano, Federico García Lorca; y por las voces características de Raquel Meller, Encarnación López Júlvez la Argentinita y posteriormente Concha Piquer.
El despegue popular alcanzó su cénit en los años cuarenta y cincuenta de la mano y corazón de grandes compositores, músicos y letristas, e intérpretes acordes a la demanda entusiasta del público. El teatro y el cine coadyuvaron en el éxito del género. Y aunque a partir de la década de los setenta la copla sufrió un declive notorio, su arraigo entre los españoles y el empeño de cantantes reconocidos la mantienen vigente y entrañable.