Militar y naturalista, Miguel de Santisteban, criollo, a principios del sigo XVIII combatió a los piratas ingleses que asolaban el litoral del océano Pacífico, especialmente las costas peruanas y el puerto de El Callao. Su labor militar se vio completada prestigiosamente por las de naturalista, viajero y observador urbano.
Entre 1740 y 1741 viajó de Lima a Caracas investigando los efectos médicos de la quina para el tratamiento de las fiebres palúdicas. De esta expedición surgió la obra Diario de Lima a Caracas. Desde ese momento, todas las descubiertas e investigaciones de Miguel de Santisteban tuvieron relación con la búsqueda del árbol de la quina y los remedios para las terribles fiebres tercianas.
Entre 1751 y 1752 recorrió Nueva Granada, la actual Colombia, buscando el árbol de la quina. Inició su periplo en Loja, localidad al sur de Quito, para después visitar las provincias de Chimbó, Alausí y Cuenca, examinando las varias especies de la quina.
Años después entabló amistad con José Celestino Mutis, príncipe y patriarca de los botánicos, quien dio informes relevantes sobre su profesionalidad y buen hacer.
Fue ampliando su actividad con otras aparte de la científica, realizando un cálculo de los costes de explotación del árbol de la quina hasta los puertos más adecuados para su transporte a España, validando las rutas desde el puerto de Paita, en la costa peruana, a Portobelo, en la de Panamá; y desde Loja hasta Cartagena de Indias por Popayán y el río Magdalena. Asimismo aportó informaciones sobre economía, paisajes, caminos y los núcleos urbanos que visitó: Honda, Popayán, Mompós, Bogotá y Caracas. E introdujo en América maquinaria reciente para la fabricación de moneda.
Sus descubrimientos fueron muy apreciados por el naturalista alemán al servicio de la Corona española Alejandro de Humboldt.
Artículos complementarios
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Real Expedición Botánica a Nueva España