Recordemos aquello que fue y por qué sucedió. Esta entrega expone los bombardeos efectuados por la Aviación del Frente Popular de la República en 1938, sobre poblaciones de la provincia de Córdoba en la retaguardia sin objetivos de trascendencia militar.
Preámbulo
La aviación republicana del Frente Popular fue la que inició los bombardeos sobre localidades con mayoría de población civil, o exclusivamente con población civil, y la que más los utilizó durante la guerra como medio de castigo y represalia. Ya el 18 de julio de 1936, prolongadas las acciones aéreas hasta el 25 del corriente, fueron bombardeadas las tres capitales aragonesas —documentado en el artículo Memoria recobrada (1931-1939) XVIII— y las ciudades de Oviedo —documentado en el artículo Memoria recobrada (1931-1939) XXII—, Sevilla y Córdoba.
Minorados a lo largo del año 1937 los bombardeos, en 1938 se intensificaron con el avance del Ejército nacional y el consiguiente incremento de las derrotas enemigas. Sólo entre los meses de enero y abril de este año, las denominadas Alas rojas efectuaron una cincuentena de ataques sobre objetivos no específicamente militares, causando 1.200 muertes, la mayoría civiles. Ciudades como Toledo sufrieron cuatro bombardeos en el periodo citado.
La fuerza aérea republicana realizó docenas de bombardeos sobre poblaciones de la retaguardia en operaciones de castigo y represalia por las derrotas militares sufridas ante el enemigo.
Bombardeo contra la población de Baena
El más mortífero bombardeo aéreo sobre Baena, población en la retaguardia nacional, aconteció el día 28 de octubre de 1938, coincidiendo con la última fase de la batalla del Ebro.
Anteriormente, Baena había sido bombardeada según fuentes documentales en 1936: el 26 de julio, los días 5, 6, 8, 9 y 10 de agosto, el 22 de octubre y los días 18 y 21 de diciembre; en 1937: el 8 de enero, fechas previas al 24 de mayo y los días 4 y 6 de octubre; en 1938: los días 9 y 30 de marzo, el 28 de octubre y el 30 de noviembre. El parte de guerra del Ejército nacional del día 24 de mayo de 1937 informa con relación a las acciones de bombardeo de ese mes lo siguiente: «Los continuos ataques de la aviación roja en las poblaciones civiles de la zona nacional, alejadas de los frentes de combate, en cuyos ataques llevan producidos en los últimos días más de trescientos muertos no combatientes y unos quinientos heridos, en gran parte, mujeres y niños”.
El bombardeo del 28 de octubre de 1938 lo llevó a cabo una escuadrilla completa de nueve aviones Polikarpov R-Z Natacha (4ª escuadrilla del Grupo 30, código LN), iniciado a las 08.55 horas y volando a 2.500 metros de altura; en él se arrojaron entre 40 y 45 bombas sobre objetivos estratégicos de la antigua estación y los enlaces de las carreteras de Granada y Cabra, y sobre el conjunto urbano de Baena cual objetivo máximo a batir, ocasionando catorce muertos y doce heridos y graves desperfectos en seis viviendas.
A las 08.45 horas del mismo día 28 de octubre de 1938, también nueve aviones de las Alas rojas arrojaron de 35 a 40 bombas sobre el caso urbano de Peñarroya-Pueblonuevo, localidad asimismo en la provincia de Córdoba, provocando un herido y la destrucción de 28 viviendas.
Bombardeo contra la población de Cabra
Los bombardeos de Peñarroya-Pueblonuevo y Baena, especialmente este último, fueron los antecedentes directos del bombardeo sobre Cabra, localidad situada en la retaguardia y sin interés estratégico alguno para las operaciones militares, el lunes 7 de noviembre de 1938. La batalla del Ebro tocaba a su fin por esas fechas, con resultado adverso para los republicanos del Frente Popular.
Era jornada de mercado y a la villa acudieron, como de costumbre, los campesinos de los pueblos limítrofes a vender sus productos. Temprano, a eso de las siete y media, sonaron en el cielo hasta entonces despejado los motores de aviones que, dada la lejanía del frente, cabía pensar que eran nacionales y no enemigos. La caída de la primera bomba de 200 kilos, lanzada a las 07.35 horas por uno de los tres Tupolev SB-2 Katiuska, de la 3.ª escuadrilla del Grupo 24, provocó la confusión y el pánico en todo el pueblo. Seguidamente, cayeron otras treinta bombas.
Los aparatos estaban tripulados por pilotos españoles, elegidos para esta operación de castigo por el jefe del Grupo 24 Leocadio Mendiola Núñez. Arrojaron indiscriminadamente 20 bombas —con un peso total de dos toneladas—, dos de las cuales impactaron en el mercado —con un peso de 200 kilos— y en un colegio, con el resultado inmediato de 96 víctimas mortales y 117 heridos de diversa gravedad. Entre los muertos se contaron una decena de menores de doce años, de trece meses de edad la menor de todos ellos.
El día 27 de noviembre ascendían a 111 los fallecidos por el bombardeo; una cifre de víctimas similar a la producida por el muy publicitado y constantemente recordado bombardeo de la localidad vizcaína de Guernica. A este de Cabra le cayó, además, un manto de silencio desde el Gobierno del frente Popular presidido por Juan Negrín, y por la Jefatura del Ejército Popular de la República.
El Estado Mayor del Ejército Nacional calificó el bombardeo como una venganza ante la imposibilidad de vencer dignamente en el campo de batalla: ”A eso vinieron, a vengar esas derrotas del Ebro en este pueblo indefenso (…) una población tranquila, que no ha cometido más delito que ser española.” Añadiendo que se trataba de “un hecho criminal, ejecutado con toda premeditación, porque a esa hora sabían que las gentes salen de sus casas al trabajo”.
El parte oficial de guerra del Ejército Nacional, con fecha 7 de noviembre de 1938, en su apartado correspondiente a la actividad de la aviación enemiga informa: “La aviación roja, huyendo de los encuentros aéreos que tantas pérdidas le cuestan y alejándose de todo objetivo militar, lleva varios días dedicada a batir pueblos civiles de la zona nacional, lo más alejados posible de las actividades militares y desde los que les es fácil la huida. Hoy correspondió la cobarde e inhumana agresión al pueblo de Cabra, en donde, en la madrugada, nueve aviones rojos han sorprendido a la población civil bombardeándola y causando 86 muertos y 117 heridos, en su totalidad personas civiles y en gran número mujeres y niños. La España Nacional, generosa y justa con los que engañados la han combatido sin crueldades, no dejará, sin embargo, sin sanción ni debida respuesta crímenes de esta naturaleza”.
No consta registrado parte de guerra sobre esta acción en el Ejército Republicano del Frente Popular.
El número definitivo de bajas pudo alcanzar las 120, siendo 115 de ellas identificadas fehacientemente.
Otros bombardeos afectando a la población civil en territorio andaluz fechados en otoño de 1938
Sobre Motril, los días 21 y 30 de octubre y 1 y 7 de noviembre. Sobre Aguilar de la Frontera del día 25 de octubre de 1938, con cuarenta y dos víctimas entre muertos y heridos. El ya citado contra Peñarroya-Pueblonuevo del 28 de octubre, en los sectores desprovistos de presencia militar, y el día 4 de noviembre. Sobre Porcuna, el 29. Sobre Espiel y Villanueva del Rey, el 31 y el 4 de noviembre. Sobre Belmez, los días 4 y 6 de noviembre. Sobre Albendín y Luque, el día 8 de noviembre. Y sobre Martos, hacia finales de diciembre.
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Fuentes principales
Julio R. Fernández García, Los bombardeos de Baena y Cabra de otoño de 1938, Revista ARES n.º 27 (2012).
Antonio Manuel Arrabal Maíz, El bombardeo de Cabra (El Guernica de la Subbética), Ed. Sarriá (2012).
Servicio Histórico Militar, Partes oficiales de guerra 1936-1939, tomos I y II, Ed. San Martín (1977).