La madrileña Fermina Orduña, es la primera española en registrar con su nombre una patente. La concesión de lo que entonces se denominaba privilegio de invención, tuvo lugar el 20 de mayo del año 1865 y el invento se llamó Carruaje para caballerizas para la conducción higiénica de las burras, vacas o cabras de leche para la expedición pública; una máquina de ordeño, predecesora de las máquinas de ordeño industrial. Fermina vendía a domicilio la leche recién ordeñada de vaca, burra y cabra por el sistema de su invención: el animal viajaba en la máquina, era ordeñado, y la leche se servía en un tarro donde permanecía a la temperatura de las ubres.
La Dirección General de Agricultura, Industria y Comercio procedía conceder a Fermina Orduña el privilegio de invención por Real Cédula de 20 de mayo de 1865 para su sistema para expender la leche de burras, vacas y cabras.
El vehículo de transporte inventado por Fermina servía para el ganado y su producción láctea itinerante, acortando el tiempo de consumo de la leche desde el ordeño a la venta; y por ende facilitando su compra por los clientes y la higiene en todo el proceso. Este original vehículo era un carro tirado por los caballos precisos para la carga de ganado transportada, cuidados los animales con esmero; la parte del carro no destinada al ganado almacenaba el pienso de grano seco con que alimentar al ganado e incorporaba un envase de agua caliente para conservar la leche a temperatura natural de las ubres durante veinte minutos, una caldera para mantener la temperatura del agua y, como accesorio de reclamo, una campanita para dar aviso de su presencia. La leche obtenida del ordeño a la puerta del cliente, más fresca y natural imposible, era introducida en un recipiente de cristal que se cerraba herméticamente y a continuación se sumergía en ese otro recipiente con agua caliente para mantenerlo a la temperatura adecuada hasta la venta.