Félix Arenas Gaspar, capitán de Ingenieros. Cruz Laureada de San Fernando por el valor demostrado en la defensa de Tistutin y la retirada a Monte Arruit del 23 al 29 de julio de 1921. Campañas de Marruecos.
Al producirse el derrumbe de la Comandancia de Melilla el 23 de julio de 1921, el capitán Félix Arenas, presente en Melilla, junto al teniente coronel Luis Ugarte Sainz, jefe de Tropas y Fortificaciones, marchó en automóvil dirección a Dar Dríus. Al llegar a Batel encontraron un escuadrón del Regimiento de Cazadores de Caballería Alcántara n.º 10, que en vanguardia del precipitado repliegue informaba de la toma de la carretera a Dar Dríus por el enemigo. El teniente coronel Ugarte y el capitán Arenas cedieron su automóvil para incorporarlo a la columna de camiones con heridos que regresaba a Melilla; prosiguieron a caballo hacia la posición de Monte Arruit, lugar elegido para reunir a las diferentes unidades en retroceso desde Annual. Antes de llegar a Monte Arruit el capitán Arenas dejó su caballo a un sargento herido y a pie se dirigió a Tistutin. Se hizo cargo del mando de esta posición para organizando su defensa contra el sitio rifeño intentar el restablecimiento del enlace telegráfico con Monte Arruit.
El capitán Félix Arenas y el capitán Jesús Aguirre Ortiz de Zárate, jefe de la 2.° Compañía de Ingenieros, dirigieron la noche del 25 al 26 varias salidas con el propósito de incendiar unos almiares de paja que servían de parapeto al enemigo. El capitán Aguirre formó una línea de tiradores para proteger al capitán Arenas, un cabo y el soldado Calixto Arroyo, que bajo el fuego enemigo cargaban los ocho bidones de petróleo con los que incendiaron los almiares. En esta operación el capitán Arenas sufrió una herida grave por quemadura.
El viernes 29 de julio el general Felipe Navarro, segundo jefe de la Comandancia General de Melilla, ordenó la retirada de las tropas españolas a Monte Arruit. El capitán Arenas solicitó voluntariamente el mando de la retaguardia formada por una compañía mixta de Infantería e Ingenieros, de aproximadamente doscientos hombres; y a su lado permaneció el capitán Aguirre. Finalizada la evacuación del grueso de la columna en retirada, los capitanes Arenas y Aguirre procedieron a la contención del enemigo. Arenas dirigió con serenidad las operaciones de retirada a Monte Arruit, siempre en el puesto de mayor peligro, y con su esfuerzo logró que la columna se acogiera a los muros de la posición, sosteniendo una dura lucha contra un enemigo muy numeroso y dirigiendo un fuego metódico y disciplinado contra los rifeños, pese a las muchas bajas, por muerte o herida, y los que fueron hechos prisioneros al quedar rodeados en las inmediaciones de la posición defensiva, añadido a ello la deserción de los efectivos de la Policía indígena. Los capitanes Aguirre y Arenas se defendieron con fusiles a las puertas de Monte Arruit, hasta que al ser herido el alférez Juan Maroto, el capitán Aguirre lo trasladó a Monte Arruit sobre sus hombros.
Quedaba el capitán Arenas, herido en una pierna, frenando a duras penas el avance enemigo. Ya en solitario, desaparecida la ayuda de la batería del capitán Blanco cuyos servidores, arrollando a su jefe, huyeron a refugiarse en la posición fortificada. Entonces acudió el capitán Arenas a defender los cañones a toda costa, mostrando tal valor que los rifeños detuvieron su arrollador paso unos momentos, admirados por el comportamiento heroico de ese oficial que sin municiones y aislado se mantuvo erguido y desafiante hasta que un disparo en la cabeza lo mató.
Capitán Félix Arenas en la posición de Monte Arruit. Cuadro de Augusto Ferrer-Dalmau
Testigos de la heroicidad, el capitán Aguirre, el teniente José Gutiérrez Calderón y el alférez José Díaz Sanchís, y otros oficiales, demandaron en el acto al general Navarro la Cruz Laureada de San Fernando para el capitán Félix Arenas. Recompensa que obtuvo a título póstumo, con la distinción de figurar por siempre a la cabeza de los capitanes de Ingenieros en el Anuario Militar.
Monumento a Félix Arenas en el Parque de Ingenieros de Guadalajara
Imagen de ejercito.defensa.gob.es
Félix Arenas Gaspar nació en Puerto Rico el año 1891, hijo del capitán de Artillería Félix Arenas allí destinado. Poco después la familia regresó a España, en concreto a la guadalajareña localidad de Molina de Aragón, lugar originario de su familia.
Ingresó en la Academia de Ingenieros de Guadalajara en 1906, alcanzando el empleo de teniente en 1911. Su primer destino fue el Regimiento de Pontoneros, aunque al tiempo era comisionado para el Servicio de Aerostación y Alumbrado de Campaña, donde permaneció hasta 1913. En ese año obtuvo el título de piloto de globos, pasando destinado a los Talleres del Material de Ingenieros de Guadalajara. En octubre de 1913 fue agregado a la compañía de Aerostación en Tetuán. De 1914 a 1917 estuvo como alumno en la Escuela Superior de Guerra, ascendido a capitán en 1915.
En 1919, después de efectuar diversos vuelos en avión y aerostato, era destinado a la Comandancia de Ingenieros de Melilla, al mando de la 2ª Compañía de Zapadores. En noviembre de 1920 pasó a mandar la Compañía de Telégrafo de la Red Permanente de Melilla y su Comandancia.
En 1928, con la presencia del rey Alfonso XIII y miembros de su Gobierno, se erigió un monumento al capitán Arenas en Molina de Aragón.