Ir al contenido principal

Embajadores en el infierno. Teodoro Palacios Cueto

Capitán de la División Española de Voluntarios, Teodoro Palacios Cueto obtuvo la Cruz Laureada de San Fernando por su actuación en los combates en el Sector de Krasni Bor el 10 de febrero de 1943 en la Campaña de Rusia.

Fuerzas soviéticas compuestas por tres divisiones de infantería, dos batallones de morteros, dos de contracarros, uno de carros medios y pesados además de numerosos grupos independientes de artillería, más la aviación, llevaron a cabo una ofensiva sobre el Sector de Krasni Bor (Bosque rojo), defendido por los batallones 1.º, 2.º y 250.º del Regimiento n.º 262 de la División Española de Voluntarios, donde el capitán Palacios mandaba la 5.ª Compañía cubriendo un frente de aproximadamente dos kilómetros.

    Informado de la inminencia del ataque soviético, adoptó cuantas disposiciones eran precisas para defender con la mayor eficacia la extensa posición con los reducidos efectivos que disponía: ordenó el municionamiento, revisó el estado de las armas y la distribución de ranchos en frío y el descanso de la tropa, exhortó a todos a que cumplieran con su deber y anunció que la orden era la de resistir hasta el último aliento o la última bala.

    A las seis horas y treinta minutos del día 10 de febrero de 1943, con veinte grados bajo cero de temperatura, dio inicio la preparación artillera de 187 baterías soviéticas (unas 800 bocas de fuego), que duró dos horas al cabo de las cuales quedaron destruidas todas las defensas, también el centro de mando del capitán Palacios denominado El Trincherón. Acto seguido avanzaron los carros de combate y la infantería detrás, asalto que fue rechazado. Sucesivamente, a partir de las nueve menos cuarto fueron desencadenándose los ataques en oleadas, con abrumadora superioridad de medios y soldados.

    Pese a la denodada resistencia de los españoles, a las diez horas y treinta minutos había sido aniquilado el 1.º Batallón y el Batallón 250.º sólo conservaba una posición distante cuatro kilómetros de la ocupada por el capitán Palacios, que con la treintena de supervivientes de su Compañía, de la 6.ª Compañía y de Secciones dispersas quedó cercada por el enemigo. En tales condiciones prosiguió la resistencia a los incesantes ataques del enemigo, causándole muchas bajas e impidiendo que utilizara las carreteras para la penetración. Los carros, la artillería y la aviación se emplearon a fondo contra el Sector de Krasni Bor defendido por los españoles. El capitán Palacios y sus hombres protegían la carreta de Kolpino, punto clave del ataque soviético en dirección a Leningrado.

    La intensidad y duración del ataque causó la destrucción de todas las armas automáticas y la aniquilación de la 1.ª y 2.ª Sección de la Compañía, quedando en la posición únicamente diez hombres pertenecientes a la plana mayor y treinta de la 3.ª Sección más cuatro recuperados de otras unidades diezmadas. De los catorce hombres que sobrevivieron tan solo tres estaban ilesos, calculándose en un noventa por ciento las bajas sufridas por la Compañía.

    Durante el combate el capitán Palacios empleó a fondo su ingenio y conocimientos para mantener la moral de su tropa, estando presente en los sitios con más castigo y riesgo, demostrando un valor heroico y extraordinarias dotes de mando que prolongaron la extraordinaria resistencia. A las dieciséis horas y treinta minutos, agotadas las municiones, tras haber provocado un elevadísimo número de bajas al enemigo, el capitán Palacios fue hecho prisionero junto a los supervivientes; fueron once años de cautiverio, torturas, intimidaciones y trabajos inhumanos a lo largo del Gulag soviético, dando siempre ejemplo de patriotismo y capacidad de mando.

Teodoro Palacios Cueto nació en la santanderina villa de Potes el año 1912. En colaboración con Torcuato Luca de Tena escribió la obra de memorias Embajador en el infierno, la narración histórica de un militar transformada en reportaje por un periodista, referida al paso de los españoles prisioneros por las cárceles y campos de trabajo de la Unión Soviética (el Gulag): “Prisionero en los campos de concentración de Cheropoviets, Moscú, Suzdal, Oranque, Potma, Jarcof, Borovichi, Rewda, Cherbacof y Vorochilogrado. Condenado tras las celdas por insubordinación en Kolpino, por negarse a declarar desnudo, pues aquello atentaba contra su dignidad militar; en Suzdal, por negarse a realizar trabajos agrícolas ante un piquete de soldados con armas cortas y perros adiestrados para atacar, pues aquello violaba según él la Convención de Ginebra sobre prisioneros de guerra; en Oranque, por acudir en defensa de unos rojos españoles secuestrados por los rusos en una barraca; en Potma, por defender al teniente Miguel Altura que había sido agredido por un centinela; en Jarcof, por negarse a trabajar en las condiciones de Suzdal; en el Campo número I de Borovichi, al encerrarse voluntariamente por solidaridad con un alférez que había sido maltratado; en Rewda, por escribir al Gobierno soviético dos cartas replicando un discurso del ministro de Asuntos Exteriores de la URSS Andréi Vyshinski…”

Artículos complementarios

    Rebeliones y huelgas de españoles en el Gulag

    Batalla del lago Ladoga

    Combates en la cabeza de puente del río Voljov

    La Compañía de Esquiadores

    La Cruz de Novgorod

    ¡Qué buen día para morir!

    Posición intermedia

    A pecho descubierto contra un carro de combate

    ¡Qué no pasen!

Entradas populares de este blog

Las tres vías místicas. San Juan de la Cruz

Siglo de Oro: La mística de san Juan de la Cruz Juan de Yepes y Álvarez, religioso y poeta español, nacido en Fontiveros, provincia de Ávila, el año 1542, estudió con los jesuitas, trabajó como camillero en el hospital de Medina del Campo, e ingresó a los diecinueve años como novicio en el colegio de los carmelitas con el nombre de fray Juan de Santo Matía. Prosiguió sus estudios en Salamanca y en 1567 fue ordenado sacerdote. Regresó entonces a Medina del Campo, donde conoció a santa Teresa de Jesús, quien acababa de fundar el primer convento reformado de la orden carmelita y que tanto le había de influir en el futuro. San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús Imagen de stj500.com Juan de la Cruz se hallaba animado de los mismos deseos reformadores de la santa, y había conseguido el permiso de sus superiores para mantenerse en la vieja y austera devoción de su orden.; desde ese momento tomó el nombre de fray Juan de la Cruz y comenzó la reforma del Carmelo masculin

Descubridor del Eritronio-Vanadio. Andrés Manuel del Río

Mineralogista y químico, el madrileño Andrés Manuel del Río Fernández, nacido en 1764, es el descubridor del elemento químico Vanadio. Andrés Manuel del Río Imagen de omnia.ie En su infancia escolar destacó en el aprendizaje de latín y griego, posteriormente se graduó de Bachiller en Teología en la Universidad de Alcalá de Henares, y en 1781 inició sus estudios de física con el profesor José Solana.     Andrés Manuel del Río fue un alumno modélico en Física y Matemática. El ministro José de Gálvez en 1782 lo incorporó en calidad de pensionado en la Real Academia de Minas de Almadén, para que se instruyera en las materias de mineralogía y geometría subterránea con los maestros internacionales elegidos para el desarrollo científico e industrial de España. En Almadén dio inició su largo periplo por instituciones científicas de prestigio, forjando la actividad profesional que le caracterizaría. El propósito de la Corona por favorecer el desarrollo de la minería y la metalurgia en España y

El Camino Real de Tierra Adentro. Juan de Oñate

El imperio en América del Norte: La ruta hacia Nuevo México El Camino Real de Tierra Adentro era la ruta que llevaba desde la ciudad de México hasta la de Santa Fe de Nuevo México, actualmente capital del Estado homónimo integrado en los Estados Unidos; y durante más de dos siglos fue el cordón umbilical que mantuvo ligada a esta remota provincia del septentrión de la Nueva España. Cada tres años partía la llamara ‘conducta’, una caravana que trasladaba ganados, aperos y gentes, para mantener la colonización española en aquellas tierras. A través del Camino Real de Tierra Adentro penetró la cultura hispana en el Suroeste de Estados Unidos, ejerciendo aquí un papel semejante al del Camino de Santiago en España. El Camino Real de Tierra Adentro Cuando la corona española decide no abandonar la provincia de Nuevo México, ruinosa en todos los sentidos, sino mantenerla por razones de no desamparar a los indios ya cristianizados, el virreinato de Nueva España organiza un sistema