El primer Cuerpo de Seguridad Nacional de Europa
El primer Estado moderno de Europa, constituido plena y administrativamente en sus facetas militar, política-diplomática, jurídica y económica, fue obra de los Reyes Católicos. Y para afianzar tal institución modélica, estable y duradera, era indispensable organizar un Cuerpo de Seguridad y Vigilancia, el primero de su clase, que garantizara ambas: denominado la Santa Hermandad.
El origen, desarrollo y vigencia de la Santa Hermandad se vinculan al control de los caminos y los transportes que fomentan el comercio y los suministros, la persecución de los actos delictivos individuales y colectivos y al mantenimiento del orden público.
Los concejos y las villas, las comarcas y los municipios de varios territorios de España, contaban anteriormente, para los mismos fines, con hermandades de efectivos armados operativas en los reinos cristianos desde el siglo XI; hasta que en Castilla, allá por el año 1473, se pretende aunar a las hermandades en un solo Cuerpo de Seguridad y Vigilancia. Los promotores del Cuerpo policial integrado son el asturiano de Oviedo Alonso de Quintanilla, Contador Mayor de Cuentas, y el castellano de Burgos Juan de Ortega, Primer Sacristán del Rey y Provisor de Villafranca de Montes de Oca. Visitando a las autoridades locales de las principales ciudades castellanas, las convencieron para reunirse en la localidad palentina de Dueñas para dar forma al proyecto. El acontecimiento se produjo a finales de marzo de 1476, y al mes siguiente, en las Cortes de Madrigal convocadas y presididas por los Reyes Católicos, otorgan éstos la Carta Fundacional de la Santa Hermandad, el Ordenamiento de Madrigal, con fecha 19 de abril de 1476.
Para satisfacer las pretensiones de todos los implicados, los Reyes Católicos accedieron a que las hermandades locales preexistentes se integraran o bien colaboraran con el Cuerpo recién creado.
La Santa Hermandad se convirtió en la jurisdicción superior en tareas de seguridad y vigilancia, básicamente en las zonas rurales (como posteriormente la Guardia Civil), quedando obligadas las autoridades locales a la entrega de los perseguidos y reclamados por aquélla en poder de éstas.
En el Ordenamiento de Madrigal se prescribían las competencias de la Hermandad y los delitos de su exclusiva incumbencia: asalto en los caminos, robos de muebles o semovientes en despoblado, muerte, herida, incendio de mieses, viñas y casa; indicada la forma de ejecutar la sentencia en caso de condena a muerte, que era el asentamiento en descampado; además de subrayar la objetividad de la justicia y las garantías para el acusado. En cuanto al plazo de vigencia concedido, se estipuló en tres años, prorrogables, tiempo calculado para erradicar los términos más agudo del problema.
La estructura en agentes-soldados de la Santa Hermandad se determinó en base a la población de las ciudades: por cada cien vecinos un jinete, por cada ciento cincuenta vecinos un hombre de armas; las exclusiones a esta regla fueron Asturias, la comarca de Las Merindades y la villa de Aguilar de Campoo, cuya aportación se reducía a infantes. Para un total de dos mil efectivos en actuación conjunta, de cuatro en cuatro (cuadrilleros) por todo el territorio de la Corona. Uniformaban los de la Santa Hermandad un coleto de color blanco con mangas anchas rematadas en color verde distintivo (a buenas horas mangas verdes, dicho popular cuando los cuadrilleros por causas ajenas a su voluntad llegaban tarde a la escena del crimen), con sendas cruces rojas en pecho y espalda y calzas de tono encarnado, más un casco de hierro batido y lanza y espada como armamento.
El gasto del Cuerpo policial se sufragaba mediante un impuesto específico, llamado “sisa” (de sisar, quitar), que recaía sobre todas las mercancías menos la carne.
La primera junta de la Santa Hermandad tuvo lugar en Valladolid, nombrado su primer capitán Alfonso de Aragón, duque de Villahermosa, hermanastro del rey Fernando el Católico.
La Santa Hermandad
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La Santa Hermandad fue la primera unidad militar permanente de España y, a tal efecto, una tropa regular y un cuerpo policial pioneros en Europa; lo demuestra su aparición en combate en la guerra de Granada y en las expediciones a Nápoles y Canarias, amén de ejecutar tareas de orden netamente administrativo como la elaboración de los primeros censos y padrones nacionales. Fue disuelta en 1834, una década antes del nacimiento de la Guardia Civil, fundada y dirigida en su inicio por Francisco Javier Girón y Ezpeleta, duque de Ahumada.