En consideración a las noticias de barcos extranjeros cruzando el estrecho de Magallanes que llegaron al virrey de Perú, Manuel de Amat, y asimismo la recalada forzosa de un buque francés en las costas peruanas, el virrey dispuso una expedición geoestratégica a la zona central del océano Pacífico con el doble propósito de la búsqueda y exploración de la isla de David (o Davis) y de Luján, registrando también la isla de la Madre de Dios al sur de la de Chiloé; y, en segundo lugar, comprobar la presencia de tropas o colonias extranjeras en las citadas islas y las costas del sur de Chile.
La flotilla española estaba compuesta por el navío San Lorenzo, al mando del capitán de fragata Felipe González de Haedo, cántabro de Santoña, nacido el año 1714, y la fragata Santa Rosalía, mandada por el capitán Antonio Domonte y Ortiz de Zúñiga, sevillano nacido en 1719. Zarpó del puerto de El Callao el 10 de octubre de 1770. Navegando por la latitud sur de los 27º, el 15 de noviembre identificaron la supuesta isla de David o Davis posicionándola en los 27º 6’ de latitud sur y 264º 36’ de longitud este del meridiano de Tenerife.
Felipe González de Haedo
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Cuando los españoles llegaron a la isla de Pascua (Rapa Nui en lengua indígena) descubierta en 1722 por el holandés Jakob Roggeveen, quien la bautizó con este nombre al coincidir la fecha con el día de Pascua, encontraron una tierra escasa de vegetación. Durante cinco jornadas circunnavegaron con dos lanchas la isla poniendo nombres españoles a las ensenadas, caletas, montes y cabos; también dibujaron los planos de la ensenada donde fondearon los buques, denominándola de González, y el de la isla al completo: fueron los primeros planos de la isla posteriormente utilizados por ingleses y franceses. En estos planos aparecían dibujadas las famosas estatuas de toba volcánica que los nativos denominaban moái, adornadas con sus sombreros, pukao. Visitaron algunas zonas litorales y del interior de la isla recogiendo información de los habitantes, aproximadamente mil, cultivos (plátano, yuca, ñame, calabaza y caña dulce), fauna y características del suelo.
El día 20 de noviembre, con la solemnidad religiosa y militar preceptiva, bautizaron la isla con el nombre de San Carlos, en homenaje al rey Carlos III, emplazando tres cruces de madera en sendos cerros de la zona noreste (actual Poíke) próximos a los acantilados. Enarboló la bandera de España y pronunció el discurso proclamando soberano y dueño de la isla de San Carlos al rey Carlos III el capitán José Bustillo, con la tropa formada. El contador Antonio Romero levantó acta de la toma de posesión en la que firmaron los oficiales españoles y tres jefes locales “que signaron con ciertos caracteres según su estilo”. Este es el primer documento conocido de la escritura jeroglífica rongo-rongo de la isla de Pascua.
Una vez cumplidas las órdenes del capitán González de Haedo los grupos expedicionarios retornaron a las naves, y al día siguiente la flotilla española prosiguió su descubierta rumbo oeste para verificar la existencia de otras islas en las inmediaciones tal y como afirmaban algunas cartas marinas. Al no hallar ninguna se dirigieron a la isla de Luján, con la que tampoco dieron, pusieron la proa en dirección a la isla de Chiloé para continuar con la segunda fase de las instrucciones del virrey Amat.
Felipe González de Haedo supo por el gobernador de Chiloé, Carlos Berenguer, que había enviado unas lanchas a la isla de Inchín y al estuario de Diego Gallegos, de la inexistencia de tropas o colonias extranjeras en aquellas latitudes. Concluida la misión, la flotilla española regresó a El Callao navegando al oeste, avistando la recién bautizada isla de San Carlos (Pascua o Rapa Nui). La arribada a puerto se produjo el 29 de marzo de 1771 tras cinco meses y medio de navegación y un recorrido de 4.177 leguas. Esta exploración fue registrada en su diario por el capitán González de Haedo.
Mapa de la isla de San Carlos
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Con anterioridad y posteriormente, Felipe González de Haedo prestó siempre grandes servicios a la patria en todos los empleos del escalafón militar que le correspondieron. A las órdenes del Capitán General de la Real Armada Española Luis de Córdova y Córdova apresó al navío inglés Ardiente, de 74 cañones; y ya como brigadier participó en diversas campañas por los océanos Atlántico y Pacífico protegiendo a los barcos españoles de los piratas y los ataques de naves extranjeras.