El granadero de Infantería de Marina, Martín Álvarez Galán, héroe en el trágico combate naval del cabo San Vicente, nació en la localidad pacense de Montemolín el año 1766. Su padre había sido sargento en el ejército del rey Felipe V, perdiendo un brazo en la lucha para recuperar la plaza de Badajoz ocupada por tropas inglesas, portuguesas y austríacas.
A los veinticuatro años Martín Álvarez decidió ingresar en la Infantería de Marina, alistado en Sevilla en la Tercera Compañía del 9.º Batallón de Infantería de Marina. El 16 de septiembre de 1792 embarcó como soldado de Infantería de Marina en el navío Gallardo, de 74 cañones, pasando de Cádiz a Cartagena. Sus primeras misiones tuvieron lugar en puertos franceses peninsulares e insulares, cumpliendo el cometido.
En 1794 trasbordó al navío San Carkos para convoyar a los transportes de suministro e incremento de tropa en viaje a las Antillas.
Pero la fama imperecedera de Martín Álvarez está relacionada con el navío San Nicolás de Bari, donde embarcado el 1 de febrero de 1797 se le encarga la defensa del pabellón. En la trágica batalla del cabo San Vicente, la actuación del granadero Martín Álvarez queda destacada por los vencedores. Así cuenta un oficial inglés, presente en la batalla, con respecto a los últimos momentos del navío y la decidida actitud del granadero Martín: “En el barco español San Nicolás de Bari queda algo por conquistar. Sobre la toldilla arbola la bandera española que flota al viento cual si todavía el barco no se hubiese rendido. Un oficial inglés que lo observa va a ella para arriar la bandera. Antes de llegar un soldado español [Martín Álvarez Galán], de centinela en aquel lugar, sin apartarse de su puesto, le da el alto, el oficial no le hace caso y se acerca, el sable del centinela lo atraviesa con tal fuerza que lo queda clavado en la madera de un mamparo. Un nuevo oficial y soldados se acercan y el centinela no logrando desasir su sable de donde se hallaba pinchado, coge el fusil a modo de maza y con él da muerte a otro oficial y hiere a dos soldados. Da después un salto desde la toldilla para caer sobre el alcázar de popa donde lo acribillan a tiros los ingleses. [El almirante] Nelson que ha presenciado la escena se aproxima al cadáver silencioso”.
Parecía muerto, pero Martín Álvarez no lo estaba, sino malherido. El almirante Horatio Nelson, ignorante de este aliento, ordenó que se le envolviera en la bandera que había defendido con tanto ardor. Y entonces se comprobó que respiraba: lo curaron, admirativamente lo condujeron al sur de Portugal y desde allí regresó a España convaleciente. Sin embargo, ciertas fuentes indican que Martín Álvarez regresó a España habiendo escapado de la custodia británica.
Martín Álvarez Galán
El relato del propio granadero Martín Álvarez ante el Mayor General de la Armada, Manuel Núñez Gaona, actuando en su competencia, se resume de la siguiente manera: “Estaba a bordo del navío San Nicolás de Bari pero no en ocasión de rendir los españoles el barco a los ingleses, pues el San Nicolás de Bari no se rindió ya que no había ningún español cuando se arrió su bandera, no pudiendo haber capitulado con la tripulación toda muerta o herida, sino que fue abordado y tomado a sangre y fuego”.
Así concluye el Fiscal su instrucción: “No puedo pasar en silencio la gallardía del granadero de Marina Martín Álvarez, perteneciente a la tercera compañía del noveno batallón, pues hallándose en la toldilla del navío San Nicolás cuando fue abordado, atravesó con tal ímpetu al primer Oficial inglés que entró por aquel sitio que al salirle la punta del sable por la espalda la clavó tan fuertemente contra el mamparo de un camarote, que no pudiendo librarla con prontitud, y por desasir su sable, que no quería abandonar, dio tiempo a que cayera sobre él el grueso de enemigos con espada en mano y a que lo hirieran en la cabeza, en cuya situación se arrojó al alcázar librándose, con un veloz salto, de sus perseguidores.”
Martín Álvarez ascendió al empleo de cabo por méritos de guerra el 17 de febrero de 1798 y en agosto de ese mismo año a cabo primero; también se le concedió una pensión vitalicia y la distinción de lucir un escudo de premio en la manga izquierda del uniforme. Rezaba la honorífica concesión: “ El Rey nuestro señor, ha visto con satisfacción el denodado arrojo y valentía con que se portó a bordo del navío San Nicolás de Bari, el granadero de la 3ª Compañía del 9º Batallón de Marina Martín Álvarez, cuando el 14 de febrero de 1797 fue dicho buque abordado por tres navíos ingleses; pues habiendo Álvarez impedido por algún tiempo la entrada a un trozo de abordaje, supo también defender la bandera que el Brigadier D. Tomás Geraldino le había confiado antes de su muerte, y con su valor hizo de modo que aquella se mantuviese arbolada aun después de todo el grueso de los enemigos tenían coronado su navío. Teniendo también S.M. en consideración de la honrada conducta que en el servicio observa Martín, se ha servido concederle 4 escudos mensuales por vía de pensión vitalicia, en premio de su bizarro comportamiento; y es su real voluntad que se les haga saber esta benévola y soberana disposición, al frente de toda la tripulación y guarnición del navío donde se halle embarcado”.
Su siguiente destino fue a bordo del navío Purísima Concepción.
Como homenaje al heroico Martín Álvarez Galán, la Armada, por Real Orden de 12 de diciembre de 1848, dispuso que permanentemente un buque llevase su nombre.