Nacido en Barcelona el año 1751 en el seno de una familia de médicos, el aventajado estudiante Francisco Salvá Campillo se doctoró en Medicina destacando también en los campos de Física e Ingeniería y en la faceta de inventor.
Cursó la carrera de Medicina en la Universidad de Valencia, obtuvo el doctorado en la de Toulouse y lo revalidó en la de Huesca; y en 1773, a los veintidós años de edad, ingresó en la Real Academia Médico Práctica de Barcelona. En 1786 fue elegido miembro de la Real Academia de Ciencias y Artes de Barcelona, ejercitando una actividad científica que comprendió, además de la medicina, aunque no por extenso, materias de física, filosofía e ingeniería, respondiendo tal diversidad a su polifacética inquietud por el conocimiento y la aplicación.
Francisco Salvá fue un médico adscrito a la renovación de los sistemas de estudio y la práctica, compendiando sus tesis en dos obras que abogaban por la vacunación antivariólica; en una memoria de 1790 sobre esta cuestión recayó el premio de la Real Sociedad Médica de París, publicada por la Academia de Barcelona ocho años después. Salvá contribuyó a la difusión en España de la vacuna antivariólica. Participando en una convocatoria de la citada institución parisina dos años antes de la memoria sobre la vacuna antivariólica, había presentado la memoria titulada Sobre el modo de enriar el cáñamo y el lino sin prejuicio de la salud pública, asimismo premiada. En 1790, siendo ya miembro de la Real Sociedad, obtuvo una mención honorífica por un trabajo sobre el embalsado del cáñamo y consiguió otro premio por una memoria sobre el uso de los purgantes y del aire fresco en las viruelas inoculadas y naturales. Un trabajo sobre el escorbuto y la fiebre tifoidea recibió una mención honorífica en 1792.
Francisco Salvá Campillo
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La actividad científica de Francisco Salvá fue varia y complementaria en el tiempo. En 1790 inició una serie de anotaciones meteorológicas relacionadas con la salud, no obstante su dimensión investigadora en el ámbito de la Física; estas observaciones fueron publicadas por el Diario de Barcelona desde 1792. A la par que las observaciones, presentó en 1790 una memoria sobre la construcción de los barómetros, sobre los barómetros portátiles y sobre los higrómetros. Hacia 1783, con la colaboración de su amigo y colega Francisco Santpons Roca, médico militar y del rey Carlos III, y del artesano Pere Gamell, diseñó una máquina de agramar cáñamos y linos minorando la cantidad de polvo generada en la operación. En enero de 1784, Salvá, Santpons y el clérigo Mariano Oliveres organizaron un lanzamiento de globos aerostáticos llenos de hidrógeno. Los dos médicos continuaron su tarea inventora en 1800 con un sistema de transporte en un canal en seco. En febrero de 1786, ingresó en la sección de Electricidad de la Academia de Ciencias Naturales y Artes.
En esta Academia presentó el año 1788 su Memoria sobre la electricidad positiva y negativa, siendo una y otra, respectivamente exceso o defecto de la única electricidad posible. Al cabo, tras la observación de auroras boreales, Salvá anunció el carácter eléctrico del fenómeno. En 1795 presentó su Memoria sobre la electricidad aplicada a la telegrafía,ilustrada por un aparato de telegrafía basado en la descarga de una botella de Leiden a través de 17 pares de alambres que correspondían a las letras del alfabeto; supo avanzar por la senda de la futura invención de la telegrafía eléctrica.
De 1796 a 1799 vivió en Madrid. En la capital de España presentó su Memoria sobre las aguas hepáticas artificiales, leída ante la Real Academia Médica en julio de 1796, y efectuó una demostración pública de su sistema de telegrafía eléctrica delante de los Reyes y el Gobierno. El resultado patente de su etapa madrileña fue la creación de una Cátedra de Medicina Práctica. La enseñanza de la Medicina protagonizó este período de la vida de Francisco Salvá, pero siguió activo en sus trabajos sobre la electricidad que tanto le interesaba. En febrero de 1800, presentó a la Real Academia de Ciencias y Artes una nueva comunicación sobre el galvanismo, proponiendo su aplicación a la telegrafía. En febrero de 1804, presentó una segunda memoria sobre el galvanismo, en la que introducía la nueva pila de Volta en la telegrafía.
En los albores del siglo XIX, Francisco Salvá se dedicó a la prospección minera, empresa que apenas pudo desarrollar a causa de la invasión napoleónica y su fallecimiento antes de que finalizara la guerra.
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Trabajos seleccionados
Divi Thomae doctrinae litterario orbi celebratissimae memoriam inter annua ejusdem angelici doctoris solemnia commendabat, 1761.
Theriarca morbis omnibus et venenis pellendis praesentissima, divi Thomae doctrina, inter annuos ipsi a pontificio et Episcopali seminario Barcinonensi sacros cultus demonstrabatur propia plaudente thalia, 1764.
Proceso de la inoculación presentado al Tribunal de los sabios para que lo juzguen, 1777.
Disertaciones sobre el influjo del clima en la variación de las enfermedades y sus remedios, y sobre los saludables efectos de las frutas, 1777.
Disertación sobre la explicación y uso de una nueva máquina para agramar cáñamos y linos; inventada por los doctores en medicina Francisco Salvá y Campillo y Francisco Sanponts y Roca, 1784.
Carta sobre la inoculación de las viruelas, 1785.
De analogia inter scorbutum et quasdam febres tentamen, 1794.
Memoria sobre la electricidad aplicada a la telegrafía, 1795.
Aviso importante sobre los casos extraordinarios de viruelas legitimas, sobrevenidos mucho tiempo después de la vaccina verdadera, y tentativas para precaverlos, con otras reflexiones dirigidas a perfeccionar la práctica de la vacuna, 1803.
Lección inaugural en la apertura del curso de prelecciones sobre las calenturas pútridas, malignas, contagiosas y pestilenciales, 1804.
Pensamientos sobre el arreglo de la enseñanza del arte de curar, de Francisco Salvá y Francesc Santpons, 1812.
Análisis de la fiebre llamada vulgar é impropiamente amarilla ó vómito prieto, 1821.
Artículos complementarios
Francisco Valles de Covarrubias