Las series Fauna, Planeta azul y El hombre y la tierra, emitidas por la radio y la televisión de varias naciones durante décadas, aproximaron como nunca hasta entonces en imágenes los universos animal y vegetal al del ser humano, transmitiendo el inequívoco y reiterado mensaje de la defensa de la naturaleza. La difusión de cada uno de los capítulos era un acontecimiento familiar y social, y la voz de quien los ideaba y presentaba la guía idónea para sentir una realidad tantas veces ignorada o distorsionada a conveniencia. El padre del milagro es el recordado Félix Rodríguez de la Fuente, un extraordinario naturalista, un innato divulgador, que también fue estomatólogo con premio fin de carrera, y aunque autodidacto en sus estudios sobre la naturaleza siguió ejemplos relevantes de personalidades como el biólogo José Antonio Valverde, figura capital en la consecución del Parque de Doñana en los años cincuenta del siglo veinte.
Félix Rodríguez de la Fuente
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Félix Samuel Rodríguez de la Fuente nació el año 1928 en el municipio burgalés de Poza de la Sal. Y desde entonces recorrió el mundo enfocando impresionantes escenas y modos de vida animal y vegetal. En su inicio naturalista descolló en la práctica de la cetrería y en el estudio de la etología con especial incidencia en el comportamiento del lobo. De tales comienzos deriva su afición a los safaris fotográficos por el continente africano, que acto seguido mostraba y resumía a través de conferencias y obras impresas, porque el deseo era el de conocer y divulgar.
Tales iniciativas en él dominantes cristalizaron el año 1954 en la creación y fundación de la Sociedad Española de Ornitología, dedicada al estudio y preservación del hábitat de las aves; año en el que también ve la luz su primer libro: El arte de la cetrería. Desde esta plataforma, y el aval de su dominio de la cetrería, participó notablemente en el Congreso Internacional para la Protección de las Aves de Presa, celebrado en la ciudad francesa de Caen; este fue el lugar elegido para exponer al mundo la situación del halcón peregrino en España.
Al cabo de una década se desarrollaron en España las Jornadas Internacionales de Cetrería, por él organizadas en el marco de la alcarreña localidad de Loranca de Tajuña, provincia de Guadalajara; una plataforma que impulsó su aparición en Televisión Española. Fue tal su destreza ante la cámara y tan relevante su penetración en la audiencia, con un lenguaje no por docto menos accesible, que Joaquín Soler Serrano, una personalidad de los medios de comunicación, solicitó para Félix Rodríguez de la Fuente, aquella intrépida novedad en la pequeña pantalla que narraba apasionadamente al estilo de un maestro consumado, cabida en la Real Academia de la Lengua por ser “el español de mejor prosodia”.
El público le había acogido de inmediato y entusiásticamente. De tal manera que se incorporó al programa Fin de semana, con un espacio quincenal de cinco minutos dedicado a temas de caza, la pesca, el excursionismo y cualquier otro tema vinculado con los animales y la naturaleza. En 1966 quedó integrado en la nómina docente del programa Televisión Escolar con la tarea de impartir la clase de zoología denominada Félix, el amigo de los animales. También este año interviene en el programa Imágenes para saber, y al siguiente en A toda plana, vinculando al hombre con la naturaleza. En 1966 consiguió la declaración de especie protegida para el halcón peregrino y otras aves rapaces, lo que fue un hito internacionalmente al convertir a España en la nación pionera en estas lides normativas. Simultánea a la faceta de divulgación oral se situó la de articulista, otorgando a la palabra escrita idéntica categoría popular en la lectura de la revista Blanco y Negro, dominical del diario ABC, bajo los epígrafes de Serie Ibérica, de 1967, y Serie africana, de 1968; la revista La Actualidad Española publicó otras cuatro series.
Su primera película, titulada Alas y garras, data de 1966 y es la antesala de su despegue definitivo en televisión con el programa Fauna (posteriormente Vida salvaje), que comenzó a emitirse en 1968. Ya en 1970 llegó a las pantallas la gran producción titulada Planeta azul, que durante cuatro años elevó a mundial la categoría y el reconocimiento de Félix Rodríguez de la Fuente, simultaneado en la radio con las colaboraciones en La aventura de la vida, Planeta agua y Objetivo salvar la naturaleza; y entre 1973 y 1980 dirige y presenta el más famoso de sus espacios: El hombre y la tierra en tres series: fauna ibérica, Venezuela (Los Llanos, Orinoco y Amazonas) y Norteamérica (Canadá y Alaska).
El hombre y la tierra conquistó a todos los públicos con su espectacularidad y precisión en las secuencias, inéditas algunas de ellas en la muestra de animales, modos peculiares y costumbres, pronto convertida en un referente mundial; fue emitida en numerosos países y cosechó importantes y merecidos premios.
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La actividad editorial de Félix Rodríguez de la Fuente corre en paralelo a cuantas iniciativas se consuman en radio y televisión.
Entre 1970 y 1973 coordinó la exitosa Enciclopedia Salvat de la Fauna, publicada en fascículos y traducida a catorce idiomas, convirtiéndose en una obra de referencia. Asimismo participó en la Enciclopedia Salvat de la fauna ibérica y europea, coordinada por el eminente naturalista Joaquín Araújo; y la coordinación de la biblioteca El hombre y la Tierra, Los cuadernos de campo y la enciclopedia La aventura de la vida, su último trabajo.
Fundación Félix Rodríguez de la Fuente
Fallecido en 1980, a consecuencia de un accidente de aviación en Alaska, en el que también perdieron la vida el camarógrafo de Televisión Española Teodoro Roa, el ayudante de realización Alberto Mariano Huéscar y el piloto Warren Dobson, para salvaguardar y difundir su valioso legado nació la fundación Félix Rodríguez de la Fuente. Desde ella, además de la citada tarea conservadora, se promueven acciones para la defensa de la naturaleza y la organización de equipos que desarrollen campañas de información y concienciación en aras a establecer un vínculo indisoluble entre la sociedad humana y el medio natural que la acoge.
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