Las invenciones de Mónico Sánchez, en especial su aparato de rayos x portátil, lo erigen como innovador de la radiología y precursor de la electroterapia. Manchego de Piedrabuena, en la provincia de Ciudad Real, nacido el año 1880, mostró desde su infancia un encomiable espíritu de superación ante las limitaciones. Aunque no del todo finalizada la etapa escolar, en 1901 fue a Madrid para estudiar ingeniería eléctrica, un campo novedoso.
Dado que por aquel entonces de recién llegado la universidad había cerrado sus puertas a causa de las huelgas indefinidas, para ganar tiempo y conocimientos se apuntó a un curso de electricidad a distancia, por correo, en idioma inglés, que él ignoraba, impartido por The Electrical Institute of Correspondence Instrucion de Londres, mientras la situación académica en la universidad se normalizaba. En dos años aprendió el idioma inglés y aprobó el curso; entonces su profesor, Joseph Wetzler, le firmó una carta de recomendación. Con ella en su maleta y 60 dólares viajó a Nueva York el 12 de octubre de 1904, día de la Hispanidad, en barco, para trabajar como ayuda de delineante mientras proseguía sus estudios en el Instituto de Ingenieros Electricistas. Después asistió a un curso de Electrotecnia en la Universidad de Columbia, donde amplió sus conocimientos sobre tecnología eléctrica.
Aparato-Generador portátil de Rayos X
En aquella época competían Tesla y Edison por afirmar sus respectivas corrientes alternas y continuas; y a la par, otro gran científico, Wilhelm Conrad Röntgen, descubría los rayos X (Rayos Röntgen) en 1895. Este acontecimiento promoverá mundialmente la figura de Mónico Sánchez. Ya desempeñando su cometido laboral de ingeniero en Van Houten and Ten Broeck Company, empresa dedicada al diseño y fabricación de aparatos de radiología y electromedicina para hospitales, innovó el voluminoso mecanismo de los Rayos X consiguiendo en la práctica un Aparato-Generador portátil de Rayos X y Corrientes de alta frecuencia, presentado en la III Feria de la Electricidad celebrada en el Madison Square Garden de Nueva York, y que patentó en 1908.
Su invención, que cambió definitivamente el panorama del diagnóstico médico, se basaba en la corriente de alta frecuencia y era capaz de producir tensiones de cien mil voltios consumiendo tres amperios, reducía el peso del aparato original de Rayos X de cuatrocientos kilos a diez, ocupando el tamaño de una maleta, y funcionaba con el único y simple requisito de enchufarse a la red eléctrica sin necesidad de generadores.
Mónico Sáchez y su aparato-generador de Rayos X portátil
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Admirado en Norteamérica, fue contratado como ingeniero jefe por Collins Wireless Telephone Company de Newark (New Jersey), y por ende para comercializar su portátil de rayos X, que pasó a llamarse The Collins Sánchez Portable Apparatus. La empresa de Collins se dedicaba al desarrollo de la telefonía sin hilos, que al fusionarse con otra de similares características, originó Continental Wireless Telephone and Telegraph Company. Mónico Sánchez formaba parte del equipo de ingenieros que desarrolló el primer teléfono sin hilos, capaz de comunicarse a más de cien kilómetros. Aunque los resultados de este aparato no fueron los esperados y el proyecto acabó desechado; para entonces Mónico Sánchez ya no estaba en plantilla.
En 1910 intervino en el V Congreso Nacional de Electrología y Radiología de Barcelona, donde firmó contratos de compraventa de varios aparatos. Para comercializar su invento en Europa, fundó la European Electrical Company, aunque su fabricación continuaba en los Estados Unidos de Norteamérica. Entre 1909 y 1911, inventó otras máquinas relacionadas con los aparatos de rayos X portátiles y generadores de alta frecuencia.
El éxito de su invento en Europa le motivó para regresar a España en 1912, a los 32 años de edad, con prestigio y solvencia económica. En 1913 edificó un centro de alta tecnología en su localidad natal, bautizado Laboratorio Eléctrico Sánchez (Electrical Sánchez Company), y contribuyó a electrificar la población y asimismo instalar un sistema de conducción de agua potable y una central eléctrica.
Desencadenada la Gran Guerra, siendo España neutral, Mónico Sánchez se trasladó a Francia para informar de su invención, logrando ganar el concurso puesto en marcha para abastecer al ejército francés. Las sesenta unidades que adquirió salvaron miles de vidas.
Condecorado por el Gobierno francés, regresó a su laboratorio para satisfacer la demanda mundial de pedidos.
Colaborador en revistas científicas nacionales y extranjeras, impartió conferencias alternadas con la asistencia a congresos. Fue nombrado Doctor Honoris Causa en Ciencias Electrotécnicas por universidades de diversos países. Distinguido con el reconocimiento de sus paisanos, recibió entre otras la Medalla de Oro de Ciudad Real en 1914 y la Medalla de la Exposición Internacional de Barcelona en 1929.
La contribución a la electrofísica y, especialmente, a la electromedicina de Mónico Sánchez, hasta su fallecimiento en 1961, prosiguió con innovaciones tales como los visores para radioscopias, los chasis para radiografías, los tubos protectores, un inhalador de ozono para tratar las afecciones bronquiales, un cauterizador eléctrico de tejido de uso en dermatología y el bisturí eléctrico. Actualmente pueden visitarse algunas de sus obras creadas en España desde 1913 en el Museo Nacional de Ciencia y Tecnología en Madrid y La Coruña.