El gobernador de Jamaica y administrador de las propiedades reales, Francisco de Garay, comisionó a Alonso Álvarez de Pineda, nacido en la localidad cacereña de Aldeacentenera en 1494, para explorar la costa norte del Golfo de México en busca de un paso entre los océanos Atlántico y Pacífico hacia las especias de Asia por esas latitudes. Era una extensa región conocida con el nombre de Tierra de Amichel que comprendía lo que actualmente es la Florida occidental, Alabama, Misisipi, Luisiana, Texas y el noreste de México.
Álvarez de Pineda partió de Jamaica con cuatro barcos y doscientos setenta hombres en marzo de 1519, recorriendo minuciosamente el litoral del Gofo de México, desde la costa oriental de la península de Florida hasta la plaza de Mobile al oeste. Siguieron costeando y descubrieron la desembocadura del gran río Misisipi, el delta del Misisipi, que bautizaron Espíritu Santo y la bahía que llamaron, y hoy conserva el nombre, Corpus Christi, en Texas; dibujando el primer mapa de este futuro Estado de Norteamérica. Luego, rumbo al este, alcanzaron la desembocadura de otro gran río, el Río Grande, que entonces llamaron de Las Palmas. Remontaron un tramo de este curso de agua encontrando poblados indígenas, con los que establecieron una protocolaria relación, y volvieron al mar y a Jamaica, pasando por la mejicana ciudad de Veracruz en agosto, coincidiendo con la expedición de Hernán Cortés, portando el primer mapa elaborado del Golfo de México, denominado el Mapa de Pineda, y una relación de los territorios y las gentes descubiertas. Con la cartografía y el documento en su poder, el gobernador Garay solicitó por escrito en 1520 al rey de España, Carlos I, quien mediante cédula real de 1521 reconoció a Garay sus derechos sobre los nuevos territorios descubiertos en la expedición de Álvarez de Pineda.
El propio Carlos I despachó inmediatamente una expedición capitaneada por Esteban Gómez, portugués al servicio de España nacido alrededor de 1484 en la ciudad de Oporto, piloto de la Casa de Contratación de Sevilla, en demanda del anhelado paso marítimo. Tan solo con una carabela de cincuenta toneladas, La Anunciada, especialmente diseñada para el propósito, y a bordo veintinueve hombres buenos conocedores de su oficio, los expedicionarios partieron de La Coruña en 1524 o 1525, según las fuentes consultadas.
Esteban Gómez arribó al extremo noreste de América, y desde la actual Nueva Escocia, en Canadá, navegó costeando en dirección sur por el litoral de Nueva Inglaterra, alcanzando Maine y el estuario del río Penobscot; vieron lo que aún tardaría en ser la bahía de Nueva York, con su inmenso puerto, y remontaron unos kilómetros del río Hudson en su minucioso registro de accidentes geográficos y posibles canales navegables. De vuelta al océano, recorrieron las costas de Nueva Jersey, Delaware y Pensilvania, que fueron bautizadas Tierras de Gómez. Debido a una avería la carabela fondeó en la actual bahía de Chesapeake para la reparación del barco. Solucionado el percance, prosiguió la travesía rumbo sur alcanzando las costas de Florida y a continuación dirigirse a Cuba y por último a España.
Tampoco la expedición de Gómez dio con el mítico paso al continente asiático, pero había visitado las costas de la actual Nueva Inglaterra un siglo antes que los Padres Peregrinos, y descubrió numerosos accidentes geográficos, nombrados todos ellos por él, regresando con una valiosa información cartográfica esencial para las sucesivas exploraciones.