Iniciador del estilo pictórico manierista en España, Luis de Morales, nacido en Badajoz hacia 1515, fue apodado el Divino por su fama y número de obras de carácter religioso, especialmente los Ecce Homo.
Probablemente se formó en Sevilla y llevó una vida retirada, desarrollando su arte en España y Portugal con abundantes encargos conventuales. Acendradamente religioso, su pintura es singular aunque registrada en el manierismo, estilo de pintar que se avenía bien con su sensibilidad espiritual. Los afectados alargamientos y torcimientos característicos de sus figuras, propios también del pincel manierista (posteriormente magnificados por El Greco), quedan combinados con espléndidos efectos luminosos en un cromatismo rico y variado, tenue a menudo, circunscrito en una paleta agria que acentúa el sentido trágico de algunas de sus pinturas de La Piedad.
Emocionan las figuras de Jesús adolorido, que incita a la compasión y al recogimiento, y la ternura de sus Vírgenes con el Niño en sus composiciones de escenas religiosas. Son admirables sus cuadros de la Virgen con el Niño, la Sagrada Familia, de la Pasión de Cristo, La Piedad y la Virgen de los Dolores.
Luis Morales únicamente pintó un retrato: el de san Juan de Ribera, obispo de Badajoz; tampoco compuso pintura de paisaje como género independiente, aunque lo introdujo en algunas de sus obras a modo de estampas en segundo plano evocador, con naturaleza umbrosa o agreste y arquitectura antigua.
Virgen de la leche (h. 1570)
Virgen con el Niño y san Juanito (1545-55)
Sagrada Familia (h. 1555)
El Calvario (h. 1566)
Tríptico de la Piedad (1566)
Virgen de los Dolores (1560-70)
Artes aplicadas
Extraordinario fue el siglo XVI español en las artes aplicadas.
Plateros, orfebres y escultores obraron portentos. Eran muchos los artistas por aquel entonces, quizá descolando la familia Becerril, de Cuenca, la familia Cosida, de Zaragoza, y la familia Arfe, de León trasladada a Valladolid.
Enrique de Arfe, platero alemán, origen de la saga, establecido en León, recibió del cardenal Cisneros el encargo de la suntuosa custodia de la catedral de Toledo (1517-1524), previamente autor de las de León y Córdoba, con forma de torre y estilo gótico. Su hijo Antonio, grabador y orfebre ya renacentista, realizó en 1554 la de la catedral de Santiago de Compostela (1539-1545) y la de Medina de Rioseco, en Valladolid (1552-1554). El nieto de Enrique e hijo de Antonio, bautizado Juan, nacido en León el año 1535 y se trasladó al cabo de una década a Valladolid con su familia.
La formación de Juan de Arfe abordó con suficiencia nociones de dibujo y orfebrería, rudimentos de anatomía humana y principios de arquitectura y de escultura. Hacia 1555 fue a residir a Salamanca donde completó su formación humanista con estudios de latín, matemáticas y aleación de metales entre otras disciplinas que aplicará posteriormente en sus obras. Abierto su taller de platería hacia 1562, es dos años después cuando se le encargó la creación de la custodia procesional de la catedral de Ávila; una pieza de 170 centímetros y 70 kilos enteramente de plata, arquitectura renacentista a pequeña escala. A continuación realizó en Sevilla la custodia procesional de la catedral hispalense (1580-1587), cumbre de la orfebrería religiosa de su tiempo, de 3’09 metros y más de 300 kilos. La siguiente custodia fue para la catedral de Valladolid (1588-1590), de 167 centímetros, conocida por Adán y Eva en el jardín del Edén. Otras custodias de su autoría son las de la catedral de Burgos, la catedral de Burgo de Osma, en la provincia de Soria, la catedral de San Sebastián de los Reyes, en la provincia de Madrid, de la parroquia de San Facundo y San Primitivo en la localidad burgalesa de Las Quintanillas, y de la parroquia de San Martín de Madrid. También destacamos sus tratados Quilador de plata, oro y piedras, de 1572; y De Varia Commesuración para la Esculptura y Architectura compuesto por cuatro libros: libros: el primero sobre aspectos de geometría práctica; el segundo, titulado De la proporción y medida particular de los miembros del cuerpo humano, es el primer texto impreso sobre anatomía artística; el tercero, relacionando la forma y tamaño del cuerpo humano con el de diversos mamíferos y aves; y el cuarto, acerca de la arquitectura y de las piezas de iglesia elaboradas por los orfebres.
También la familia Becerril registró tres nombres: los hermanos Francisco y Alonso y el hijo de éste, Cristóbal.
Otra especialidad magnífica de la época fueron las rejas catedralicias. La de la capilla mayor de la catedral de Toledo es obra de Francisco de Villalpando, con siete metros de altura, realizada en 1546; la del coro de la misma catedral es del maestro Domingo; ambas obras monumentales y fastuosas. Como fastuosos eran los bordados de ornamento religioso elaborados en conventos y monasterios.