Ejemplo de inteligencia y profesionalidad, el tenor Alfredo Kraus Trujillo, nacido en Las Palmas de Gran Canaria el año 1927, está considerado el más grande belcantista de su generación. Entre sus cualidades descuellan la perfección técnica, la pulcritud de la emisión en todos los registros, la claridad de dicción y la facilidad para el agudo.
Elegante y refinado tanto en el canto como en el gesto, se ha definido a sí mismo como un tenor cerebral poco dado al efectismo.
Alfredo Kraus
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Atraído por la música desde la infancia, a los cuatro años inició estudios de piano y a los ocho formaba parte del coro en su colegio. Años después, con su voz por bandera, comenzó a recibir clases de canto en Barcelona con la profesora rusa Galli Markov que continuó en Valencia con el maestro Andrés. Perfeccionó su estilo en Milán el año 1955 con la soprano española Mercè Llopart allí residiendo, a la que siguió unido incluso ya siendo un tenor consagrado.
Tras obtener un premio ese mismo 1955 que le facilitó sus primeros contratos, debutó en el Teatro Real de El Cairo el 16 de enero de 1956 con la ópera Rigoletto de Giuseppe Verdi, interpretando el papel del duque de Mantua. Un triunfo que le abrió los escenarios de Turín, Palermo, Roma, Londres, Madrid (debutando en el Teatro de la Zarzuela con Doña Francisquita de Amadeo Vives) y Barcelona.
Alfredo Kraus ha sido el único cantante español que ha cantado con María Callas, acontecimiento que tuvo lugar en el Teatro San Carlos de Lisboa la temporada 1957-58, interpretando memorablemente La Traviata de Verdi.
En 1959 debutó en el londinense Covent Garden con la ópera Lucia de Lammermoor de Gaetano Donizetti, en el papel de Edgardo y junto a la soprano Joan Sutherland. Un año después se presentó en La Scala de Milán con la ópera La sonnambula de Vincenzo Bellini, en el papel de Elvino. El debut americano tuvo lugar en Chicago en 1962 y cuatro años después en el Metropolitan de Nueva York cantó Rigoletto.
Probablemente, su personaje más conocido internacionalmente es el de Werther de la ópera homónima de Jules Massenet.
Alfredo Kraus ha rechazado la interpretación de papeles que fueran perjudiciales o inapropiados para su voz. Sus preferencias se han situado en la ópera italiana de bel canto y la ópera francesa; también ha dosificado inteligentemente los esfuerzos, lo que le ha permitido mantener su voz en plenitud y seguir cosechando éxitos a una edad en la que los cantantes ya se han retirado.
Dedicado a la docencia especialmente los últimos años de su vida. Está en posesión de múltiples distinciones artísticas e intelectuales concedidas en España y en todo el mundo.