El Imperio en Europa: El militar y diplomático Bernardino de Rebolledo
General que ganó todos sus ascensos en el campo de batalla, embajador de España en Dinamarca, poeta, escritor de milicia, política y genealogía y traductor, Bernardino de Rebolledo y Villamizar nació en León el año 1597.
Temprano, a los catorce años, inició su carrera militar. Italia fue su destino con el empleo de alférez en las galeras de Nápoles y Sicilia, al que siguieron, entre otros, sus combates a las órdenes del gran Ambrosio Spínola, la guerra contra el duque de Saboya y el primer conflicto de la Valtelina (valle que comunicaba las posesiones españolas en la península itálica con el imperio germánico), en 1621, y el episodio de la conjuración de Venecia en 1618, una historia de traiciones y espías que enfrentó a España y la Serenísima, achacada en alguna medida al marqués de Bedmar.
Pasó a Flandes como lugarteniente del maestre de campo Lope de Figueroa combatiendo en la toma de Breda, a las órdenes de Ambrosio de Spínola; luego, a la campaña del Palatinado, en el curso de la guerra de los Treinta Años. Dada su hoja de servicio, el emperador de Austria, Fernando II, lo nombró conde del Imperio, gobernador del Bajo Palatinado (Palatinado alemán) y capitán general de la Artillería. Durante la Guerra de los Treinta años intervino en diversas comisiones, siendo la destacada la de llevar las negociaciones diplomáticas entre el emperador Fernando II, el rey de Hungría y los electores de Colonia y Maguncia; por lo que le fue concedido el título de Conde del Sacro Imperio Romano con denominación de Conde de Rebolledo (1636). También satisfecho con sus servicios Fernando III, emperador heredero de Austria, ratificó dicho título en carta fechada en Praga, 5 de septiembre de 1638, aunque Bernardino de Rebolledo, siempre leal, diligente y precavido, no quiso aceptar el título hasta que le dio su visto bueno el rey de España Felipe IV, tres meses antes de la concesión oficial. En esta época compartió armas con el marqués de Santa Cruz, Álvaro de Bazán y Benavides, el de Aytona, Francisco de Moncada, y el cardenal infante don Fernando de Austria.
Felipe IV nombró a Bernardino de Rebolledo embajador de España ante el rey de Dinamarca Federico III, quien lo tuvo en gran aprecio. Una estima grandemente merecida, pues al diplomático y militar español debió entonces su independencia Dinamarca al aconsejar y dirigir eficazmente la guerra contra los suecos de Carlos X; Bernardino de Rebolledo se condujo con tanto éxito para vencer en la contienda que el rey danés lo nombró presidente del Consejo de Guerra, cargo insólito para un embajador extranjero.
Regresó en son de triunfo a España, igualmente apreciado por el monarca español al extremo de ser nombrado presidente del Consejo de Castilla.
Imagen de grabadoslaurenceshand.com
Bernardino de Rebolledo fue un importante tratadista militar y político. Su obra Selva militar y política, publicada en 1652, es un tratado encomiable de política internacional, armamento y táctica, muy admirado en su época. También cultivó la poesía, aunque descolló literaria e históricamente en los estudios genealógicos. Asimismo, escribió teatro y práctico las traducciones en especial de temas bíblicos. El mismo año 1652 publicó Discurso de la hermosura y del amor, compaginando sus lecturas de fray Luis de León con las ideas platónicas.
Varios de sus libros se publicaron en ciudades europeas de raigambre.