La conexión aeronáutica entre las dos orillas del océano Atlántico
En 1925 el comandante Ramón Franco Bahamonde deseaba incorporar la Aviación Militar Española a la carrera mundial de vuelos de larga distancia (raids), en la que estaban empeñadas las naciones importantes del mundo desde el final de la Gran Guerra; una competencia en la que los aviadores españoles partían en desventaja a causa de las campañas de Marruecos.
Presentó a la superioridad un detallado proyecto de vuelo a Hispanoamérica, que fue aprobado en 1925, comenzándose inmediatamente los preparativos, en los que colaboró el capitán Mariano Barberán (al que encontraremos en 1933 pilotando el Breguet XIX Cuatro Vientos en el vuelo de larga distancia entre Sevilla y La Habana), para un vuelo de Palos de la Frontera, en la provincia de Huelva, y Buenos Aires, la capital de Argentina.
El avión recibió el nombre de Plus Ultra (Más Allá), un hidroavión Dornier Wal provisto de dos motores Napier Lion de 450 c.v., y un equipo radiotelegráfico. Formaban la tripulación el comandante Ramón Franco Bahamonde, en calidad de jefe del vuelo, el capitán Julio Ruiz de Alda y Miguélez como observador y el mecánico Pablo Rada Ustarroz. Al recibir el apoyo y escolta de la Armada, fue como observador el teniente de navío Juan Manuel Durán González; y en el tramo de Palos a Canarias también viajaba el fotógrafo Leopoldo Alonso, que desistió de seguir volando por el excesivo peso de sus cámaras.
El gran vuelo dio inicio el 22 de enero de 1926, y con escalas en Las Palmas y Porto Praia (archipiélago de Cabo Verde), hasta donde les escoltó el destructor Alsedo, Franco, Ruiz de Alda y Rada —no participó Durán en esta etapa, reincorporándose al vuelo en Pernambuco con el propósito de disminuir el peso en el hidroavión— cruzaron el Atlántico Sur el día 30, tomando agua (amerizando) en la isla grande del archipiélago de Fernando de Noronha, en Brasil, escoltados por el destructor Blas de Lezo para por Pernambuco (en Recife), Río de Janeiro y Montevideo, llegar a Buenos Aires el 9 de febrero habiendo recorrido 10.270 kilómetros y volado 59 horas y 39 minutos. La navegación fue a la estima, astronómica y con uso del radiogoniómetro.
El recibimiento a los aviadores españoles fue apoteósico.
El vuelo del Plus Ultra resultó trascendente para la aviación mundial, pero especialmente, por razones obvias, para los españoles: alegría y orgullo renacieron en España con la hazaña de sus aviadores. De nuevo la Patria afrontaba con éxito empresas magníficas.
Los aviadores fueron galardonados con la Medalla Aérea y la flamante Medalla del Plus Ultra, creada para la fausta ocasión y que en el futuro premiaría a los aviadores españoles que ejecutaran actos de relevancia mundial.
España regaló el Plus Ultra a Argentina, sirviendo entonces de avión correo hasta finalizar su vida operativa.
El vuelo del Plus Ultra
Imagen de exteriores.gob.es
Imagen de numismaticallamas.es
Ramón Franco Bahamonde nació en El Ferrol el año 1896. Ingresó en la Academia de Infantería de Toledo en 1911, y de ella salió como oficial destinado al Protectorado, donde recibió su bautismo de fuego el 15 de abril de 1916 en Azib el Harch el Arbi. En 1917 pasó al Grupo de Fuerzas Regulares Indígenas n.º 4.
Obtuvo el título de piloto de Aviación en 1920, formado en las escuelas de vuelo de Getafe y Cuatro Vientos. Su destino fue la 1.ª escuadrilla del Grupo de Tetuán, llegando a realizar 150 servicios de guerra en diez meses. El curso de hidroaviones lo aprobó en 1923, demostrando unas dotes excepcionales para su manejo; en febrero de este año marchó en vuelo directo, pilotando un Savoia 16, del aeródromo murciano de Los Alcázares a Melilla, inaugurando la base de hidros de la Mar Chica y estableciendo la primera marca española de distancia en hidroavión.
Su primera Medalla Militar la consiguió por su destacada actuación en los combates librados entre los días 13 y 23 de agosto de 1923 para salvar la posición sitiada de Tifarauín.
En enero de 1924, ya capitán, destacó como piloto del Dornier Wal n.º 3 en el vuelo de largo alcance (raid) entre Melilla y Las Palmas de Gran Canaria, y regreso, siendo la primera vez que se llegaba al archipiélago canario por vía aérea: el hidroavión recorrió 4.450 kilómetros en 38 horas; la etapa más larga, de Lanzarote a Casablanca, en el regreso, recorrió 817 kilómetros. Había batido su propia marca de vuelo, y apenas tardaría dos años en superarla de nuevo.
Ascendió a comandante en 1925 por méritos de guerra. Este año empezó los preparativos del gran vuelo del Plus Ultra, anteriormente referido.
En los años 1928 y 1929, inquieto y propenso a la aventura, avalado por el éxito del Plus Ultra, intentó una vuelta al mundo aérea con hidroavión, sin llegar a culminarla en ninguna de las dos ocasiones.
Ascendido a teniente coronel y nombrado Jefe de las Fuerzas Aéreas de Baleares, desempeñó con su natural entusiasmo y constancia —“En guerra no hay tiempo malo”— las misiones de guerra correspondientes desde octubre de 1936 hasta su fallecimiento en el mar el 28 de octubre de 1938, también en acción de guerra y pilotando un hidroavión, esta vez un Cant Z.506. A título póstumo fue ascendido a coronel por estar en posesión de la Medalla Militar individual, y, por méritos de guerra, le fue concedida una segunda.
Tripulación del Plus Ultra