Marcas mundiales de velocidad aérea en circuito sobre 5.000 y 2.000 kilómetros
El auxilio al Santuario de la Virgen de la Cabeza
Hay quien entiende, como Carlos de Haya González de Ubieta, que la vida es un servicio constante a la Patria; razón primera y última por la que todas sus acciones, incluidas las de máximo riesgo, se encaminan a tal fin.
Carlos de Haya González de Ubieta
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Trayectoria militar
El general del Ejército del Aire Emilio Herrera Alonso resume la trayectoria militar de Carlos de Haya, de la que extractamos los siguientes aspectos.
Nacido en Bilbao en 1902, a los dieciséis años ingresa en la Academia de Intendencia Militar, de la que sale en 1921 promovido a alférez voluntario a Marruecos: quiere servir a España en este disputado territorio; asignado a la Comandancia Militar de Melilla. Tomó parte muy activa en numerosos convoyes a las posiciones avanzadas, librando combates a menudo y participando en la reconquista de la posición de Afrau.
Ascendido a teniente, corría el año 1925 cuando solicitó pasar a la Aviación Militar. Realizó el curso de piloto en el aeródromo de Albacete y el de transformación en el aeródromo de Cuatro Vientos, próximo a Madrid.; periodo de aprendizaje tras el cual fue nuevamente destinado al Rif, quedando encuadrado en la escuadrilla Bristol estacionada en el aeródromo de Nador (localidad próxima a Melilla).
Durante la campaña del Rif cumple misiones de reconocimiento y bombardeo en el sector de Sidi Messaud y en el Yebel Udía, los poblados de Tasaguín e Inmalaten y en otros varios lugares por donde, venciendo enconadas resistencias, avanzaban los soldados españoles.
A finales de 1926 fue designado para seguir un curso para pilotar hidroaviones realizado en Los Alcázares, para una vez concluido regresar a su escuadrilla en Melilla (allí también existía una base de hidroaviones: la del Atalayón en la Mar Chica).
Ocupado el Rif en 1927, y en consecuencia desaparecido el frente oriental del Protectorado, la escuadrilla Bristol fue trasladada al aeródromo de Auámara, dependiente de la Comandancia de Larache, en la zona occidental. El teniente De Haya operó en este frente bombardeando Tazarut, los poblados de Royarsa, el Zoco el Had de Beni Berkul, donde resultó herido en el apoyo a la columna del comandante Fernando Capaz Montes, y otros objetivos en la kabila de Beni Arós.
El 20 de julio de 1936 comenzó su actuación en la Guerra Civil pilotando el Douglas DC-2 capturado por el capitán Vara de Rey en el aeródromo sevillano de Tablada. En este periodo inicial alternó el transporte de tropas de Marruecos a la Península durante el primer puente aéreo de la historia con ataques a los barcos de la escuadra del Frente Popular republicano que trataban de bloquear el Estrecho de Gibraltar, y bombardeos nocturnos a los aeródromos inmediatos a Madrid con otros diurnos de apoyo a las columnas nacionales que desde el Suroeste se dirigían a la capital de España.
Con todo, siempre destacado en las misiones que le eran encomendadas, el auxilio al Santuario de la Virgen de la Cabeza, en la Sierra de Andújar, fue la hazaña en la que escribió su nombre de manera extraordinaria (como en el último acto de su vida que también se referirá). De septiembre de 1936 a finales de abril de 1937, el capitán Carlos Haya pilotando diversos aviones siempre con riesgo extremo y muchas veces en solitario, abasteció por el aire con tiempo bueno y malo a los acogidos en el Santuario, recorriendo de noche grandes distancias sobre territorio enemigo, arrostrando el peligro de los cazas y del fuego antiaéreo que mordió los aparatos varias veces ya que, para precisar los lanzamientos en el reducido perímetro de la posición sitiada, hubo de volar en ocasiones a ras de suelo. Una emotiva reseña de la defensa y suministro del Santuario puede leerse en: La epopeya del Santuario de la Virgen de la Cabeza
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Estos servicios aéreos iban alternados con acciones de bombardeo nocturno en los progresivamente ampliados frentes del Centro, Norte y Aragón, en una labor infatigable.
Finalizada la epopeya del Santuario, recibió el capitán De Haya el mando de una escuadrilla de bombardeo nocturno con aviones Junkers 52, con la que operaría en Andalucía, la franja cantábrica y en las batallas de Brunete y Belchite.
Dado que tenía reconocida la aptitud para pilotar cazas solicitó ser destinado a tal efecto. Se le agregó al Grupo legionario nº 23, As de bastos, como jefe adjunto de escuadrilla. Y aquí culmina su trayectoria, con otra muestra de valor y sacrificio. El 21 de febrero de 1938, víspera de la reconquista de Teruel por las tropas nacionales, una formación de 24 Fiat CR-32 avistó una masa de aproximadamente 40 aviones de caza enemigos, entre Polikarpov I-15 y I-16 Chatos y Ratas, respectivamente. Entablado combate, Carlos de Haya se lanzó contra un Chato que había cogido la cola a un Fiat poniéndolo en difícil situación, y en el fragor de la lucha y ante el peligro que amenazaba a su compañero, no dudó en llegar a la colisión con el enemigo; ambos aparatos cayeron a tierra en la localidad de Aldehuela, en las inmediaciones del puerto turolense de Escandón, muriendo los dos pilotos. El intento de recuperación del cadáver por parte de su cuñado, el también excepcional aviador Joaquín García-Morato, se puede leer en: As de ases
Vuelos civiles
Terminada la guerra en el Protectorado de Marruecos, realizó en septiembre de 1927 una vuelta a España con el teniente Pedro Tauler Pastor a bordo de un De Havilland Napier, en la que las etapas nocturnas y algunas de muy mala visibilidad, obligaban a utilizar el radiogoniómetro, aparato auxiliar de vuelo de incipiente utilización y desarrollo, y a resolver los problemas técnicos que surgían con la aplicación del innovador sistema.
En 1929 y junto al capitán Cipriano Rodríguez, volando el Breguet Gran Raid 12-71, de construcción nacional, establecieron las plusmarcas (récords) de velocidad en circuito sobre 5.000 y 2.000 kilómetros, sin carga, y 2.000 kilómetros cargando 500 kilos. Do años después, y con el mismo avión, ambos llevaron a cabo el trayecto (raid) de Sevilla a Bata, en la Guinea española, cubriendo de un solo salto los 4.300 kilómetros, en un brillante y preciso vuelo de veintiséis horas sombreando desde la altura el desierto del Sahara y la selva del río Níger.
Inventor autodidacta y profesor
A su pasión por el vuelo unía Carlos de Haya una imaginación creadora y fértil. Con el recuerdo de sus etapas de vuelo sin visibilidad, ideó y desarrolló un instrumento para posibilitar este tipo de vuelo a ciegas, que fue el primer horizonte artificial operativo y fiable, asociado con un indicador de virajes. Tan positivo resultó para la navegación aérea que entró en funcionamiento para el Servicio de Aviación español y el de otras naciones con el nombre de Integral Haya (Horizonte Artificial-Integral Giroscópico Capitán Haya).
Integral Haya. Primer horizonte artificial para vuelo sin visibilidad inventado por Carlos de Haya.
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Inventó un calculador de vuelo para aviones, patente Haya.
En el terreno exclusivamente militar, inventó una bomba antiaérea, incendiaria y de metralla, para arrojar en medio de formaciones de aviones, y una espoleta de gran sencillez y más…
Ascendió al empleo de capitán en 1932, y a partir de esta fecha ejerció el magisterio como profesor de vuelo en las Escuelas de Pilotos de Alcalá de Henares y Cuatro Vientos. En 1936 se hallaba destinado al aeródromo de Tablada, en Sevilla, como jefe de la 2.ª Escuadrilla de Breguet XIX del Grupo 12.
Calculador de vuelo. Invención de Carlos de Haya.
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Honores y recompensas
Carlos de Haya González fue ascendido a comandante por méritos de guerra, recibió la Medalla Militar y le fue concedida la Cruz Laureada de San Fernando el 1 de septiembre de 1942 por los méritos contraídos durante la campaña. Su cuerpo reposa en la Cripta del Santuario de la Virgen de la Cabeza junto a otra figura heroica como es la del capitán Santiago Cortés González, alma y jefe de la defensa de aquel enclave serrano.
El Gobierno italiano le concedió el 2 de septiembre de 1938 la Medalla de Oro al Valor Militar (Medaglia d’Oro al Valor Militare).
Una relación completa de honores y recompensas, además de una completa biografía y homenaje, en la página http://www.carlosdehaya.com, de la que tomamos el epilogo a nuestro artículo:
“Profesional y Caballero, era un hombre serio, de elevada estatura y fuerte complexión, que se sometía a un esfuerzo constante y de una férrea voluntad. Disciplinado, trabajador y activo; en frase de Jesús Salas Larrazábal, al hacer su escueta biografía, dice textualmente: “Carlos de Haya, con Ramón Franco y Joaquín García-Morato, formaban el trío que debería haber modelado el Ejército del Aire Español.”