La empresa protagonizada por Gonzalo Gómez de Espinosa fue un apéndice del primer viaje de circunnavegación de la Tierra, la primera vuelta al mundo de la nave Victoria al mando de Juan Sebastián Elcano, y aunque no pudo hallarse la ruta de vuelta por el Mar del Sur, el océano Pacífico, uniendo Asia y Oceanía con América, los descubrimientos de los españoles y su gran navegación merecen un capítulo aparte como el presente.
Gonzalo Gómez de Espinosa nació hacia 1489 en la villa burgalesa de Espinosa de los Monteros. Por Real Cédula de 19 de abril de 1519 fue nombrado alguacil mayor de la flota de Fernando de Magallanes, que zarpaba hacia las islas Molucas (de las Especias, la Especiería). Gómez de Espinosa embarcó en la nao Trinidad. Un año después luchaba Gómez de Espinosa contra los isleños de la isla filipina de Mactán, donde murió Magallanes, siendo de los pocos españoles que lograron reembarcar.
En mayo de 1521 Gómez de Espinosa asumió la capitanía de la nao Victoria y en julio, por decisión unánime, tomó el mando de la reducida flota: sólo quedaban dos naos, Trinidad y Victoria. La primera nao no estaba en condiciones de navegar junto a la segunda, por lo que una vez llegadas las dos naos a las Molucas en noviembre, Gómez de Espinosa, actuando en calidad de capitán general, estableció una relación amistosa con el rey de Tidore y con el resto de jefes insulares de las Molucas, que facilitó los intercambios de ayuda y comercio. Ordenó los trabajos de carena para la Trinidad al tiempo que mandaba la construcción de una factoría real en la isla de Tidore, y decidió que la nao Victoria con Elcano regresara a España por la vía africana mientras que, cuando estuviera reparada la Trinidad él intentaría el regreso por el Mar del Sur (el tornaviaje).
El 6 de abril de 1522 comenzó la aventura de Gómez de Espinosa y la Trinidad, embarcados una cincuentena de hombres, que ya anunciamos que fracasó en su intento de dar con la ruta del tornaviaje a los seis meses, pero no sin antes descubrir una serie de islas que citaremos.
Con rumbo NNE, la expedición superó la isla de Gilolo (actual Halmahera) y alcanzó la que llamaron Doyz (Doi). Hacia el este avistaron las islas de Morotai y Rau, ambas al NE de Halmahera. Atravesado el estrecho de Morotai (entre esta isla y Halmahera) remontaron la punta septentrional de Halmahera, que llamaron cabo Ramos, gobernando al sur en demanda de Quimor, también posesión del rey de Tidore. Aquí permanecieron aproximadamente una semana para abastecerse y decidir la mejor ruta hacia América.
Partieron con rumbo ENE con viento favorable, dejando atrás las islas Molucas, y el 3 de mayo avistaron dos pequeñas islas que bautizaron de San Antonio (o de San Juan, según las fuentes): pertenecientes al grupo de las Carolinas occidentales, próximas al archipiélago de Palaos (las Carolinas occidentales y las Palaos son las mismas islas); en realidad eran tres islas: Sonsorol-Fana (son dos islillas), Pulo Anna y Merir. Con rumbo NE, prosiguió la navegación de Palaos a las islas Marianas o de Los Ladrones, y a finales de mes dieron con un grupo de islas que bautizaron Santa Eufemia, situadas entre las actuales islas de Ngulu, Yap, Ulithi, Fais y Sorol, en el extremo nororiental de Palaos. Todavía con rumbo NE, el 11 de julio recalan los españoles en una isla llamada Cyco por los naturales (actualmente Asunción o Agrihan), perteneciente al archipiélago de las Marianas formado por dieciséis islas, en dirección norte-sur desde la más septentrional, Farallón de Pájaros, hasta la más meridional que es Guam, descubierta el 6 de marzo de 1521 por la expedición de Magallanes.
Ahora con rumbo N, y siempre encontrando vientos contrarios, la Trinidad alcanzó los 42º de latitud, el punto más septentrional hasta entonces alcanzado en el Mar del Sur, lo que suponía un mérito en sí mismo. Alejados de tierras continentales e insulares y padeciendo temporales encadenados, con frío, falta de alimentos, enfermedades crecientes (que asolaron la tripulación dejándola reducida a diecisiete hombres) y en trance de perder todo rumbo, Gómez de Espinosa decidió regresar a Gilolo-Halmahera.
Aproando al S pronto avistaron una de las islas Marianas, Quamgragam; después hallaron otras tres islas y pudieron fondear en la mayor de ellas, Pamo o Mao, la actual Maug. Transcurridas seis semanas de navegación arribaron los supervivientes a Halmahera el 12 de octubre de 1522.
Los resultados de la travesía y de la actuación de Gonzalo Gómez de Espinosa fueron positivos, aunque no se consiguiera el objetivo de dar con la ruta del tornaviaje.
En el orden náutico destacan ese primer intento de cruzar el Mar del Sur de poniente a levante (el tornaviaje), buscando latitudes adecuadas que serían confirmadas al cabo de cuatro décadas con la navegación de Andrés de Urdaneta, y que aun diezmados por la adversidad y la muerte hubieran alcanzado los 42º de latitud N y regresado al punto de partida, demostrando una gran pericia marinera. En el orden político, Gómez de Espinosa y su gente supieron tratar con los jefes de Tidore, Halmahera, Makian, Batjan, Ternate y Moti, en las islas Molucas, afianzando una relación amistosa, y la factoría real construida, que benefició a la Corona española pese al empeño portugués por eliminar la una y la otra.