El pueblo fue la cuarta gran institución española de la frontera en el Nuevo Mundo. Anteriormente, el presidio, la misión y el rancho fueron los embriones de poblaciones que con el tiempo devinieron en pueblos, pero en este artículo la referencia al pueblo se especifica en el asentamiento concebido y diseñado como un pueblo desde su origen.
Debido a la inseguridad permanente sobre todo en Nuevo México, la autoridad civil era partidaria de que los colonos vivieran en el interior de un pueblo, a las órdenes de los alcaldes y corregidores; pero un buen número de colonos prefería habitar en la independencia de sus ranchos.
Las Ordenanzas de 1573, promulgadas por Felipe II, rigieron en todas las poblaciones de las Indias. Se configuraban estos pueblos alrededor de una plaza cuadrada o rectangular donde se erigían la iglesia y el palacio municipal, organizado en manzanas regulares el resto del pueblo. De acuerdo con su categoría era ciudad, villa, pueblo, población o poblado (la agrupación de varios ranchos), plaza o puesto (la más simple concentración humana). La parte principal de las casas se construía orientada al interior del pueblo, mientras que las paredes posteriores eran altas y sin ventanas, formando una especie de empalizada continua para dificultar los asaltos.
Es detectable en la actualidad el trazo hispano en muchas poblaciones desde Florida a California, allí donde aparece una plaza de arquitectura cuadrada o rectangular rodeada de calles tiradas a regla y cordel; algunas de ellas grandes urbes como San Antonio en Texas, Los Ángeles en California, Tucson en Arizona, San Agustín en Florida o Albuquerque en Nuevo México. En ellas es posible contemplar la antigua iglesia, la casa consistorial y el quiosco de música.
Artículos complementarios
Instituciones españolas de la frontera: el presidio
Instituciones españolas de la frontera: la misión