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Desembarcos españoles en Gran Bretaña e Irlanda

El Imperio en Europa: La conquista de la invulnerabilidad

En los siglos XIV y XV, los almirantes castellanos Fernán (o Fernando) Sánchez de Tovar y Pero Niño con sus respectivas tropas desembarcaron en Inglaterra, tomaron ciudades importantes como Dover, Portsmouth o Dartmouth y remontaron el río Támesis hasta las puertas de Londres. Posteriormente, en los siglos XVI y XVII, reinando Felipe II y a continuación Felipe III, también se produjeron desembarcos en territorio de las islas británicas, anulando su aureolada inviolabilidad.

Episodio de Smerwick

A instancias de los católicos irlandeses, representados por James Fitzmauri, el papa Gregorio XIII pidió al rey Felipe II que ayudara en lo posible a la expedición irlandesa contra los anglicanos ingleses que hostilizaban continuamente a la católica Irlanda, y así lo hizo el rey, aunque manteniendo sus reservas como prudente que era.

    En otoño de 1579 zarparon ocho naos y cuatro pataches con mil quinientos hombres embarcados, de los cuales cuatrocientos eran voluntarios españoles, transportando armas para cuatro mil irlandeses unidos a la causa; capitaneaba la flota Juan Martínez de Recalde. Arribaron al puerto de Smerwick, en el condado de Kerry, en la costa oeste de Irlanda. Pero la población no mostró entusiasmo por la campaña, de manera que Juan Martínez de Recalde desistió del intento levando anclas con la mayoría de los que allí llegaron; sólo permanecieron en suelo irlandés setecientos voluntarios, de los cuales ochenta españoles. Decididos a todo, se fortificaron en el castillo situado en las inmediaciones del puerto de Lymbrik, donde no tardaron en sufrir el asedio y los ataques de fuerzas muy superiores en número y armamento. Tras meses de resistencia y la oposición de la tropa, el jefe de los sitiados, Sebastián de San Giuseppe, rindió la plaza en noviembre de 1580.

    La lección positiva fue que aquellas costas otrora consideradas invulnerables podían conquistarse.

Episodio de Cornualles

Al estallar la guerra civil en Francia en disputa por la corona a finales del siglo XVI, Felipe II que apoyaba al aspirante católico pudo disponer para un plan continuador del malogrado de la Grande y Felicísima Armada del puerto de Blavet, cerca de la ciudad de Brest. En él se apostaban dos escuadras ligeras con la misión de atacar el tráfico marítimo inglés y holandés; una escuadra la componían filibotes y zabras al mando de Pedro Zubiaur, la otra era de galeras al mando de Diego Brochero.

    A los éxitos de las galeras en condiciones adversas de mar, las propias del Canal de la Mancha, se sumaba su capacidad anfibia para incursiones relámpago, su escaso calado, facilidad de maniobra e independencia del viento. En julio de 1595 las cuatro galeras al mando de Carlos Amézola (también llamado Carlos de Amézquita) zarparon del Blavet con rumbo a Cornualles. Sin encontrar enemigo, desembarcaron cuatrocientos arcabuceros y unas decenas de piqueros en Mouse Hole, que acto seguido se dirigieron a Penzans y Newlin, tomando posiciones de dominio y la carga de los mercantes. Culminada la demostración de fuerza, los españoles reembarcaron para volver a la base de partida, hundiendo por el camino dos mercantes holandeses (episodio ampliado en el artículo Afán baldío y conveniente respuesta).

    A esta incursión siguió otra cercana en el tiempo, dirigida por Martín de Oleaga con tan solo dos pataches, con el mismo resultado de la precedente. La indefensión de la costa inglesa quedó de manifiesto preocupando en grado sumo a la Corona.

    El 16 de abril de 1596 los españoles ocuparon el importante puerto de Calais tras derrotar a la alianza de hugonotes franceses y británicos en tierra, con Juan del Águila al frente, y mar, con los capitanes Zubiaur, Brochero, Bertendona y Villaviciosa.

Las expediciones de 1596 y 1597

En octubre de 1596 una gran flota al mando de Martín de Padilla, con una tropa de desembarco de doce mil hombres (nueve mil españoles y tres mil portugueses), puso rumbo a Irlanda en apoyo de los católicos. Pero mal elegida la época, un temporal desbarató el plan que fue retomado al año siguiente, reforzada la flota hasta las ciento sesenta embarcaciones de toda clase embarcando doce mil quinientos hombres la mayoría experimentados en combate.

    El 19 de octubre zarpó la flota, a la que tres días después se unieron las galeras surtas en el puerto de Blavet. Pero de nuevo la adversa meteorología se opuso al plan de acción, teniendo éste que modificarse a la baja; así que únicamente siete barcos alcanzaron la costa inglesa, desembarcando cuatrocientos hombres que durante dos días enseñorearon ese territorio. Luego volvieron a embarcar y regresaron a España sin contratiempos.

    La facilidad con la que paseaban sus naves los españoles y desembarcaban sus tropas tenía encogidos a los británicos, pese a la ventura que les acompañaba siempre con la participación de las inclemencias.

Episodios en Irlanda entre 1601 y 1602

El flanco irlandés atraía poderosamente la estrategia española de ataque a su enemigo inglés. El elegido para efectuar un desembarco exitoso fue Juan del Águila, héroe de Blavet y de Bretaña, que el 3 de septiembre de 1601 zarpaba de Lisboa a bordo de una escuadra formada por veintitrés buques al mando de Diego Brochero; embarcaban cuatro mil quinientos soldados.

    Para subrayar el inconveniente de los elementos en contra, los españoles sufrieron un temporal que dividió la flota, aunque el grueso pudo arribar al puerto de Kinsale el 2 de octubre, tomándolo fácilmente. Y de inmediato tuvieron que soportar la réplica británica de seis mil infantes y quinientos jinetes; tampoco esta vez la población irlandesa secundó masivamente el gesto español en su defensa.

    A todo eso, la flota dividida que regresó a España para recomponerse volvió a la mar y a cubrir su destino el 6 de diciembre, al mando de Pedro Zubiau, transportando mil soldados. No hace falta decir que otro temporal se interpuso en los deseos españoles logrando disminuir el número de soldados en el desembarco a seiscientos. Atracaron en el puerto de Castlehaven, próximo a la asediada por tierra y bloqueada por mar Kinsdale, donde quedó una guarnición al mando de Alonso Ocampo. Ahora sí que un contingente de voluntarios irlandeses se unió a los españoles para avanzando hacia la plaza cautiva ir conquistando los puertos de Baltimore, Bantry y Berehaven.

    La escuadra inglesa quiso impedir el ensanchamiento de la cabeza de playa atacando con sus muchos buques la inferioridad en número y armamento de la flota española de Zubiau, quien opuso tal resistencia, valerosa e inteligente, que rechazó al enemigo en cinco horas de intenso combate.

    Mientras tanto, Juan del Águila efectuó una salida de Kinsdale el 12 de diciembre, logrando un éxito completo e infligir una sonada derrota a los sitiadores que perdieron setecientos hombres y veinte cañones. Reforzados continuamente, los ingleses juntaron doce mil soldados para constreñir el cerco, pero los irlandeses echaron una mano a los españoles con seis mil hombres, fuerza insuficiente para equilibrar el tablero; a las primeras descargas dos tercios de los irlandeses abandonaron precipitadamente el campo. La resistencia en Kinsdale fue épica pero inútil. El 12 de enero de 1602 se firmaba la capitulación con todos los honores.

    El desembarco había sido posible, y también la cabeza de playa, pero fallaron los refuerzos que pudieran sostener a los desembarcados y los irlandeses que se empeñaran en hacer valer la alianza entre católicos otrora solicitada de urgencia por el papa.

A los cinco episodios de desembarco referidos incluimos como broche del artículo las acciones navales en el Canal de la Mancha de Federico de Spínola, hermano del general Ambrosio de Spínola. Con su flota de galeras, Federico de Spínola afectó en pro de España la navegación mercantil de británicos y holandeses.

    La navegación corsaria y pirata de británicos y holandeses contra los galeones españoles en su ruta de ida y vuelta al Nuevo Mundo, sufrió un prolongado revés de dieciséis años, entre 1588 y 1604, por la eficaz actividad de control e interceptación de la Armada española.  

Artículos complementarios

    Las campañas de Pero Niño

    Las campañas del almirante Sánchez de Tovar

    Afán baldío pirata y conveniente respuesta española

    Los Tercios en Mar y Tierra

    Alejandro Farnesio

    Felipe II

    Control marítimo en el siglo XVII

    Antonio de Oquendo

    Los Tercios entre Flandes y París


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