El Imperio en Norteamérica: El genio de la frontera
La ruta de Juan Bautista de Anza
Juan Bautista de Anza, novohispano nacido en la localidad de Fronteras, en la provincia de Sonora, el año 1734, capitán de Caballería, comandante del presidio de Tubac, fue el mayor genio práctico de la frontera norte de la Nueva España.
Habiendo entablado relación con el franciscano Francisco Garcés, explorador del Noroeste del virreinato de Nueva España, el actual Suroeste de los Estados Unidos, quien en sus trayectos por los desiertos de los ríos Gila y Colorado, prosiguiendo la tarea emprendida por el difunto padre Eusebio Kino, el llamado primer arizonio, había entablado amistad con los nativos yumas. Anza aprovechó la ocasión para proponer al virrey de Nueva España, Antonio María de Bucareli y Ursúa, la apertura de una ruta terrestre desde Sonora a la Alta California, evitando el incómodo abastecimiento de las misiones californianas por el océano Pacífico. La propuesta fue aceptada, y así Anza, el padre Garcés, el nativo Tarabal en funciones de guía en la ruta y relación con los nativos y un total de 34 hombres, emprendieron la misión.
El 9 de enero de 1774, desde el presidio de Tubac, en la actual Arizona, partió la expedición mandada por el capitán de Dragones Juan Bautista de Anza, con el propósito de abrir una vía de comunicación terrestre entre la provincia de Sonora (actual Arizona) y las fundaciones de San Diego y Monterrey en la costa del océano Pacífico, fundamental para el poblamiento y la colonización de la Alta California.
Anza conocía bien el territorio septentrional del virreinato de México, inhóspito, seco y hostil, en el que las emboscadas de los nativos pimas y apaches eran frecuentes.
En dirección Noroeste, llegaron al nacimiento de los ríos Gila y Colorado (la actual ciudad de Yuma), donde fueron recibidos por el jefe yuma Salvador Palma, siempre aliado de los españoles. Desde allí tomaron camino hacia el Sur, bordeando las severas dunas del Colorado y a continuación hacia el Noroeste otra vez para atravesar la Sierra Nevada y en marzo aparecieron en la misión de San Gabriel, ubicada en la Alta California, con agradable sorpresa para los allí residentes.
La ruta terrestre quedaba abierta, por lo que el virrey Bucareli ordenó a Anza trasladar a la primera partida de colonos y ganados. En el otoño de 1775, también saliendo de Tubac, 240 colonos y 1.000 animales se pusieron en marcha por ese flamante camino. Llegaron a San Gabriel en enero de 1776, y de aquí se dirigieron a San Diego donde permanecieron durante tres semanas antes de partir en dirección Noroeste por el litoral hacia Monterrey, donde llegaron el 23 de marzo de 1776. La vía a California estaba definitivamente abierta.
El plan oficial destinaba a los colonos a San Francisco para fundar una misión y un presidio. Pero el Gobernador de la provincia, Rivera, demoró el plan al pedir a Anza que le ayudara a sofocar la grave revuelta que azotaba la misión de San Diego. Los colonos fueron ubicados por el ya teniente coronel Anza provisionalmente en Monterrey a la espera de su regreso; la tropa que permaneció en California estaba formada por el alférez José Joaquín Moraga, el sargento Juan Pablo Grijalva y 28 soldados; las mujeres de los soldados sumaban 29 y el resto lo componían niños, arrieros, vaqueros y cuatro familias de colonos. Cuando se produjo el regreso, Anza condujo a los colonos que le habían esperado hasta un emplazamiento, por él elegido, en la zona de San Francisco: el presidio, edificado en primer lugar, y el presidio, fueron el germen de la ciudad de San Francisco.
Juan Bautista de Anza fue nombrado Gobernador de Nuevo México e inmediatamente se ocupó de establecer una ruta comercial y logística entre ambas provincias: Nuevo México y la Alta California; poniéndose al frente de otra expedición que partió de Santa Fe en noviembre de 1780, pasando por Las Golondrinas, Santo Domingo, Valencia, Belem, Nutrias, Alamillo y otras pequeñas localidades hasta un lugar denominado Fray Cristóbal. En este punto el camino se bifurcó: una ruta iba a Sonora y el Cordón de Chihuahua en trayecto hacia El Paso; la otra ruta seguía la falda de la sierra de Mimbres hasta la distante localidad de Arizpe, cabecera comercial de Nuevo México. Anza tomó esta segunda vía que de origen a final cruzaba las sierras de Chiricagui, Hacha y Enmedio, aquí uniéndose con el Camino Real que enlazaba San Luis, sima de la Cuesta de Guadalupe, San Bernardo, Álamo, Naidevacachi y el presidio de Terrenate (próximo a la actual ciudad de Tombstone, en Arizona).
Juan Bautista de Anza
La Pax Anza
Juan Bautista Anza era un hombre práctico y resolutivo, además de experimentado en los territorios de la frontera.
Los españoles de Nuevo México padecían frecuentes ataques de los indígenas, lo cual les ocasionaba inseguridad en el ánimo y daños materiales de diversa consideración; acciones protagonizadas en la mayoría de los casos por guerreros de las tribus navajos, apaches y comanches, y se dirigían tanto a los colonos como a los nativos pueblo que eran aliados de los españoles.
Anza estudió un problema antiguo que ninguna reforma del sistema defensivo para los presidios y las misiones había logrado resolver en siglo y medio. Para vencer esta dificultad recurrente aplicó la estrategia de la división, lanzando a las tribus enemigas a luchar entre ellas y luego obtener una resonante victoria contra la dominante. El primer paso supuso alentar a sus tropas a combatir contra ese enemigo conocedor perfecto del terreno y enseñarles tácticas de combate indígenas para mejor equipararse a quienes sabían actuar sigilosos y raudos. Cuando los soldados estuvieron preparados se lanzó sobre el principal objetivo: el jefe comanche Cuerno Verde, el más prestigioso de la frontera e invicto. El ejército de Anza avanzó de noche, sin aventar polvo visible, en silencio, con los cascos de los caballos forrados y sin alumbrarse con hogueras.
Partieron de Santa Fe y remontaron hacia el Norte para internarse en la región meridional del río Colorado. En una escaramuza sorprendieron y capturaron a una partida de comanches que confesaron la guarida de Cuerno Verde y sus guerreros. De inmediato allí marcharon y se libró, con el efecto sorpresa, una batalla rápida y de completa victoria. Cuerno Verde murió combatiendo y los supervivientes comanches se rindieron.
La derrota de tan eximio jefe indígena conmocionó toda la frontera. Los comanches, ya huérfanos de su carismático jefe, acordaron la paz con los españoles; luego obraron de igual manera los navajos.
Una vez formada la alianza con navajos y comanches, Anza activó la segunda fase de su plan: españoles e indígenas atacaron a los apaches, la tribu más dañina a los intereses hispanos. Viéndose rodeados de enemigos, los apaches se sumaron al acuerdo de paz.
Todas las tribus indias firmaron la paz con los españoles: la Pax Anza, que se mantuvo hasta el final de la época española, y que demostró el talento político y militar del genio de la frontera que fue Juan Bautista de Anza.